Volvieron los tironeos entre el gobierno y la Corte Suprema
El corralito y la suerte de Boggiano son los temas calientes
BUENOS AIRES (ABA).-Volvieron los tironeos entre el gobierno y la Corte Suprema. Cuando parecía que la paz llegaba al Tribunal, que por primera vez en años funciona completo, otra vez se asoma una tormenta política.
Detrás de los nervios y los chisporroteos se encuentra el corralito financiero, cuestión que aún no fue cerrada del todo por el máximo tribunal, para desvelo del gobierno. El otro tema que genera problemas es el futuro del juez Boggiano, quien estaría a un paso de dejar su sillón, por sus propios medios, o expulsado por el juicio político en el Parlamento.
A los pingüinos más encumbrados le «molestan» algunas cuestiones de esta nueva Corte, paradójicamente, «construida» por el oficialismo. A través de algunas notas periodísticas, Alberto Fernández hizo saber que está ofuscado por la, según él, «poca cintura política» que tiene el presidente del Tribunal, Enrique Petracchi.
Desde la Casa Rosada lo acusan de no mejorar el ritmo de trabajo de la Corte, y de mostrarse hostil con el Consejo de la Magistratura, por caso. Hasta dejaron trascender que podría buscar removerlo de su cargo de presidente del Tribunal.
Petracchi, hombre cauto, ha decidido no contestarle pú
blicamente a los hombres del Gobierno, y buscó bajar el tono de la pelea. Pero cerca suyo aseguran que las críticas lo molestaron. «Es injusto -lo han escuchado decir sus amigos-. Me acusan a mí porque los jueces que acaban de llegar a la Corte, propuestos por el mismo gobierno, todavía no se acostumbraron al trabajo aquí. Es lógico que tarden en acostumbrarse al ritmo y las formas de la Corte. Ese proceso puede durar hasta dos años». Fernández ya se había enfrentado en privado con el juez Juan Carlos Maqueda.
Dicen en el cuarto piso de Tribunales que los nervios oficiales se deben a que aún está abierta la resolución final sobre el corralito y sus derivados jurídicos, tema que desvela al gobierno, sobre todo al ministro de Economía, Roberto Lavagna, quien considera que las idas y venidas sobre esa cuestión asustan al FMI y los inversores extranjeros.
La Corte ya se había expedido por la constitucionalida del corralito, pero el juez Zaffaroni dejó abierto un resquicio: pidió que se le devuelvan los fondos en su moneda original a los depósitos menores a 70 mil dólares.
¿Cuándo podría expedirse la Corte sobre el corralito? Oficialmente se ha puesto fecha para mediados de abril, pero los jueces aseguran en privado que no llegarán a ponerse de acuerdo para esa fecha.
El gobierno quiere apurar las gestiones porque corre en la Rosada una preocupación: temen que el tema se dilate demasiado, y que termine juntándose con la salida inevitable de Boggiano. Es que ese juez es el principal «socio» con el que cuenta Lavagna dentro de la Corte para lograr un fallo favorable sobre el corralito. Con la partida de Boggiano, el gobierno perdería un aliado en la votación final. Los pingüinos temen que la jueza Carmen Argibay se sume a la postura de Zaffaroni.
Sobre Boggiano existe una única certeza: antes de mitad de año se irá de la Corte. Lo que nadie sabe es cómo: si renunciará por propia voluntad o presentará batalla en el senado, como hizo saber a los periodistas que lo visitan en su despacho. El bloque peronista de la Cámara alta asegura tener los votos necesarios para destituirlo.
Nicolás Wiñazki
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