Una trama oscura

Redacción

Por Redacción

Análisis:

BUENOS AIRES (ABA)- Nadie puede ser obligado a declarar en su contra. Por supues-to. Ayer, el joven Martín Fraga, el mismo que se comunicó por teléfono con esta agencia para sembrar sospechas sobre las autoridades de la Cámara que lo habían dejado sin trabajo, el ex senador Ricardo Branda (actual director del Banco Central) y la primera línea de dirigentes del PJ rionegrino, desmintió parte del contenido de sus charlas con el diario y ratificó su desconocimiento absoluto de cualquier hecho del sonado caso de los sobornos para lograr la sanción de la ley laboral, en el 2000.

Asesorado por su abogado, Pedro Bohmer, el ex asesor de Remo Costanzo, hilvanando muy rápido, dijo ante el juez Canicoba Corral que su interlocutor de «Río Negro» se había «confundido» ya que él había prometido «hablar» más adelante de su situación personal y no de las coimas. Desde el primer llamado, lo único que hizo fue hablar de su «patética» situación personal, dejando abierta las expectativas para otro tipo de declaraciones sobre el fondo de la trama. Hasta llegó a mencionar, con doble sentido, que colaboradores de su ex jefe, están hoy desempeñándose en la órbita del bloque de senadores peronistas y a las órdenes de Daniel Scioli, vicepresidente de la Nación. No omitió nombres: Alicia Carbone y Alberto Cerusicco.

«Gran parte del equipo legislativo de Remo sigue estando en el Congreso. ¿Son personas distintas porque se hayan cambiado la ropa? Esto es un gran circo – llegó a afirmar -, este Senado es el mismo de antes…la caracterización de viejo y nue-vo no es real…».

En la víspera, en fuentes del juzgado confiaron que es inminente que la Cámara Federal acepte el procesamiento dictado por el juez para cuatro implicados y revelaron que se está llevando a cabo una exhaustiva investigación del patrimonio de los ex senadores Augusto Alasino y Costanzo, quienes serían los próximos convocados por Canicoba Corral, en marzo.

Costanzo no habla públicamente con la prensa, pero ha dejado trascender que es víctima de «un linchamiento mediático» y que Fraga nunca fue su «brazo derecho».

También corrigió y dijo que Esteban Righi seguía siendo su abogado defensor, al menos antes de que fuera propuesto por el presidente Kirchner para la Procuración General de la Nación, en reemplazo de Nicolás Becerra.

En sus diálogos con «Río Negro», Fraga hizo pivote siempre en su «irregular» despido. Aseguró que uno de los senadores que lo propuso para seguir en funciones en el 2001, Jorge Yoma (el único sentado e su banca, ya que los otros dos José Luis Gioja y Carlos Verna, cesaron en sus mandatos) no había enviado ningún memorándum, pidiendo su baja, como establece el reglamento de la Cámara.

Calificó de «nula de nulidad absoluta» la medida administrativa en su contra. En los sucesivos diálogos que tuvo con este diario, inquirió enigmático si algunos políticos rionegrinos habían llamado para interesarse por él.

Sin necesidad de que el cronista lo interrogara, insistió en que es conocido de Carlos Soria, Juan Carlos del Bello y Osvaldo Nemirovsci, entre otros.

Tras señalar que estuvo 12 años al servicio de la provincia, planteó enigmático refiriéndose a él en tercera persona: ¿Por qué no hay un ataque a Fraga? No hablan bien ni tampoco mal. Saben que lo que digo es verdad y que estuve muy relacionado con todos ellos».

Manifestó, además, que estaba «dispuesto a colaborar en todo» con el juez Canicoba Corral y que no tendría la actitud del ex senador por Salta Emilio Cantarero, quien sólo declaró por escrito.

Ayer, los fiscales Freiler y Delgado comentaron que sigue vigente el sobreseimiento parcial de Fraga, y que éste goza de falta de mérito en la causa principal por los sobornos.

Lo que sí quedó claro es el comportamiento sinuoso de Fraga. Tuvo expresiones de reproche para los dirigentes que «se esconden mientras se comete conmigo una gran injusticia» y prometió no cesar hasta reparar su estatus laboral.

Había quedado en verse cara a cara el lunes pasado con este diario, pero no llamó ni respondió a ninguno de los dos números de celulares que él mismo se había encargado de facilitar al cronista. Y ayer – después, eso sí, de distinguirse del «negociador» Mario Pontaquarto, quien «cada día viste mejor y tiene a su familia en Europa» -, optó por desmentir a «Río Negro» y escudarse en el silencio ante el periodismo, «uno de los errores» – había reconocido – que cometió en diciembre, en la segunda indagatoria a la que fue sometido, mientras estaba empleado en prensa del bloque del PJ de Senadores.

 

Arnaldo Paganetti

Nota asociada: COIMAS EN EL VIEJO SENADO: El secretario de Costanzo volvió al silencio  

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