Uno y otros

Cuando esta edición llegue a manos de los lectores, Horacio Quiroga estará hilvanando ante el Concejo Deliberante su discurso de apertura del primer período ordinario de sesiones de su segunda gestión al frente de la municipalidad. Coherente con el perfil pragmático que cultiva, «Pechi» no perderá tiempo en teorías abstractas ni definiciones ideológicas. No le preocupan. Será bien concreto: pasará revista a la obra realizada y abrumará al auditorio con el rosario de emprendimientos que se propone concretar de aquí en más.

El intendente acaba de ganar una pequeña batalla en su trabajosa sociedad con el gobierno provincial: retuvo la presidencia del Concejo que su difícil aliado reclamaba para sí. Quiroga logró que la oposición no emepenista cerrara filas detrás del radical Burgos.

Acaso haya sido sólo un amague para vender caros sus servicios. Lo cierto es que antes de concluir en una postura conciliadora, el sobischismo mostró los dientes.

Con vaivenes y todo, la relación de Quiroga con Sobisch es de complementación. Así fue durante buena parte del período anterior, cuando la disolución de la Alianza dejó al intendente en soledad, y con mayor razón lo es ahora, que Quiroga cuenta con sólo tres concejales.

El intendente se alinea automáticamente con el Ejecutivo provincial y aunque Sobisch tomó nota de la jugada con la que el radical le arrebató las elecciones del 2003 y le cobra caros todos sus servicios, por ahora no parece que la sangre vaya a llegar al río.

Quiroga acaso es consciente del rechazo que provoca en el arco opositor y progresista su política de cohabitación con Sobisch. Pero el hecho no parece preocuparle. En primer lugar porque considera que su buena relación con la provincia es vital para concretar con éxito su gestión, principal vehículo de acumulación para su postulación para gobernador en el 2007.

Segundo, según destacan sus íntimos, el intendente considera que ese sector no es indispensable para concretar su asalto al poder, porque obtuvo la reelección «con votos de la UCR, el PJ y el MPN».

A despecho de sus muchos detractores, Quiroga es uno de los hombres mejor colocados de cara a la próxima puja por la gobernación. Su gente considera que otro de los hombres con posibilidades es Jorge Sapag. Aunque piensa que antes de apoyarlo a Sapag, Sobisch preferiría al radical.

Estiman que las posibilidades que tiene el gobernador de imponer un heredero son relativas. Entre otras cosas porque cuando se aparte del timón de la provincia no va a poder controlar más a sus seguidores, entre los que no pocos portan bastón de mariscal.

Uno de los temas en los que el quiroguismo asegura que «hay coincidencias» con Sobisch, es en la necesidad de reformar la Constitución. Pero por ahora Quiroga no está seguro de ir con lista propia a una elección de constituyentes. Tampoco lo seduce la idea de ser candidato. Su mayor preocupación es la reforma de la Carta Orgánica, y allí sí que no descarta encabezar la lista. Inclusive, sus colaboradores evalúan la posibilidad de convocar juntamente con la elección de convencionales provinciales.

Donde la idea de asumir un proyecto propio de reforma avanzó esta semana es en el arco político más opositor al sobischismo. La idea de utilizar la puja por la reforma como hilo conductor de una alternativa política, acaso del famoso «partido transversal», comienza a seducir a sectores del PJ, el Frente Grande y aun de la CTA.

El eje convocante de esta política es la adhesión a la gestión de Kirchner, a la que estos sectores apoyan sin reservas en aspectos tales como la lucha contra la corrupción, los esfuerzos por dejar atrás la pobreza y la negociación de la deuda externa.

Hay coincidencia también en la necesidad de que sea Oscar Parrilli quien encabece una eventual lista de convencionales. Aunque el secretario general de la Presidencia no se ha pronunciado públicamente, se sabe que el tema será debatido en un plenario con su presencia que tendrá lugar dentro de diez días en la Capital Federal.

La idea es el germen neuquino del partido transversal de Kirchner. Por eso pretenden juntar por lo menos al PJ, el FG, el MUV, Participación Neuquina y a la CTA. También a los intendentes Carro, de San Martín; Podestá, de Zapala; Panessi, de Villa La Angostura; Canini, de El Huecú y si es posible Benítez, de Cutral Co.

Se descarta que es imprescindible hacer una lista «de lujo» donde estén los principales referentes de la provincia. Entre los «números puestos» , además del propio Parrilli (si es que éste termina aceptando), está Oscar Massei. En el entorno del ex vocal del Tribunal Superior, se descuenta su adhesión al kirchnerismo y hay un fuerte run run sobre su próximo nombramiento en un cargo nacional.

A pesar de todos los movimientos que toman como eje la reforma -pero que en lo sustancial dan cuenta de la disposición de los sectores más combativos para salir del letargo actual-, nadie tiene demasiado claros los verdaderos motivos que impulsan a Sobisch a la reforma.

Contribuye a estas dudas el hecho de que a los ojos de todo el mundo, la búsqueda de la seguridad jurídica para las petroleras, esas «aliadas estratégicas» de Sobisch, no puede ser el factor determinante de semejante movida. También la circunstancia de que los dirigentes más allegados al gobernador juran y perjuran que la reelección indefinida no está en sus planes. La interpretación más a mano es que lo que realmente le preocupa a Sobisch es mantener a la oposición bailando al compás de la música que a él se le ocurre.

 

Héctor Mauriño

vasco@rionegro.com.ar.


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