¿Xenofobia o inseguridad?
«Nunca había visto tanta policía en Alcorcón. Había por todos los sitios», cuenta Carlos, un ingeniero de 27 años para quien ayer, al igual que para la mayoría de los habitantes de esa ciudad madrileña de 164.000 habitantes, el tema principal de conversación era la grave reyerta ocurrida el sábado entre jóvenes españoles y latinoamericanos y sus consecuencias.
El domingo, cientos de jóvenes se enfrentaron a la policía antidisturbios en la ciudad, cuyas calles se convirtieron en una especie de laberinto por el que grupos corrían perseguidos por los agentes. Se habían congregado después de que una gran pelea entre españoles y latinoamericanos, en la que se portaron cuchillos, bates de béisbol y hasta una catana dejase el sábado por la noche tres heridos (dos españoles -uno de ellos de gravedad- y un latinoamericano) y siete detenidos (tres dominicanos, un boliviano, un ecuatoriano y dos colombianos).
Y esa pelea podría deberse, según apuntaban hoy fuentes policiales, a un ajuste de cuentas por el uso de unas instalaciones deportivas. «A las seis todo Alcorcón en las canchas, donde el centro joven. Gente del barrio está muriendo y Alcorcón, unido, jamás será vencido. Pásalo». Fue la consigna que, a través de sms y por el boca a boca, llevó el domingo a la multitudinaria concentración de jóvenes de entre unos 16 y 25 años. Según unos, pretendían protestar contra la inseguridad y, según otros, perseguir a jóvenes de la temida banda «Latin Kings».
De la prensa nacional, a cuya primera página saltó la violencia del fin de semana en esa ciudad, se sacaba la impresión de que lo ocurrido tiene marcados tintes xenófobos. «Esto es la guerra del barrio contra los que vienen de fuera a invadirnos». «Muy bien, a por los dominicanos». Pero no son pocos los que lo niegan. «No es racismo. El problema inicial es la delincuencia», asegura Carlos, quien no obstante indica que sí hay gente «que se sube al carro y aprovecha para dar rienda suelta a su racismo».
Carlos señala que entre los jóvenes españoles «había también algunos negros y marroquíes», indicando que éstos no habrían estado allí si el trasfondo hubiese sido en un inicio racista.
Según explica el joven, el problema con determinados grupos de jóvenes latinoamericanos dura ya meses. «Se adueñan de las canchas de baloncesto de Alcorcón. Van dando palizas y cobran a los demás para poder jugar al básquet en las pistas públicas».
Alcorcón es un municipio periférico de Madrid que vivió su gran expansión urbanística a partir de los años 60. Entonces albergó primero a una gran cantidad de obreros industriales y de la construcción y luego a trabajadores de los servicios que llegaban de otras partes de España para trabajar en la capital. Acabó convirtiéndose en una ciudad-dormitorio a la que, en los últimos años, han ido llegando numerosos inmigrantes, muchos latinoamericanos Lo ocurrido el fin de semana llama la atención por el gran número de implicados pero pasa también a menor escala en otras localidades periféricas de la capital española. (dpa)
SARA BARDERAS
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