Una novela necesaria

Por Héctor M. Guyot (*)

La literatura desafía las leyes de la física: en sus dominios, un vacío es capaz de llenar otro vacío. Tomás Eloy Martínez ha contado que «Purgatorio» (2008), su última novela, nació de la necesidad de recuperar los años que le arrebató el exilio y dar forma a una melancolía que llevaba dentro. ¿Qué habría sido de su vida si en 1975 las amenazas de la Triple A no lo hubieran empujado a exiliarse junto a su familia en Venezuela? Al tener que abandonar el país -sentía- había perdido algo para siempre. Y de algún modo quería recuperarlo.

De esa íntima pulsión nace el personaje de Emilia Dupuy, una mujer de 60 años que no cesa de buscar a su marido, Simón Cardoso, un cartógrafo al que la dictadura militar confundió con un terrorista e hizo desaparecer en 1976. Emilia recupera su mundo cuando treinta años después encuentra a Simón en Nueva Jersey -donde ella vive- tal como era cuando lo perdió, fijado en su juventud. Una vez más, realidad e ilusión se dan la mano en la obra de Eloy Martínez.

Pero hay algo más importante: el personaje de Emilia, magistralmente trazado, le permite al escritor partir de su experiencia personal para conjurar un dolor colectivo más amplio. Emilia, cuya vida jamás podrá volver a ser la que era antes de la desaparición de su esposo, es la memoria del cuerpo que clama en silencio por el miembro brutalmente amputado.

Se han escrito libros y se han rodado filmes que vuelven sobre la última dictadura militar argentina. Pero ninguno, que yo recuerde, se ha centrado en sus consecuencias de la forma en que lo hace «Purgatorio».

Emilia está desprovista de visión política y su rebelión, más que contra un régimen, es individual. Hay fantasmas que no la dejan en paz y por eso lucha. En la tragedia que ha vivido este país encarna a Antígona, que no puede enterrar a su hermano muerto. El autor ha dicho que quería darle un final feliz a la historia: esta novela necesaria es también el honesto y logrado intento de reparar lo irreparable.

Tomás Eloy Martínez decía que «Purgatorio» (una ficción «pura» en la línea de «La mano del amo», «El vuelo de la reina» y «El cantor de tango») era su libro más literario y personal. En contraste, sentía menos cercanos a sus libros «peronistas», como «Santa Evita» y «La novela de Perón».

Sin embargo, tanto unos como otros conjugan de manera admirable su preocupación por la condición humana y su obsesión por desentrañar las claves de identidad de la Argentina, ese enigma hecho de mitos, sueños y desencuentros.

 

(*) Subeditor de la revista «adnCultura» y director de Estudios de la Maestría en Periodismo de La Nación/UTDT

 


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