Vargas Llosa dialogó en el ciberespacio 

Internet se convirtió en el medio ideal para que Mario Vargas Llosa se comunicara con su público en forma casi inmediata. Esta iniciativa del diario "El País" de España permitió al autor de "Conversaciones en la Catedral" reflexionar sobre la comunicación, sus posturas políticas y la dictadura, tema del que se ocupa a través de la experiencia de Leónidas Trujilo en "La fiesta del chivo", novela de la que también ofrecemos un adelanto.

Buenos Aires, (Télam).- El narrador peruano Mario Vargas Llosa mantuvo el viernes una charla virtual en la que durante una hora contestó las preguntas enviadas por internautas desde distintos países del mundo y que, en muchos casos, versaron sobre la política, eje central de su nueva novela, «La fiesta del chivo», sobre la dictadura del dominicano Leónidas Trujillo.

El inicio del foro directo con el autor de «Conversación en La Catedral» estaba anunciado para las 15, pero desde 20 minutos antes los navegantes pudieron ingresar sus preguntas a la página que el periódico español «El País», en su edición digital, tenía preparada para la cita.

Así, y cada 90 segundos, la pantalla reprodujo las preguntas que provinieron desde diferentes ciudades de Estados Unidos, Inglaterra, Suecia, Austria, Argentina, México, España, Puerto Rico, Alemania, Chile, República Checa y Portugal, entre otros.

Cuatro minutos antes de lo previsto, el autor peruano nacionalizado español, residente en Gran Bretaña y que fue candidato a la presidencia de Perú en 1990, comenzó a contestar las preguntas.

«¿Es usted internauta?», se le demandó desde México. «Estoy empezando a serlo en este preciso momento», respondió el escritor quien, también aludió a la posible influencia de Internet sobre la escritura.

«Creo que Internet tendrá un efecto sobre la escritura, aunque no adivino de qué índole -señaló Vargas Llosa-. Me cuesta trabajo imaginar que uno pueda leer y emocionarse en Internet con autores como Joyce o como Proust, que siento inseparables del libro. Pero esto puede ser un prejuicio de una persona que se ha pasado la vida leyendo libros».

Pero el eje preferido por los lectores que participaron del foro, fue, sin dudas, la política. Aquí van algunos ejemplos:

-¿Volverá a intentar ser presidente de su país?

-No.

-¿Tiene un favorito entre Gore y Bush?

-Mi favorito era el senador McCain y lamento mucho que haya sido derrotado.

-¿Por qué se nacionalizó español al perder las elecciones en su país?

-Pedí la doble nacionalidad a España en un momento en que la dictadura peruana amenazaba con privarme de la nacionalidad peruana y dejarme convertido en paria.

-Los militares aparecen recurrentemente en sus novelas, ¿forman parte de sus «demonios internos»?

-No es raro que los militares figuren entre mis demonios. Como peruano, de los 63 años que tengo, cerca de 40 he padecido regímenes militares.

-¿Los pueblos son culpables de tener una dictadura?

-Pienso que sí. Con escasas excepciones hay siempre una responsabilidad en los pueblos que por ingenuidad, confusión y a veces cobardía, aceptan las dictaduras.

-¿Se inspiró de algún modo en las dictaduras de Europa del Este para nuevo libro?

-He escrito sobre todas las dictaduras, a partir de la de Trujillo. Porque, aunque cada dictadura tiene ciertos rasgos propios, todas comparten un denominador común, de arbitrariedad, de violencia, de mentira y de degradación del conjunto de la sociedad.

Hubo más requerimientos políticos que quedaron sin responder (por razones de tiempo y de selección previa de las preguntas) y que apuntaron, en casi todos los casos, a cuestiones «espinosas» referidas a las tomas de posición del multipremiado autor de «La tía Julia y el escribidor» respecto de su pasado vinculado a la izquierda y su enemistad confesa con el presidente de Cuba, Fidel Castro, y su colega García Márquez, entre otros autores.

Pero hubo una pregunta que el autor sí contestó y que, de alguna forma, resume lo dicho: «Vargas Llosa, lo admiro profundamente como escritor, adoro sus libros -le escribió una internauta madrileña-. Pero no soporto su visión del mundo, sus opiniones políticas. Le pediría que me dedicara una sola frase para conseguir borrar esa mala imagen y poder quedarme con la maravillosa imagen de escritor. Por favor. Me encantaría. Gracias».

Y el escritor le sugirió: «Sólo se me ocurre la siguiente: Lea mis novelas y evite mis artículos, ensayos, conferencias y entrevistas». 


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