Viaje a la zafra en las Salinas del Gualicho

La recorrida por las maravillas de la región continúa a 50 km de Las Grutas. A la vera de la Ruta 2, un desierto blanco que parece no tener límites invita a descubrir sus secretos.

Una vasta extensión blanca, que parece no tener límites. Y, de a ratos, se convierte en un espejo donde la inmensidad del cielo se refleja. Entonces, uno puede caminar entre nubes. Como si hubiese sacado un pasaje a lo imposible, ida y vuelta.

Así son las Salinas del Gualicho, ubicadas a 50 km al oeste de Las Grutas por Ruta 2, y a 72 metros por debajo del nivel del mar.

Tan cerca, que parece mentira que entre playas y planicies se encuentre un paisaje completamente diferente.

Es que más allá de su aprovechamiento productivo, el lugar tiene un encanto particular, que lo convierte en uno de los atractivos turísticos más recomendados. Posee 400 kilómetros cuadrados, y por eso se ubica entre los salares más grandes de Argentina. Y aunque su explotación es importante y son varias las firmas que realizan la extracción del producto, su faceta turística es la más atractiva.

De hecho, recorrerla permite disfrutar de imágenes y sensaciones únicas. Las que nacen de un desierto blanco, que, como un caleidoscopio, va mostrando colores y texturas que juegan con nuestra imaginación.

Por allí, se ven las ondas de los surcos que dejaron las máquinas que siegan y procesan la sal. Marcas que, ahora, se vuelven rosadas o iridiscentes. Y siguen cambiando a medida que nos acercamos a un ojo de agua.

Tal vez por eso cuando llegan los contingentes de las firmas que realizan excursiones se retrasan los disparos de los flashes. Primero, los turistas se entregan a disfrutar del lugar desde los sentidos. Después llega el turno de captar esos colores imposibles con las cámaras, deseando perpetuar toda su magia.

Hace unos años, una de esas firmas inauguró allí un “museo de la sal”, que puede ser visitado antes de sumergirse en los secretos del paisaje. Entre las alternativas que se ofrecen a los visitantes, además, está la opción de realizar recorridas que culminan con un asado bajo las estrellas. O cierran con un brindis al caer la tarde (durante esta temporada, esas excursiones rondarán entre los $ 800 y $ 1.200). Se organizan en horarios diurnos: son los más propicios para las visitas por las altas temperaturas que se registran en los meses cálidos.

En un sector diferente al que se accede como turista funcionan las explotaciones productivas. Al área que usufructúa cada empresa se la llama “pertenencia”. La mayoría de ellas cosecha la sal para uso industrial, salvo un pequeño emprendimiento destinado al consumo humano.

Entre las explotaciones más importantes están las de la firma Álcalis de la Patagonia (Alpat). Ellos extraen 400.000 toneladas de sal anuales para llevar a cabo el proceso que les permite obtener carbonato de sodio. También está Indupa, de Bahía Blanca.

Las zafras se extienden generalmente desde el mes de octubre hasta abril.

es la extensión de la salina. Un gran sector lo ocupa la extracción de sal. En otro sitio se realizan los paseos y excursiones turísticas.

400 km²


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