Varados en la margen sur
La suspensión del servicio de la balsa trajo muchas complicaciones a los vecinos de Cipolletti. Sólo pueden utilizar un semirrígido que se limita a trasladar personas, pero no vehículos, producción frutícola ni alimentos.
Río Negro
Belén Coronel bcoronel@rionegro.com.ar
CIPOLLETTI (AC).- Los habitantes de la margen sur sienten que quedaron varados y aislados entre alpatacos y jarilla tras las recientes medidas tomadas por el intendente Tortoriello. La suspensión del servicio de la balsa a maroma les cayó por sorpresa y significó un cambio en su vida cotidiana. El municipio dispuso el uso de un semirrígido que tiene una capacidad mínima de transporte y que no da la posibilidad de llevar ningún tipo vehículo, alimentos para animales, ni producción (frutícola y avícola) de un lado al otro del río. Los habitantes de la margen sur del río Negro manifestaron abiertamente su descontento por la determinación que tomó esta semana Tortoriello. “El señor intendente no se dio cuenta que acá vive gente”, expresaron.
Sobran los dedos de una mano para contar las posibilidades que tienen los lugareños para cruzar al casco urbano de Cipolletti, histórico punto de contacto social y económico con la zona. Como alternativa, los pobladores pueden hacer 300 metros lineales por un puente que no está habilitado oficialmente y que, en este momento, presenta un gran movimiento de maquinarias por estar en plena construcción. También pueden recorrer más de 60 kilómetros por un camino desierto, e intransitable (los días de buen clima) para vehículos normales. Las voces del aislamiento Mario Retamal está a punto de ser padre nuevamente. Patricia, su esposa, está cursando el séptimo mes de embarazo y desde el lunes la desvela una sola cosa: que el bote esté funcionando cuando vaya a dar a luz. Su punto de contacto sanitario es el hospital de Cipolletti.

Hace unos días atrás, los dos balseros y el sereno de guardia estaban atentos a cualquier emergencia que surja del otro lado del río. Pero, según cuentan, desde esta semana los horarios se redujeron y el servicio sólo funciona de 8 a 12 y de 13 a 19. La preocupación de la familia Retamal, es justificada. Aunque desde el municipio aseguraron ayer que el bote funcionará en caso de existir una emergencia, lo cierto es que Mario y Patricia descreen de esta situación. “Estamos pensando en pedir una audiencia el viernes, con algún funcionario. Mi mujer no puede cruzar así el puente, menos subir esa escalera”, comenta Mario preocupado, quien además explica que están ubicados a unos dos kilómetros de la inmensa estructura de cemento, la opción más cercana además del semirrígido. Ellos no son los únicos que sienten desazón por lo que les deparará de ahora en adelante. Yanet y Aurelio Salazar viven a varios metros de donde se estacionaba hace tan sólo días la balsa de la Isla Jordán. “Era la única manera en la podíamos trasladar el alimento para nuestras gallinas ponedores. Si los animales no comen se mueren. ¿Cómo vamos a hacer?”, se preguntan. Además, cuentan que ayer tuvieron que hacer 21 kilómetros hasta el paraje Las Perlas, pero no saben hasta cuándo podrán hacerlo ya que su automóvil no está preparado para atravesar ese complejo camino.

Como ellos, son varios los productores que comparten la misma experiencia y es por ello que piensan en reunirse para buscar una pronta solución. Uno de los que más conoce el estado del camino que une el poblado con Las Perlas es Andrés Castillo Jáuregui: habita en la margen sur desde hace 71 años. Mientras conduce su camioneta señala los problemas que muestra la deteriorada ruta de piedra para demostrar en el pésimo estado en que se encuentra. Al mismo tiempo explica que la preocupación por parte de los habitantes de ese sector es inmensa. “En los puestos hay gente que se dedica a la ganadería, a la crianza de distintos animales y además a la producción de cerezas. Esto fue una sorpresa para todos. Nos enteramos de que la balsa dejó de funcionar el lunes, no nos avisaron con anticipación”, repite mientras continúa el largo y tedioso recorrido que muestra el camino. “¿Este es el cambio?”, se pregunta.
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