Una norma poco cumplida

«Actualmente para modificar o tirar abajo las casas viejas hay varias excusas como problemas de humedad, que las edificaciones están asentadas en barro o la falta de encadenados, pero son sólo excusas», asegura desde su saber profesional, y reclama que «el Municipio debería exigirle a aquellos que tienen dinero suficiente, que al menos mantengan la fachada, que es lo que forma y hace al contexto del casco y de la ciudad».

Reconoce Córdoba que «en el fondo es un problema de concientización; la gente es la que tiene que empezar a cuidar el patrimonio. El municipio debería ejercer el poder de policía, ya que a través de una ordenanza tiene la facultad de parar una obra, modificar o demoler lo que se hizo mal y además cobrar una multa».

La norma municipal establece que toda modificación en una casa antigua del casco histórico debe ser evaluada por el municipio, y sobre las construcciones nuevas ordena que deben respetar las proporciones antiguas y construirse sobre la línea municipal, entre otros puntos. «Hay quienes lo han entendido, pero hay otros a quienes no les importa nada. Esto es por falta de conciencia, de memoria, de no reconocer el lugar y no reconocerse en él», expone el arquitecto.


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