Violento allanamiento a una vivienda tras diez horas de asedio

Buscaban a los presuntos autores de un robo cometido en Plottier.

NEUQUEN .- El robo a mano armada en un supermercado de Plottier, que resultó un fracaso porque los malvivientes se fueron con apenas un reloj, derivó en una espectacular persecución y operativo policial en el barrio Cumelén de esta ciudad. Durante diez horas mantuvieron sitiadas las viviendas en las que se ocultaban los sospechosos, hasta que el grupo especial Despo ingresó con violencia y arrestó a seis personas.

De manera sugestiva, casi a la misma hora en que la policía concentraba su atención sobre los asaltantes del supermercado los boqueteros entraron en acción. Violentaron la caja fuerte de la frutícola Orfiva, también de Plottier, y se llevaron alrededor de 4.000 pesos.

Anoche los investigadores no definían una opinión sobre la posible relación de ambos hechos. Pero sobrevolaba la impresión de que el torpe intento de robo al supermercado -para ingresar rompieron aparatosamente la vidriera con una maza- bien pudo ser una maniobra de distracción.

El golpe verdadero fue el que se dio en la frutícola.

La historia comenzó poco después de la 1 de ayer, cuando dos sujetos que portaban armas de fuego entraron al «Bomba» de Plottier. La policía cree que eran los hermanos Marco y Néstor Villalba.

En ese momento un empleado reponía mercaderías en las góndolas. No hubo agresión, ni encierro: sólo le pidieron la llave de la caja.

Como no la tenía, uno de los malvivientes intentó abrirla con una maza, sin éxito. Por eso se fueron con el reloj pulsera del repositor como único botín.

Un circunstancial transeúnte vio la vidriera rota y un Gol azul que huía a toda velocidad rumbo a Neuquén. No dudó: llamó a la policía. Se irradió el mensaje y el auto fue visto cuando derrapaba en el ingreso al aeropuerto. La persecución fue dramática, con los patrulleros lanzado tras los desconocidos.

La carrera terminó en dos domicilios de 12 de Setiembre 2130, en esta capital, frente a las vías del ferrocarril.

Allí se refugiaron los sospechosos, y la policía comenzó a montar guardia en todo el sector. Eran las 3 de la mañana.

La manzana amaneció totalmente rodeada por efectivos de la comisaría 17 y de la dirección Seguridad. Después llegó la camioneta negra del grupo especial Despo y se sumó personal de otras unidades.

También muy temprano llegó el abogado Hugo Cáceres, defensor de Marcos Villalba. Luego lo hizo Jorge Larrea, quien durante varios años tuvo a los hermanos Villalba entre sus clientes. El abogado habló con su colega y con el padre y la hermana de los sospechosos. No se sabe si pudieron mediar para que las cosas terminaran de manera menos violenta.

A las 12.30 llegó la orden del juez Eduardo Badano. Los efectivos de la Despo, que esperaban a cien metros, se dirigieron rápidamente hacia su objetivo.

Eran seis, vestidos de negro, fuertemente armados y con sus rostros cubiertos por pasamontañas. Tal como es su estilo, invadieron con violencia la casa de los Villalba.

En el patio se toparon con el padre, la hermana y un hermano (disminuido físico) de los sospechosos, lo cual dio un toque dramático al operativo.

Resistieron el asalto policial con gritos y forcejeos, hasta que los tres fueron reducidos y obligados a permanecer en el suelo.

Luego fue el turno de la casa vecina. Al derribar la puerta de entrada una mujer resultó lastimada en su ojo izquierdo.

En esta casa el dramatismo fue mayor porque había varias mujeres y niños que lloraban y gritaban. El resultado fue la detención de otro hombre.

El objetivo de la policía, que concentró en el lugar una llamativa cantidad de altos oficiales con el subjefe Aldo Pizarro a la cabeza, eran los hermanos Marco y Néstor Villalba, a quienes cree autores del robo al súper.

Pero también detuvieron a sus padres: Néstor Guido Villalba y su esposa; una hermana, Claudia Mariela y un amigo de la familia, Octavio Zárate, con pedido de captura por lesiones graves. Todos quedaron arrestados y a la espera de que el juez resuelva su situación.

Un vecino, de apellido Castro, también pasó algunas horas demorado. A su mujer, en tanto, la llevaron al hospital.

El operativo tuvo como resultado, además, el secuestro del Gol GTI azul patente WJL668 que utilizaron para robar el «Bomba», un revólver calibre 32 largo con 25 proyectiles, una maza, un cortafierro, una campera de cuero marrón y otras prendas de vestir.

«En la casa -de los Villalba- había un bazar de mercadería de dudosa procedencia y una ferretería de herramientas, hasta una amoladora», dijo una fuente.

Los Villalba son conocidos de la policía y como el Gol estaba en la casa en la que viven, la patrulla que los perseguía no tuvo más que mirar en la cochera para involucrarlos.


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