¿Y los reducidores?

Al compás del valor del cobre, el robo de cables se ha venido manteniendo a una frecuencia alarmante.

Salvo en una opotunidad en Regina, pareciera que si no se atrapa a los saqueadores «in fraganti», el círculo de robo y venta en la ilegalidad se completa impunemente.

Es sencillo: si los robos ocurren, es porque hay reducidores. Hay un círculo de «mercado negro» que se define con alguien que compra.

Las opciones para vender el preciado cobre no son muchas, por lo tanto no debería ser difícil detectar a los compradores.

Sin embargo, no se conoce que la Policía haya comenzado a investigar por el final de la cadena, allanando depósitos o comercios de compra y venta que justifiquen la procedencia del metal.

El daño no sólo es a las empresas damnificadas. La población sufre las consecuencias con cortes de servicios vitales.


Al compás del valor del cobre, el robo de cables se ha venido manteniendo a una frecuencia alarmante.

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