«Vi cuando torturaban gente en la Federal», dijo un policía retirado

NEUQUÉN (AN/ACE).- Un policía federal retirado describió ayer en el juicio cómo vio torturar a un hombre en la delegación neuquina de la policía federal, al tiempo que aseguró de que no fue la única vez. «Tapaban las puertas y ventanas por la noche, y subían la radio para que no se escuchara», dijo Miguel Ángel Henríquez.

El testigo fue solicitado por la defensa de los militares y declaró sin tapujos ayer. Aclaró que lo que iba a decir, sólo hace poco se lo había podido comentar a su familia.

Henríquez es actualmente comerciante y desde el 76 hasta 1989 fue policía federal. A los ocho meses de haber ingresado a la fuerza, fue considerado «sospechoso» porque de adolescente había tenido amistad con personas que los militares consideraban sospechosos. «Eran mis vecinos de la vuelta, muchos de una lista que me nombraron, los conocía de Cipolletti, donde vivía», explicó.

Ante los jueces aseguró que en la delegación de la Policía Federal vio una vez a un hombre que sería un abogado, que estaba «atado» a la escalera, y que aparentemente «hace días que no comía, así es que a las escondidas le acerqué algo. A esa persona no la vi más porque la sacaron de noche», agregó al tiempo que indicó que «como esa persona, había otros».

Dijo haber visto varias veces a Raúl Guglielminetti en la Policía Federal, aseguró que asiduamente iba personal del Ejército «vestido de civil» y que también iban informantes a los que se llamaba «halcones». En la audiencia, dio varios nombres de quienes creía que eran «halcones» al tiempo que aseguró tener conocimiento de que se llevaban a cabo reuniones de personas de diferentes fuerzas, denominadas «comunidad informativa».

Ante una consulta específica si sabía de torturas en el lugar, respondió «vi cuando torturaban a una persona».

Describió que sería de apellido Jaime, que según pudo averiguar lo habían detenido en Cutral Co supuestamente por un tema de drogas y que «le aplicaban corriente en los genitales, y lo golpeaban con un libro pesado».

Dijo que hubo otras oportunidades similares de tormentos, y que sabía de ellos porque cuando se llevaban a cabo «tapaban con una frazada la puerta y las ventanas, además de subir la radio para que no se escucharan los gritos».

Especificó que todo esto ocurría al fondo del pasillo y cerca de la oficina donde funcionaba la radio. Los testigos que declararon la semana pasada y que pertenecían a comunicaciones e inteligencia de la Federales aseguraron «no recordar» haber visto este accionar que el policía retirado describió sin retaceos.


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