El roquense que cocina este invierno en el cerro Bayo

Pedro Piergentilli comparte cómo es su rutina en el renovado restaurante top cordillerano.

Pedro, el primero de la derecha, posa para Yo Como con el equipo de cocina de AMEX Show House.

Pedro Piergentilli siempre parece estar feliz mientras haya una cocina bien cerca de él. Puede ser un restaurante top porteño, en una cocina de chacra en el Alto Valle o como ahora, en medio de la nieve, en La Angostura.

Días atrás, cuando fue el punto máximo de la temporada invernal y que llegaron turistas de todo el país de modo masivo, especialmente desde Buenos Aires, la adrenalina del cocinero roquense fue el principal ingrediente de sus preparaciones gastronómicas en AMEX Show House, el nuevo restaurante de Cerro Bayo Ski Boutique que lidera el chef Gonzalo Aramburu.

En este lugar, de 9 a 18, los esquiadores puede disfrutar de cafe y té en hebras, chocolate caliente, pastelería y tortas caseras, tapas para acompañar con una cerveza, fondue y especialidades hechas en el horno de barro y parrilla. Si el tiempo está bueno se puede disfrutar de un riquísimo asado en el deck. Por las tardes, happy hour.

Pedro, junto a su colega y socio Leandro De María, regentea la cocina de Isidro, un restaurante ubicado en pleno centro de Roca. Y cuando aparecen oportunidades para experimentar y crecer, alguno de los dos toma rumbo nuevo por algunas semanas. “Nuestro centro base es Roca. Desde ahí salimos a cualquier lugar que nos presente un desafío gastronómico, pero siempre por pocos días. Jamás descuidamos en lo más mínimo nuestra casa central”, comenta Pedro.

“Hace unos meses Gonzalo Aramburu, quien fue mi jefe por muchos años en Buenos Aires, me avisó que iba a abrir una propuesta acá en el cerro por la temporada al mismo tiempo que American Express se decidía a invertir una vez más en gastronomía -ellos constantemente generan acciones en este sentido-. Finalmente fue Amex quien los convocó para renovar la gastronomía de este cerro de La Angostura y brindar una propuesta más sofisticada para sus clientes. Paralelamente a todo esto le dije a un amigo cocinero uruguayo que está trabajando en París que se viniera una semanas a trabajar a esta parte de la cordillera, que nos íbamos a divertir mucho”, comenta Pedro a Yo Como.

Todo siguió su curso hasta confirmarse, finalmente, un equipo de trabajo con cocineros de la villa y de otros lugares de la región y el país. Se renovó completamente la estética del lugar en el Bayo, se armó un sector vip para los clientes especiales y se hizo un nuevo planteo de la cocina. Todo esto fue antes del inicio de la temporada invernal.

“Proveer de mercadería y demás insumos se hace difícil acá. Por ello se armó una carta básica, sin cosas raras ni rebuscadas, pensando en que el que viene a conocer el cerro o esquiar no se detiene a comer -es decir, no está en plan de consumir comida sino más bien en obtener un poco de calorías más para seguir esquiando. Sí hay una propuesta especial para los clientes Amex que deseen probar un menú de cuatro pasos con algunos productos de mayor calidad con un maridaje de vinos”, afirma el roquense.

“Son súper interesante los menúes degustación que se hacen con chefs invitados. Ya hicimos uno con dos súper colegas de Bogotá, los de “Villanos en Bermudas”. Ese evento fue de muy gran nivel. Tenemos varios invitados más para nuevos menús hasta el fin de temporada”, entusiasma Pedro.

¿Cómo es la rutina diaria de este cocinero en el Bayo?

A las 8:30 encienden la caldera que da calor a todo el edificio, que tiene un sótano para depósito, la planta baja donde funciona la cocina y el salón, el primer piso que tiene el vip y los baños y el segundo piso con habitaciones.

A las 9 empieza le servicio que terminará a las 18. A primera hora se demanda más café, chocolate y pastelería. Al mediodía, guisos de lentejas, sopa del día, hamburguesas, papas, entraña a las brasas…

“Yo estoy a cargo de la cocina en esto que defino como café de montaña. Y una vez que cerramos, todos nos vamos a lo bien alto de la montaña y nos tiramos en tablas o bien esquiamos. Subimos seguido a la cumbre. Otras veces vamos a la villa a algún bar a relajarnos un poco. Vivir acá arriba es muy lindo, se disfruta mucho el clima, el paisaje, la paz y la camaradería que tan bien nos caracteriza a quienes cocinamos para otros”, dice Pedro en el final.

“En unos días más vuelvo a Roca”.

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