Stroeder y la odisea de pasar un verano sin agua

Los mismos vecinos de la localidad se atreven a calificar a este verano como el peor en cuanto a la carencia del recurso. La mayor parte del día el servicio se corta y sólo sale en el mejor de los casos un hilo de agua que no alcanza para nada.

El verano que se va no pasará al olvido para los habitantes de Stroeder. La carencia de agua casi de manera permanente llegó a tal nivel de gravedad que los pobladores de esa localidad califican a estos últimos tres meses como los peores en cuanto a esa necesidad insatisfecha.

Mas allá de algunos esfuerzos desarrollados y una inversión que aún no dio sus frutos, las autoridades locales y provinciales no pudieron resolver la problemática que ya lleva muchos años.

Varias veces por semana, durante la mayor parte del día y en particular en aquellos en que el calor abrasa, las canillas se secan y apenas hilitos de agua salen como pidiendo permiso, sin presión para subir a los tanques.

No se habla casi de otra cosa en las esquinas, en las casas, en los negocios y en las instituciones de esta pequeña localidad de unos 2000 habitantes, situada a unos 100 kilómetros de la comarca Viedma – Patagones.

Aunque todos aseguran que históricamente fue un problema, el crecimiento poblacional tanto de Villalonga, situada a pocos kilómetros, como de Stroeder, hizo que la provisión de agua potable desde la primera de estas dos localidades sea insuficiente para abastecer a a ambas.

La delegada del Municipio de Patagones, Romina Becker, una joven oriunda de Stroeder designada por el intendente José Luis Zara en diciembre de 2015, admite la gravedad de la situación pero confía en que pueda comenzar a solucionarse en el corto plazo. Para ello, es optimista con que la reciente instalación de un nuevo módulo potabilizador incremente el caudal que llega a la localidad.

No obstante, todos coinciden en que la obra aún no está funcionando plenamente y los resultados son escasos. Para colmo, la semana pasada, en días en que la temperatura llegó a cerca de 40 grados, salieron de servicio dos bombas que directamente dejaron sin una gota de agua a la comunidad.

Desde diciembre, varios camiones diarios llegan a Stroeder para cargar la cisterna desde donde se eleva al tanque para distribución domiciliaria. Es un paliativo para intentar superar la compleja situación, pero no una solución de fondo.

“Por lo menos nos queda un mes y medio más así, según comentan en el pueblo”, afirma Claudio Borean, director de la escuela secundaria N° 7. En su casa vive con su esposa y, aunque son sólo dos personas, tuvieron que colocar una bomba y un tanque complementario para poder mantener reservas.

“Este verano colapsamos, pasamos muchos días sin agua”, sintetiza Romina Becker. Se lo adjudica al crecimiento demográfico, pero reconoce que falta alguna obra estructural porque el problema es de larga data. “Todos los veranos hubo problemas, pero no tantos como éste”, aseguró.

Adelantó que desde el Municipio de Patagones se está gestionando un módulo para Villalonga -donde se potabiliza el agua que se envía a Stroeder- de mayor tamaño para poder proveer de mayor caudal. “La gente estaba desesperada”, sostiene con el peso de haber recibido quejas durante todo el verano. Para llenar las piletas de algunas casas y la del Club San Lorenzo y para el riego de las calles el municipio utiliza agua de pozo que extrae en las inmediaciones de la localidad. Gloria, encargada de una ferretería céntrica confirma que este verano se vendieron bombas y tanques como nunca. La gente del lugar recurrió a esa alternativa para poder abastecerse. “Pero los que no pueden la pasaron muy mal, además sabemos que si uno usa bomba le saca agua al resto de la cuadra”, reconoce Andrea, propietaria de un almacén en uno de los barrio más damnificados.

Agrega que “siempre hubo problemas con el agua, pero esta vez fue tremendo. Además, cuando llega el agua tiene mucho gusto a cloro y no se puede tomar”.

En el comedor comunitario Hugo Stroeder el Municipio entregó un tanque transportable con una bomba para paliar la situación. “Pero para cocinar usamos de bidón”, explica la encargada del sitio, al que concurren unos 20 niños en verano.

La problemática no respeta oficios ni clases sociales. Algunos, quienes pueden comprar tanques auxiliares y bombas, lo sufren menos y -como ocurre generalmente- los sectores más carenciados la pasan peor.

José Vivanco es albañil y levanta su propia casa. “Cuando hay presión lleno un tanque y con eso puedo seguir trabajando, cuando me quedo sin agua tengo que parar”, explica.

El recurso no alcanza para dos localidades

Stroeder se abastece de agua mediante un acueducto que llega desde Villalonga -situada a 30 km-, donde es potabilizada. La capacidad de tratamiento en esa localidad es limitada y el agua no alcanza para ambas localidades.

En Stroeder hay una cisterna de mil metros cúbicos, desde la que por bombeo se eleva a la copa del tanque con capacidad para 250 mil litros. “La planta de Villalonga es chica y no da abasto”, dicen los operarios de ABSA.

Diariamente llega un camión -a veces más- para recargar la cisterna, pero no alcanza.

Un nuevo módulo potabilizante se instaló en Villalonga con una inversión del orden de los 3 millones de pesos. Se estimaba que permitiría una producción de 100 metros cúbicos por hora (m3/h) a 150 m3/h. Sin embargo aún no se ven los resultados.

“Este verano colapsamos, pasamos muchos días sin agua en el pueblo, la gente estaba desesperada”.

Romina Becker,

delegada municipal.

“Por lo menos nos queda un mes

más así, según comentan en el pueblo. Tuvimos que colocar una bomba y un tanque”

Claudio Borean, director de

la escuela secundaria 7

“Enjabonados y sin poder enjuagarnos”

Mirta Yunis posee en una florería y para poder mantener sus plantas necesita del agua en cantidad suficiente. Sin embargo, ni siquiera dispone para lavar los platos del almuerzo suyo y de su marido. “A veces nos hemos quedado enjabonados y sin poder enjuagarnos”, afirma. Llevó su malestar a las autoridades en diciembre de 2016. Y en ese mismo mes de 2017 insistió, pero sin resultados. “Nos arreglamos como podemos, juntamos agua en baldes, en botellas, en bidones en lo que sea, para poder tener cuando se corta”, relata.

La mujer presentó notas al Concejo Deliberante y en la delegación, pero no hubo resultados concretos.

Datos

“Este verano colapsamos, pasamos muchos días sin agua en el pueblo, la gente estaba desesperada”.
“Por lo menos nos queda un mes
más así, según comentan en el pueblo. Tuvimos que colocar una bomba y un tanque”

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