Una vida, de Río Colorado a los mares del mundo

Los vecinos de Río Colorado pueden jactarse de tener un digno representante en los mares del mundo.

Se trata de Ernesto Molina, el suboficial más antiguo de la corbeta ARA «Rosales», que forma a los oficiales de la Marina Argentina.

Desde hace tres años, este rionegrino de 40 años integra la tripulación de la embarcación donde se desempeña como maquinista. Actualmente está participando de un recorrido de instrucción por América para completar la formación de los cadetes.

La historia de Molina en la Armada comenzó cuando tenía 15 años y desde ese momento conoció diferentes destinos, a bordo de varias embarcaciones. Así transcurrieron 25 años en los que vivió experiencias inolvidables como las ocurrida en el destructor ARA Hércules y la Base Naval en Ushuaia.

El suboficial recuerda los diferentes destinos por los que tuvo que transitar, pero de todos ellos «el que más me impactó fue el primero, a bordo del Destructor ARA Py que ya no presta servicios a la Armada».

«Cuando me fuí del Py integré la tripulación del «Piedra Buena», una unidad similar que me preparó para ser incorporado en el Portavione ARA 25 de Mayo, donde estuve destinado por cinco años!», comentó.

Cuando no está trabajando, Molina disfruta de la vida junto a sus cuatro hijos y su esposa en Punta Alta, en Buenos Aires. Antes de embarcarse hacia sus recientes destinos, señaló que «si bien anteriormente me alejé por un tiempo del hogar nunca viví una experiencia como ésta, ya que estaré lejos de mi familia durante tres meses y medio. Al principio cuesta, se extraña mucho a la familia, aunque creo que ellos lo sienten más que uno, porque para los chicos, y sobre todo cuando son pequeños, la presencia del papá en la casa brinda tranquilidad».

Desde el 21 de agosto, se embarcó en un nuevo viaje. En el buque – escuela «Rosales» visitarán diversos puertos de Centroamérica y América del Sur. La embarcación reemplaza, junto al «Parker», a la tradicional «Fragata Libertad» la cual sufrió la ruptura de uno de sus motores y está siendo reparada.

Durante tres meses y medio, se completó la carrera naval de los futuros Oficiales de la Marina Argentina. El objetivo de la travesía fue que los estudiantes incrementen sus conocimientos marineros, habilidades, actitudes y aptitudes relacionadas con la navegación y el empleo adecuado de los medios navales, además de representar al país y a la Armada Argentina en el exterior (ver recuadro).

Lo más importante de este viaje fue atravesar el canal de Panamá, que les lleva alrededor de diez horas de navegación.

Las corbetas permanecen alrededor de cinco días en cada puerto. Desde Buenos Aires se dirigieron hasta Puerto Madryn y luego a Ushuaia. Posteriormente, por el Pacífico desembarcaron en Valparaíso, Chile y en El Callao, en Perú. Días después partieron hacia el Canal de Panamá y anclaron en Cartagena, Colombia, Puerto Rico y Brasil. La semana pasada las corbetas salieron de Montevideo, y ayer anclaron definitivamente en Buenos Aires. (AR / Gaceta Marina)

La misión de las travesías

Las corbetas «Rosales» y «Parker» partieron el 21 de agosto de la Capital Federal con fines educativos. El principal objetivo de la tradicional travesía es perfeccionar a los futuros oficiales de Marina, que durante tres meses y medio completan la formación adquirida en la Escuela Naval Militar.

Para desarrollar la instrucción, los cadetes se dividieron en dos brigadas que cuentan con un jefe a cargo. A su vez, ambos grupos dependen del comandante del grupo naval de instrucción.

Una vez terminado el viaje, los jóvenes recibirán el grado de guardiamarina, con el título universitario de Licenciados en Administración de los Recursos Navales para la Defensa. Esto les permitirá incorporarse a diferentes unidades como Oficiales de respectivas Planas Mayores, quedando habilitados además para cursar estudios de postgrado, dentro y fuera de la institución. (AR)