Viverismo, una de las carreras preferidas de la UNRN

Algunas carreras universitarias tienen ya una tradición que les garantiza volumen de inscriptos, mientras que otras necesitan promoción continua para mantener un piso aceptable de estudiantes. Un caso aparte, ajeno a esas categorías, es la Tecnicatura en Viveros que dicta en Bariloche la Universidad Nacional de Río Negro.

Apuntalada por el creciente interés que despiertan los cultivos orgánicos, la cuestión ambiental y “la vuelta a la tierra”, la carrera tiene 80 ingresantes para 2019 y rankea como la segunda en cantidad de alumnos entre las 15 opciones académicas que integran la oferta de la UNRN en Bariloche.

Se puede cursar en tres años, aunque son muchos los alumnos que la completan en cinco, porque las prácticas son intensivas y demandan tiempo. La mayoría de los graduados ya trabajan en proyectos afines, algunos como empleados y otros con emprendimientos propios. La tecnicatura se convirtió así en una carrera “estrella” de la UNRN, que ya cumplió 9 años y cuya matrícula en la sede Andina sólo es superada por la licenciatura en Administración. El 90% de los alumnos son barilochenses y es mínima la proporción de los que provienen de otras localidades.

La directora de la carrera, Marta Riat, reconoció que tienen año a año “un muy buen registro de inscriptos”, pero -como ocurre en otras carreras- la deserción es alta ya que sólo un 50% de los alumnos persevera después del primer año. Tienen allí una falencia a resolver.

“Es un perfil muy heterogéneo. Muchos de los alumnos están en la franja de los 28 a los 38 años. Sólo un 20% son jóvenes que recién termina el secundario, algo que es lo más común en otras carreras”.

En Viveros el promedio de edad es más alto y los intereses también cambian. “La gente busca una carrera corta, con salida laboral. Y de hecho la mayoría trabaja en cosas afines, incluso mientras cursan”, afirmó Riat.

Señaló que la formación ofrecida es única en su tipo en la Patagonia y existen algunas pocas en el país del mismo tipo, que se dictan en Buenos Aires, en Paraná, en Córdoba y en Lomas de Zamora, entre otras universidades. Aunque en algunos casos tienen orientaciones distintas.

Según Riat, entre los estudiantes son varios los que llegan a la tecnicatura en Viveros con otra experiencia universitaria frustrada, “con carreras que dejaron sin terminar”. Para otros la motivación es simplemente aprender sobre algo que les gusta y que lo tienen como hobby. La universidad evalúa la posibilidad de abrir posgrados complementarios y tal vez una maestría en Agroecología.

Riat reconoció que si bien hay una inserción laboral satisfactoria de los egresados, “el posible demandante todavía no sabe bien qué es un técnico en Viveros. También pasa que otros no están dispuestos a pagar lo que cuesta un profesional”. Por eso son varios los graduados o estudiantes de la tecnicatura que prefieren iniciar su propio negocio antes que la relación de dependencia. En ese caso, además del conocimiento específico del oficio necesitan “espíritu emprendedor”, admitió la directora de la carrera.

Entre los viveristas egresados hay algunos que trabajan en el Vivero Municipal y en el Jardín Botánico. También hay otras empresas interesadas que tienen producción de plantas, por ejemplo hoteles o emprendimientos hortícolas.