La cosecha viene genial y la bodega Humberto Canale apuesta con todo

Visitamos una de las bodegas más tradicionales del sur argentino y charlamos con su enólogo Horacio Bibiloni en plena cosecha sobre mercado, futuro, varietales y viñedos. Se ubica en Roca y durante más de 100 años ha sido faro del mundo vitivinícola patagónico.

Algunas de las etiquetas con que sorprende Canale, siempre. Foto: Emiliana Cantera

Sábado. 9:30 am. Estoy en una de las desviaciones de las rampas que están construyendo (?) sobre la ruta 22 entre Cipolletti y Fernández Oro. Prácticamente estoy detenido, congelado, en pausa. Delante mío hay 7 camiones y un puñado de autos. Observados desde arriba nos debemos ver como un gusano de metal amorfo medio extraño, solo la vibración del motor del auto, mis manos sobre el volante y una canción de Luca sonando bajito que dice “…Vi un pájaro encantador hoy pero cuando volví a mirar, se había volado. Miré tu foto de nuevo, y de nuevo, y de nuevo. Sino fuese porque tengo que encontrarme con Horacio Bibiloni, enólogo de la bodega Humberto Canale, abandonaría el auto y me iría a pata a zarpar unas manzanas de por ahí que morirán de todos modos abandonadas seguramente. Está repleto el paisaje.

Observo los frutales, el cielo y de repente por arte de magia el cuello de botella se destraba y sigo para la bodega. El sol emana una luz que se amplifica con las nubes blancas que quedaron de la lluviecita nocturna. Perfectos algodones flotando.

Humberto Canale es la bodega más tradicional de la Patagonia y una de las más lindas. Hoy la comanda una cuarta generación de la familia.

Tiene 55 piletas de nueve mil litros aproximadamente perfectamente diseñada. El techo de la bodega es de una ingeniería bestial en tiempos de solamente papel y lápiz. En Mendoza los enormes techos de las fincas y de muchas bodegas son hechos con cañas y pinotea. Aquí se hicieron con sauce, uno por uno. Hablame de artesanos.

Algunos de los tanques que se incorporaron en los últimos tiempos fueron hechos a medida de la abertura de la puerta principal para que pasen. O sea no se priorizo la cantidad de litros, se priorizo no romper la pared. Eso se llama patrimonio.

Soy fana de Canale, de sus vinos, de los registros que dejaron enólogos que admiro mucho. Como Hans, Marcelo y ahora Horacio.

El enólogo Horacio Bibiloni. Foto Nico Visne

Río Negro no es la Patagonia, la Patagonia no es solamente un lugar.

Es un terruño muy diferente a Neuquén, a pesar de la poca distancia, como lo es a su vez El Chañar con el norte neuquino hablando de vinos puntualmente.

Rio Negro tiene viñedos centenarios, plantas vigorosas que dan uvas maravillosas para lograr vinos muy interesantes.

Horacio Bibiloni es mendocino, de Guaymallén. Metió trabajó en Nieto Senetiner donde elaboró vinos brillantes. Estudió en la escuela Don Bosco y en la Universidad de Cuyo. Hace 15 años es enólogo de Canale.

Horacio es un tipo reflexivo, sabe que la industria está conviviendo con otras variables culturales de consumo, que hoy no es igual que ayer y habla del futuro, porque los tiempos entre otras cosas han cambiado.

Horacio descree de las posturas de algunos colegas a la hora de alimentar el marketing en pos de abrir caminos en la viticultura. “Si tu vino tiene defectos grossos y estás todo el tiempo haciendo fotos para instagram, en lugar de corregir estás errando el camino”.

En plena cosecha. Foto Emiliana Cantera

No se casa con una escuela, no se queda quieto. La bodega ha virado un poco el estilo de los vinos, pero nunca se ha despegado de su identidad: El terruño. Sigue estando la fruta característica y la madera, pero también está el suelo y la maduración de la uva. Se va moviendo la matriz, han discontinuado hace 4 años el Diego Murillo, bastión cultural de consumo en el segmento más bajo y hoy el piso arranca a partir de Marcus.

La línea Old Vineyard se amplía con su último fichaje, un rosado de pinot, con un color más claro y una boca más mineral. Sumándose a una nueva tendencia en el país en este estilo de vinos y aportando al nicho de los rosados ricos y frescos. Hay un dato curioso; este vino viene con la primera tapa a rosca en la historia de la bodega. Otro enorme acierto en esa línea es su riesling, de los pocos en Argentina (sobran dedos en una mano para contarlos). Se elabora desde 2011 y proviene de un viñedo de una hectárea y media de 1937. Tanto el riesling como el rosé, se elaboraron 5 mil y 9 mil botellas respectivamente. Es decir que si te cruzás con ellos tacléalos.

Canale tiene una mochila de tradición y de vanguardia. Lanzaron el primer Semillón como varietal en Argentina y tienen una buena porción plantada en un viñedo de 1942. Son los papis del Semillón acá indudablemente.

Canale ha logrado instalar vinos iconos en épocas donde había varios jugadores fuertes de otras regiones jugando en el mercado y ha logrado posicionarse y mantenerse. El “Íntimo” fue lanzado en 1968 para poner un ejemplo.

Horacio Bibiloni destaca las características del terruño. Tiene clarísimo que es muy difícil lograr varietales que se dan muy bien en un lado y no en otro. Por ejemplo Mendoza. “Los merlot patagónicos son únicos, si bien son diferentes terruños, los del sur son superiores”. Canale tiene 40 hectáreas plantadas de Merlot, plantas traídas de afuera de viveros como Morrison en los 90 y atraviesan gran parte de su portfolio y de su identidad. Son vinos completos, filosos y versátiles.

Cuando hablamos sobre los consumidores, la baja en el consumo de vino por pera a nivel mundial y la aparición en escena de la cerveza como opción de bebida, Horacio hace un silencio y analiza: “hemos alejado mucho al consumidor, le hemos quitado contacto, cotidianeidad, no le hemos hecho un mimo y es hora de buscarle la vuelta”.

Probamos otros vinos, Marcus reserva Merlot, absolutamente tope de línea, una maravilla de la bodega y también un malbec Old Vineyard, potente motor que no sobresale por su fruta caudalosa, sino que hay algo más salino quizá, nervioso, alucinante.

La sorpresa de la visita es un Semillón de 1987. Ha pedido de este cronista. Un vino maravilloso, testigo de un viñedo y una apuesta a este varietal hermoso que por estos días contaremos.

La cosecha viene genial, hay mucho movimiento en la bodega, se están procesando parte de los blancos. Los rincones de Canale pelan historia a cada paso que das, desde el museo hasta la sala de toneles, una verdadera burbuja de patrimonio y trabajo.


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