Las increíbles imágenes de un fotógrafo que ama la pesca

En los lagos de San Martín de los Andes Isaías Miciu descubrió los secretos de la pesca y más tarde se dedicó a fotografiarlos. Aquí comparte sus dos pasiones.

Isaías Miciu se crió entre montañas y lagos, el ambiente en los que supo descubrir con sus amigos los secretos de la pesca. Luego, cámara en mano, buscó la manera de mostrar ese mundo en toda su extraordinaria dimensión. Aquí comparte impresiones de esa doble experiencia.

“Espero que les sirva a quienes hoy salen con el equipo listo y la ilusión intacta en busca de esa pesca soñada, aquellos que entienden que el deporte de la pesca con mosca va mas allá de una gran captura. Tiene más que ver con aprender a disfrutar del medio que nos rodea en una actividad sustentable”, explica.

Siempre con amigos de la aldea de montaña (la mayoría hoy son guías profesionales), de chico elegía pescar en los lagos cercanos a San Martín de los Andes: Lácar, Lolog, Meliquina, Falkner. “Por un lado era mucho más fácil de organizar la logística: con apenas 12 ó 13 años dependíamos de padres, hermanos mayores o amigos que nos hacían la gauchada de llevarnos y dejarnos con un bote en algún lago para buscarnos varios días más tarde. Por otro, al pescar tanto el lago, le encontramos la vuelta y por eso nos daba grandes días”, recuerda.

Pedreros del lago Lácar en el Parque Nacional Lanín.

Continúa: “A muchos el lago les resulta un tanto aburrido o ‘lento’. Pese a que es cierto que la dinámica es distinta, siempre me gustó. Por otra parte, cuando el lago da, en términos generales es mucho mas generoso que el río”.

“Lo primero que aprendí fue a leer la costa de un lago para saber si dedicarle más o menos tiempo a tal lugar o bien seguir andando hasta llegar a donde esté convencido de que tiene que haber una trucha alimentándose”, dice Isaías. Lo fundamental, explica, es observar la biodiversidad de las costas de los lagos. El tipo de vegetación o de geografía va a influir en el tipo de alimentación de las truchas. Si se conoce las preferencias de cada especie, eso da la pauta de lo que se puede encontrar en cada lugar”, señala.

Y le da paso a los ejemplos: “Cuando la costa es de piedras o rocosa y a la vez vemos troncos, hojitas y materia orgánica en conjunto con las piedras (lo cual por lo general le da un tono marrón intenso a tales piedras como en los lagos Lácar, Nonthue, Meliquina) lo más probable es que sea un medio rico en crustáceos como las pancoras o incluso los ‘samastacus’ (langostinos de agua dulce). Eso lo transforma en un medio elegido por las truchas marrones, que tienen un comportamiento muy territorial en el lago: no vamos a encontrar otras especies en ese lugar. Por ende imitando tales crustáceos usando moscas húmedas, estaremos haciendo lo correcto”.

Ejemplar de trucha arcoíris.

Cuando hay juncos

“Cuando vemos juncos en la costa (como en las de los lagos Machónico, Falkner o Villarino) este medio es propicio para que se críe una variada entomología de ninfas, anfipodos y distintos insectos (quizás los más visibles y/o reconocibles son los alguaciles o libélulas)”, explica.

Y amplía: “Este sistema es lugar de alimentación favorita de fontinalis como de arcoíris, con lo cual se transforma en un lugar favorito para nosotros (el último eslabón de la cadena) ya que es propicio para la pesca en superficie con mosca ‘seca’. En este caso buscaría imitar tales insectos con moscas como la dragón fly, una damsel, algún hopper o incluso alguna caddis grande”, afirma Isaías.

Laguna verde, en el Parque Nacional Lanín.

Los días sin viento

¿Qué hacer cuando hay poco o nada? “Aprendí que cuando el lago esta en total quietud, al ser las aguas cristalinas la visibilidad de cualquier pez es total, por eso se torna muy difícil la pesca”.

“Por lo general es el mejor momento para dejar la caña por un rato y disfrutar un poco del paisaje –sostiene–. Y si hace calor es el momento perfecto para refrescarse e incluso con un simple equipito de snorkel es una gran oportunidad para ver el submundo de estos lagos”.

Pasión por la fotografía

“He aprendido a quererla tanto o más que la pesca. Entro en el mundo de las fotos por la pesca. Y con la cámara como medio para expresar lo que vivía en cada salida fui adentrándome cada vez más. Al punto en que hoy día, a la hora de salir al río o al lago, elijo llevar la cámara”, dice. Eso sí, una cosa por vez. “Aprendí también que, al menos para mí, es imposible hacer ambas cosas bien (pescar y fotografiar) a la vez…” .

Trucha salvaje en formato de libro

Wild Trout. El libro que acaba de publicar Isaías Miciu junto a Javier Urbanski (biólogo especialista en salmónidos) le permitió unir dos pasiones: la pesca y la fotografía.

El proyecto. “Con los años todo esto se transformó en mi trabajo diario. Así fue como llegó Wild Trout. Siempre lo tuve en mente, pero un día Javier (de amplia carrera y gran conocimiento) me propuso encararlo juntos. Nos llevó tres años de trabajo y aprendí mucho! El libro, si bien habla de toda la parte biológica del mundo de los salmónidos, con su material gráfico y escrito documental, no deja de aportarnos conocimientos claves que nos pueden ayudar a ser un mejor pescador”.

Tiene 200 páginas. Escrito en español y traducido al inglés.

Innovador. El diseño del libro.

Datos

Tiene 200 páginas. Escrito en español y traducido al inglés.

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