Viajar en los micros de la región, una odisea diaria
“Todos saben que es un desastre”, dijo un pasajero que viaja en los colectivos de Ko-Ko. Las quejas de los usuarios abundan y alcanzan también a las firmas Pehuenche y Alto Valle. El deterioro y la falta de higiene en las unidades son cada vez más notables y preocupantes. Sin embargo, nadie interviene para mejorar las condiciones de transporte que utiliza la gente.
-Un pasito para atrás, por favor -solicita el chofer.
-No hay lugar -se escucha por segunda vez desde el fondo.
-Atrás, atrás -insiste el conductor, mientras abre la puerta para subir a dos pasajeros más que esperan en una de las paradas.
-¿Adónde querés que nos metamos? -grita con bronca un hombre que quedó en el medio apretado entre un asiento y un pasajero.
Sin embargo los nuevos viajeros suben y todos deben acomodarse, como sea.
La historia se repite todos los días. Así, apiñados, viajan cientos de usuarios por las rutas de la región y las calles céntricas de las grandes ciudades valletanas sin que nadie intervenga.
Parece lo más normal ver un micro con pasajeros casi hasta encima del chofer. Parece lo más normal ver las unidades destartaladas, con los vidrios clisados y sin las mínimas condiciones de higiene.
La secretaría de Transporte de la Nación, el organismo que debe impulsar los principales controles, parece brillar por su ausencia. Y tampoco intervienen las Policías camineras ni los inspectores de tránsito en las distintas ciudades.
«Es una lotería. Hoy, el asiento con agujeros y mugre alrededor. Mañana, asiento con parches y la ventanilla que no cierra. Todos los días te encontrás con algo nuevo», dice Marisa, una asidua pasajera de la empresa Ko-Ko.
No es la única firma de colectivos que despierta quejas. También están cansados de pedir mejoras los usuarios de Pehuenche y Alto Valle.
«¿Qué hará falta hacer para que de una vez por todas se cumpla con el servicio de transporte como seguramente está reglamentado?», se preguntó un lector de «Río Negro» que, como tantos otros, no dejan de expresar su malestar por las condiciones de los micros en la región.
En los últimos años el deterioro de la mayoría de las unidades interurbanas ha sido notable. «Qué querés que te diga… Ya todos saben que es un de
sastre. Los colectivos de la zona están todos rotos y sucios», expresó Víctor, un productor que tiene su chacra en Fernández Oro y vive en Roca.
No fueron pocos los que como él hablaron casi con resignación de la situación que padecen en forma cotidiana.
«El rápido era un servicio especial, pero lo único que permite ahora es llegar más temprano, nada más. Casi siempre tengo que viajar parada», expresó Susana una allense que va casi todos los días a Neuquén.
'25 personas en el pasillo'
Omar, otro asiduo usuario, comentó que en el caso del servicio rápido no ha tenido problemas de horarios (como lo remarcaron quienes utilizan el servicio común que va por ruta 22) pero sí es una constante para él viajar pa
rado. «A veces se juntan 20 o hasta 25 personas en el pasillo y esto va en contra de todas las normas de seguridad», aseguró.
En los horarios pico, comentaron los usuarios, las unidade que van desde Regina a Neuquén ya salen repletas de pasajeros. Cuando llegan a Roca, a las 7,20 u 8,20 ni siquiera los que tratan de adelantarse comprando sus boletos en la terminal consiguen asiento.
Lo mismo sucede en las horas clave de salida del trabajo con los colectivos que parten desde Neuquén: ya en Cipolletti la gente debe ir parada.
Esta situación se agrava en la época escolar cuando se suman los estudiantes universitarios.
«Ponemos refuerzos», aseguró Julio Kopprio, dueño de la empresa Ko-Ko.
El empresario allense dijo que están haciendo gestiones para comprar cuatro o cinco unidades nuevas y empezar después con las reparaciones de las demás. Pero tienen una traba, afirmó: una exigencia nacional para el acceso de las personas discapacitadas.
Un 50% más que en 2001
Los pasajeros coinciden en afirmar que desde la crisis de 2001 muchas más personas viajan en colectivo. Kopprio lo precisó en números: «aumentó un 50%». Muchos de los que antes iban en vehículo, ahora, por el precio más elevado del combustible, optan por trasladarse en micro.
«Se nota más gente y también más desgaste de los coches. Se ve que las empresas también tienen más problemas con el mantenimiento de las unidades. Más de una vez me he quedado a mitad de camino porque el colectivo se rompe y hay que esperar a que llegue el refuerzo. Es tiempo que se pierde y más bronca que se acumula», afirmó Marta, una vecina cipoleña que viaja en Ko-Ko.
Las quejas de los usuarios abundan. Sólo una de las pasajeras consultadas por «Río Negro» dijo que el servicio le parecía «bueno», aunque aclaró que no viaja muy seguido.
Los demás entrevistados no dejaron de enumerar reclamos. Uno, sintetizó su opinión en una frase: «los colectivos están hechos pelotas». (AC)
Notas asociadas:
Las voces de los usuarios
'Queremos comprar coches nuevos, pero…'
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