Ya en la habitación no tenía pulso

Martín Soria y Mariano Valentín declararon durante las jornadas iniciales del juicio que Carlos Soria respiraba mientras ellos pedían ayuda, en los segundos posteriores al ingreso de una bala calibre 38 debajo de su ojo izquierdo. Ayer el médico Ramiro Saffini afirmó que el gobernador no tenía pulso cuando el equipo del hospital arribó a la habitación matrimonial, en la chacra de Paso Córdoba. “Estaba pálido. No tenía signos vitales”, describió el profesional, quien se desempeña en el centro de salud de Chacra Monte y en la guardia central del “Francisco López Lima”. Mientras él realizaba esa constatación, el hijo del gobernador pedía desesperadamente que hicieran algo, que lo ayudaran. Así fue como Saffini, Soria y el enfermero Santiago Pagano –que también declaró ayer– subieron el cuerpo del mandatario provincial a una camilla y desde allí lo llevaron a la ambulancia. El intendente salió en su auto rumbo al hospital. En el móvil de Salud Pública el médico y el enfermero iniciaron las tareas de reanimación. Uno desarrolló prácticas de ventilación y el otro masajes cardíacos, que sólo se suspendieron ante un intento infructuoso por canalizarlo para suministrarle suero. Mientras iban en viaje se pidió por radio que los equipos de guardia y de la Unidad de Terapia Intensiva estuvieran preparados para recibir a un paciente con herida de bala en el cráneo. Ese operativo se realizó sin demoras y cuando la ambulancia ingresó todo estaba dispuesto para atender a Soria. Sin embargo, en más de media hora de trabajo no fue posible lograr una respuesta. A las 4:47 la responsable de la Unidad de Terapia Intensiva dispuso finalizar las tareas. Durante el procedimiento se aplicó oxígeno, adrenalina y continuaron los masajes, pero no fue necesario un shock eléctrico porque no había desfibrilación. Terminada la intervención se realizaron radiografías, que fueron vistas por los hijos de Soria, según se había descripto durante la lectura de la requisitoria de elevación a juicio. Saffini detalló ayer que durante el operativo en el hospital limpiaron el rostro del gobernador, con la intención de observar qué tipo de herida tenía y si existía orificio de salida del proyectil, algo que no encontraron. Sugestivamente, el defensor de Freydoz, Alberto Riccheri, preguntó al médico cuántas veces atendió pacientes heridos de bala. “Entre la mitad y un tercio de las guardias”, respondió. Luego precisó que en situaciones graves como la de Soria había intervenido sólo dos veces. También lo interrogó por sus cursos de especialización. El enfermero Pagano brindó detalles similares a los ofrecidos por el médico, indicando que cuando salieron desde el hospital lo hicieron convencidos de que iban a un “accidente”, pero que al observar la gran cantidad de móviles policiales a lo largo de la Ruta 6 se dieron cuenta de que se trataba de algo mucho peor.


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