Hace 7 años que produce chocolate en Cutral Co y le va muy bien

Edgar Presas, todo un emprendedor que supo marcar la diferencia en la comarca petrolera con su trabajo y creatividad.

Edgar, en plena oferta de sus productos.

Andrea Vazquez

Después de siete años de producción, la fábrica de chocolates de Cutral Co consolida su camino y logró ya tener clientela fija además de ser elegida por las personas que vienen de visita a la ciudad y se lleva como obsequio unos ricos chocolates con dulce de leche, barritas o en rama. A fuerza de constancia y algunas ideas tendientes a captar consumidores, el emprendimiento sigue firme.

El emprendimiento de Edgar Presas cumplirá siete años el próximo 7 de octubre. Su producto se llama Piuke Nita. Las instalaciones de la fábrica que elabora chocolate cutralquense están situadas en pleno radio céntrico, logra atraer a los locales y también a aquellas familias que llegan a la ciudad a visitar a sus parientes y regresan a sus lugares de origen con chocolates con acento de la comarca petrolera.

“Me da mucha satisfacción personal seguir adelante”, explica Edgar, quien tiene como metas ahora, poder expandir su producción.

“En Cutral Co la gente no estaba familiarizada con el rubro y costó mucho al principio. Necesité de tiempo para consolidar el emprendimiento. Todavía estoy en ese camino”,explica. Edgar, considerado un joven emprendedor, avanza a pesar de las dificultades y los vaivenes de las políticas económicas que imperan en el país.

– ¿Qué tipo de chocolate es el que más salida tiene?

– Los que más consumen son los chocolates con leche y el chocolate en rama. Después, le siguen los blancos y los semiamargos. Este año, según lo que observé, aumentó el consumo de semiamargo porque está de moda cuidarse la salud y como son los que menos azúcar tienen y los más puros, también compran este tipo.

¿Hay novedades en los productos?

– Sí, siempre trato de tener algo nuevo. Ahora, hice una barrita con cremas de frutilla y limón y la verdad es que salieron mucho. Gustaron bastante. Tengo clientes fijos. Algunos vienen todas las semanas, cada dos, o una vez al mes. Los más fanáticos del chocolate vienen hasta dos veces por semana a llevar algo y me preguntan qué variedad inventé. Otro tipo de clientes es el que compra para revender porque tienen comercios en otras localidades. Por ejemplo, Villa Pehuenia o Allen.

– ¿Cómo equilibrás el precio de los chocolates con la posibilidad de venta?

– Esta última semana la materia prima me aumentó un 35% , sin embargo, no aumenté los precios. Quiero pensar y ojalá no me falle, pero prefiero mantener el costo de mi producto al público y seguir con los clientes y no aumentarlos con la probabilidad que algunos dejen de consumir.

– ¿Cuál es el próximo objetivo?

– Y la idea es que pueda sacar el producto a otros mercados. Acá estoy al límite, y a nivel empresarial, no queda otra que expandirse para generar mayores ganancias.

En su local, además del chocolate, Edgar exhibe y vende anexos como mermeladas, licores, dulce de leche, té en hebras, cerámicas artesanales. La salvedad es que todo lo que se vende, tiene que ser artesanal, en línea con los chocolates que tiene sello propio. Y además, ofrece otros servicios como el de “desayunos a domicilio” y las “cascadas de chocolate” que le piden para los festejos de 15 años, casamientos, u otro tipo de evento.

– ¿ En cuánto ronda la producción?

– Es muy variable porque hay meses que vendo un montón: junio, julio, agosto, ya septiembre me baja un montón. Lo que produzco con mayor intensidad son los meses de junio, julio y agosto.

Un promedio de 160 kilos de chocolate por mes en la temporada alta, a veces, baja a 120 kilos. He notado que hay una tendencia de mayor consumo, entiendo que si fueramos una localidad turística, tendría más allá de la época, venta todo el año y no tenemos esa condición acá.

A pesar de ello, Edgar advirtió que “este año, en enero, noté que hubo mayor ingreso de turistas, con respecto a otros años y ojalá que siga así. Siempre viene un familiar de afuera y se lleva un regalo para su localidad”.

– ¿Cuáles son tus expectativas hoy?

– Pienso que lo que tengo es una mina de oro que debo explotar porque tengo mucho potencial. Sé que el producto está aprobado, trato de innovar con sabores que no encontrás en otras fábricas. Mi idea es poder comprar una máquina templadora automática, y hacer el proceso de templado en forma automática para aumentar la capacidad productiva y ahí sí expandirme a otros mercados. También incorporar un transporte utilitario para hacer la distribución.

Lograr la expansión de su producto es uno de los principales objetivos que tiene planeado Edgar de aquí en más.

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