Un Syrah conmovedor

Una de las bodegas más tradicionales de Argentina elabora un varietal que le rinde honor a su tipicidad siempre.

Si tuviese que elegir varios componentes para llevarme a una isla desierta seguramente entre mis cuadernos y lapiceras y mi Opinel se encontraría un Syrah de Escorihuela Gascón. Quizá muchos se pregunten porque ese y no otra cosa u otro vino. Hay algo particularmente en ese que me desvela desde hace varios años.

Como país no nos destacamos en la estadística a la hora de beber vinos por consumir Syrah, creo que es uno de los varietales más relegados del mercado en este momento.

Particularmente el Syrah de Escorihuela Gascón, hermosa bodega tradicional en Godoy Cruz, Mendoza fundada en 1884 y que jamás hay que dejar de visitar, me atrapa, con su registro típico de esa cepa.

Con un 50 por ciento de sus uvas de Agrelo y el resto de El Cepillo, sobre el sur del Valle De Uco, este vino tiene en sus notas características de tierra y humo, algo negro, especiado, sin demasiada fogosidad dulce, no es una bomba frutal, ni un caramelo para chupar hasta tocarle el alma, es otra cosa, está más relacionado al registro terroso, a la curtiembre.

Es uno de mis favoritos. Un ochenta por ciento del corte paso por madera , francesa y americana durante ocho meses.

Su potencial de guarda es de ocho años, algo que básicamente no hago con este vino es guardarlo así que cumplo con comunicar su longevidad recomendada.

Ideal para comerlo con quesos, principalmente semiblandos de cabra. Obvio que con pastas y carnes va muy bien.

Un vino para salir de la autopista donde muchas veces todos parecen iguales y encontrarse con notas y registros diferentes.


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