Una nueva etapa en la conquista del espacio

EMILIO J. CÁRDENAS (*)

Urgidos por las preocupaciones cotidianas, muchos quizás no hayan advertido que la extraordinaria aventura del hombre por conquistar el espacio acaba de comenzar una nueva etapa diferente. En efecto, un cohete ruso Soyuz TMA-22 –una suerte de Ford Falcon espacial– partió hace pocos días desde Kazajstán, atravesando a la salida una espesa nevada, con tres cosmonautas a bordo. Un norteamericano, Daniel C. Burbnak, y dos rusos, Anton Shkaplerov y Anatoly Ivanishin, volaron en su interior tras partir desde el cosmódromo Baikonur, en ese país. Su destino era la Estación Espacial Internacional que desde hace más de una década flota sobre nuestras cabezas y que siempre ha estado tripulada; frecuentemente, con un grupo de perfil multinacional. La reciente utilización del cohete ruso Soyuz coincide con el cierre del capítulo de la destacada labor de la NASA norteamericana en su programa de “shuttles” o transbordadores, que fue discontinuado el pasado mes de julio. En adelante los norteamericanos recurrirán a vehículos espaciales extranjeros o a aquellos que puedan ser provistos por el sector privado comercial. Gracias a Dios el lanzamiento aludido se produjo sin problemas. Había alguna intranquilidad desde que en agosto pasado un cohete similar, por un accidente mecánico, no pudo llevar la carga que transportaba a la referida estación espacial. Este episodio había, además, sido precedido por otro accidente, también en agosto pasado, cuando se intentó, sin éxito, poner un nuevo satélite ruso de comunicaciones en órbita. A ello se agregaron los problemas del cohete ruso Phobos-Grunt, que se envió a explorar las lunas del planeta Marte y que, en cambio, orbita en torno a la Tierra como consecuencia de la falla de sus motores. La agencia espacial rusa, Roscosmos, corrigió a tiempo los problemas del Soyuz y los tres cosmonautas esta vez volaron sin dificultades. Cabe apuntar que otro cohete del mismo tipo, pero llevando carga, había sido lanzado pocas semanas antes, también sin problemas de ningún tipo. Mientras tanto, en Estados Unidos, una empresa comercial privada se prepara para lanzar próximamente su propio cohete en dirección a la Estación Espacial Internacional. Se trata de la Space Exploration Technologies Corporation, de Hawthorne, en el estado de California, que ensaya y utiliza para esto un cohete llamado Space X Falcon 9, que lleva una cápsula denominada Dragón. Este camino está también algo demorado y el cohete privado no volará a la Estación hasta comienzos del año próximo. Si el proyecto –como se espera– tiene éxito, comenzaría a hacer “vuelos regulares” de transporte de Estados Unidos a la Estación Espacial Internacional, a la manera de un servicio más provisto por la actividad privada. Notable, ¿no es cierto? (*) Ex embajador de la República Argentina ante las Naciones Unidas


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