Verano a toda música

Los festivales folclóricos que en cada rincón del país muestran lo suyo en esta época, están a pleno. Sin embargo, ya se habla de lo que fue la temporada de este género, que es en verdad cuando los folcloristas hacen su agosto.

En realidad no todos hacen su agosto, pero es cuando más trabajo tienen. Los que en realidad se llevan la mejor parte son aquellos que lograron un espacio destacado y que hoy los sellos discográficos levantan aún más.

Quiero hablar del verano musical, de este folclore que va lentamente mostrando valores nuevos y que pone en los escenarios figuras que buscan su espacio propio. Del otro lado, los consagrados, que como siempre decimos, garantizan público, aplausos y recaudaciones jugosas, amén del espectáculo profesionalizado que son capaces de brindar.

Al mismo tiempo, no podemos dejar de apreciar que muchos festivales parecen el calco de otros y todo indica que las carteleras tienen figuras muy repetidas.

Digo esto porque el canal oficial ATC llevó a las pantallas del país un buen número de festivales que muestran casualmente las mismas caras. Si no son Los Nocheros, son los Carabajal y si no son ellos son Víctor Heredia y León Gieco y Los Tekis, Amboé y vaya a saber cuántos más. Figuras que no por repetidas son malas, simplemente que si un poblador de la Patagonia vio Cosquín, Jesús María, Baradero, Villa María y algún otro festival, posiblemente haya quedado con la sensación de que en realidad vio un solo espectáculo

Al Chaqueño Palavecino no le quedó día libre entre enero y febrero y sin ninguna duda fue el más buscado en este 2005, incluso en fiestas en las que los ingresos son pobres, y donde esta figura termina siendo cara. No importa, suelen decir, queremos verlo en nuestro festival, en nuestro pueblo, como ocurría con Los Nocheros y como posiblemente sigue ocurriendo.

El Chaqueño tiene una gran virtud que consiste en poner todo sobre el escenario y quedarse allí mientras el público se lo pida. Una dos y tres horas para llevar un ritmo que para muchos por largo se convierte en monótono, pero bien festivalero.

Mirando los festivales, sus carteleras, escuchando algunos de ellos, hay un grupo que volvió a marcar la diferencia, un grupo que sin estridencias se instaló y cada día suma gente a sus seguidores, al tiempo que progresa musicalmente, que tiene un buen trabajo instrumental y que mostró que de un año a otro no es el mismo. Hablo del Dúo Coplanacu, folcloristas por excelencia, sin estirpe tradicional, pero con la gran capacidad de haber llevado los temas de don Atahualpa a todos los escenarios.

Coplanacu mostró lo mejor que tiene en este verano. Mostró lo tradicional y lo nuevo y puso toda la fibra que hace que el folclore cuando ellos están en un escenario, sea para jóvenes y no tan jóvenes, porque en realidad abren el juego a generaciones que no siempre se acoplan a este género.

El caso de Los Nocheros es más de lo mismo, lo conocido con algo de su último trabajo que no es para nada folclórico, pero que la gente pide. Incorporaron más instrumentos en sus presentaciones, que hacen que su música suene distinta. Habrá que ver si logran instalar esta modalidad en el público que los sigue y que se caracterizó por ser numeroso y fiel.

Del resto hay mucho para hablar, hay gente nueva, gente que empezó a meter la nariz en el folclore grande, y eso es bueno, es renovación.

 

Jorge Vergara

jvergara@rionegro.com.ar


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