Vida al aire libre y comida casera: vacaciones en carpa

LAS GRUTAS (ASA).- Febrero se llevó a los inquietos y divertidos estudiantes y grupos de amigos adolescentes y trajo familias que descansan, que buscan la tranquilidad y que disfrutan de la naturaleza. Los campings muestran en esta época de la temporada un aspecto diferente, sin tantos mochileros de los que recorren el país a dedo o en tren y más campamentistas que buscan experiencias diferentes, pero sin resignar comodidades.

Matrimonios mayores con hijos sin responsabilidades escolares aprovechan esta parte del verano para acampar en alguno de los casi veinte sitios que ofrece la villa en este segmento de la oferta de alojamiento. Los campings han ido mejorando la prestación de los servicios año tras año, sobre todo mediante el riego constante de los árboles para incrementar la sombra y la forestación con nuevas plantas que se sumen a las existentes para dar reparo y mitigar los efectos del sol.

En ese sentido, el camping de la Asociación Mutual Valle Inferior, ubicado en Río Negro y Jacobacci, va a la delantera. Sus calles internas pavimentadas y su profusa vegetación lo diferencian del resto. Por eso la tarifa para los particulares es de 9 pesos por persona por día y otros 9 pesos por carpa y por auto al momento de ingresar. A los socios de la mutual se les cobra cinco pesos y tienen prioridad en las reservas. Otros lugares tienen propuestas con menos sombra y no tantos servicios por entre 4 pesos y 7 pesos en cada concepto.

Los Pescara, de Caleta Olivia, llevan ya 16 días viviendo en el camping de AMVI. «Este lugar es hermoso», dice la mujer de la familia que desde hace años viaja más de mil kilómetros para disfrutar de estas playas, siempre parando en camping.

Gabriel y Cecilia, de Viedma, como los Navarro de Valcheta, llegaron ayer con todas las expectativas de disfrutar del lugar. También están aquellos que prefieren sitios más alejados, como el Camping Mutullama, camino a la Rinconada que mejora año tras año, o el tradicional Oasis, en medio de la ruta entre San Antonio y esta villa, que ofrece también mucha sombra y variados servicios.

La vida de campamento no es para cualquiera pero regala placeres que no todos saben valorar. La cotidiana comida a la brasas, el armado de las carpas, las noches cálidas al aire libre, la comunión con el resto de los acampantes, que permite hacer nuevas amistades y compartir experiencias son algunas de las posibilidades que solamente los campings ofrecen. «Francisco se recorre todas las carpas y se hace amigo de todos. Es una experiencia increíble», cuentan Marcos y Analía, un matrimonio con su nene de 2 años y medio y su nena de 7 que llevan casi un mes en el espacio de UPCN.

Es hora del mediodía y los acampantes se disponen a disfrutar del almuerzo. El fuego arde en los parrillas y ya está todo listo. Una chica de Caleta Olivia descansa en la hamaca paraguaya. Los minutos pasan. Gabriel y Cecilia ya tienen su carpa casi armada. Los Navarro también se acomodaron. Llegó el tiempo de disfrutar de la tranquilidad y el descanso y el camping es el lugar ideal para hacerlo.