«Mentirita», la mimada de turistas y playeros en una estación de servicio de la Patagonia
Si cargaste combustible en Río Gallegos seguro que la viste. Todos los días la perrita visita a los playeros para alegrarles el día y hasta se queda a dormir. Ya tiene su propio uniforme y es difícil resistir la tentación de acariciarla. Una historia de ladridos y sonrisas en la capital de Santa Cruz.
Un día cruzó desde el taller mecánico, le hicieron unos mimos y se quedó un rato. Siguió visitando a los playeros de la estación de servicio YPF San Cristóbal de Río Gallegos y cada vez pasaba más tiempo ahí. Entonces los muchachos empezaron a hacer una vaquita para comprarle comida, se hizo amiga y compañera inseparable de Cristóbal, el perro que llegó antes que ella. Como a él, también le abrieron la puerta para que durmiera bajo techo en las crudas noches de la Patagonia.
Ella decide cuándo se queda y cuándo se va y ahora, ya tiene chaleco con su insignia y gorrita, como una más. Difícil resistirse a acariciarla o hacerle una foto para los turistas que llegan al sur del país o para los vecinos que también se encariñaron con ella.

«¿Por qué Mentirita? Y, por las patitas cortas», cuenta uno de los empleados con un sonrisa. «Es una amiga que se hizo querer», agrega.
Días atrás, compartieron tres fotos de ella en el Facebook de la estación y llovieron los pulgares levantados y los comentarios buena onda.
El posteo decía esto: «Nuestra amiga Mentirita y su tradicional visita. Hace más de tres años, esta amiga pide permiso en su hogar (algunas veces no) y viene a nuestra sucursal de Alberto J. Bark y Autovía, para visitar a nuestro personal, recibir el cariño y los mimos de rigor y después volver con sus dueños. Aprovechando la mañana otoñal de sol, además posó para las cámaras con la indumentaria de YPF«.
El regalo de una clienta
El chaleco se lo regaló una vecina. Era de su perro, que se le fue al cielo hace poco, y decidió traérselo a Mentirita. Y sus amigos de la estación le pusieron el pin como el de ellos y la gorrita para la foto.

Rodrigo, el encargado de la playa, siempre anda con ella y Cristóbal. Y como todos, está atento a que no le falte nada.
«Causa cero problema y la quieren todos, ya es una más», comentó el empleado. Cada tanto, ella vuelve al taller y después regresa a la estación moviendo la cola, para alegría de sus amigos en la playa.

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