Animáte a probar harinas de semillas: cómo hacerla y usarla

Harinas saludables. Fácil de hacer, fácil de consumir. Cuida de vos y de tu familia. ¿Por qué son una mejor opción que la refinada?

Por Estefanía Fachinetti

¿POR QUÉ UN HARINA DE SEMILLAS ES MEJOR OPCIÓN QUE LA REFINADA?

Si bien la forma más vital de consumir semillas es en su forma cruda, es decir sin cocción, la opción de procesarlas para convertirlas en harinas es una excelente oportunidad para incluir a las semillas y a su potencial nutritivo en cualquier preparación casera y así agregarles salud a nuestras comidas. También es una muy buena manera de probar otras harinas para cuidarnos más, harinas mucho más nutritivas y energéticas que la tradicional harina blanca, que al ser refinada no aporta vida ni bienestar al cuerpo, sino que lo maltrata y causa dolores, molestias o enfermedades.

¿CON QUÉ SEMILLAS PUEDO HACER UN HARINA SALUDABLE?

Cualquier tipo de semilla, mejor si es orgánica y siempre respetando que sea integral. Las más comunes son las semillas de trigo, cebada, avena, centeno, pero también podes animarte a probar con semillas de cereales (quinua, maíz, arroz integral, mijo, amaranto, amapola) semillas de frutos secos (almendras, nueces, castañas, maní) semillas de legumbres (algarroba, lentejas, porotos aduki, arvejas, garbanzos, habas) etc.

Tené en cuenta que los diferentes tipos de semillas tienen diferentes nutrientes, por eso, podes investigar antes de rechazar o aceptar lo que quieres incluir en tu harina.

La harina de trigo sarraceno hace que los preparados queden bastante similar a la harina de trigo que acostumbramos.

Las harinas de quínoa y amaranto, tal vez sea mejor mezclarlas con otras harinas, ya que el sabor de la harina de quínoa y la de amaranto es fuerte. Con la práctica, vas a ir identificando en cada harina de diferente semilla, con qué y cómo conviene consumirlas.

Hay 2 tipos de harinas que se usan sobre todo cómo reemplazo de huevos en recetas sin productos de origen animal. Éstas son las harinas de linaza y de chía. Ambas son muy simples de hacer, se logran con las semillas de lino y de chía, respectivamente.

¿CÓMO HACER UN HARINA DE SEMILLA?

Tranquilamente podés comprar harinas saludables de distintas semillas, pero si querés el plus de haber aprendido algo nuevo y tener un producto artesanal en casa, también tranquilamente ¡lo podés hacer en segundos! Con la materia prima en mano y una herramienta adecuada que procese, ya está. Estos son los pasos:

Primero, lavar previamente las semillas, debido a la contaminación que puedan traer en todo su recorrido hasta llegar a tu hogar. Luego se deben dejar secar antes de querer molerlas para obtener su harina, ya que sino, con el resto de agua o humedad no se podría lograr el resultado de sequedad deseado, además de que, al contener agua, el producto no podría almacenarse por mucho tiempo como sí sucede con las harinas, que se pueden guardar por meses mientras se van consumiendo.

Luego de haberlas lavado y dejado secar, solo hay que procurar tener una maquina lo suficientemente potente para romper y moler las semillas hasta que queden como una harina, a menos que prefieras el método manual y apeles a un mortero. Estas máquinas pueden ser: licuadora, procesadora o molinillo de café.

RECOMENDACIONES

Podes chequear mientras preparas tu harina, colocando la mezcla dentro de una taza y examinándola de cerca o tocarla para asegurarte de que tiene la consistencia que deseas y si no la tiene, arranca de nuevo.

Cuando estés satisfecha/o con tu harina, te conviene ubicarla dentro de un recipiente hermético.

El mejor lugar para guardar una harina es en un sitio fresco y oscuro. Esto evitará que los insectos y la luz del Sol causen un daño irreparable. Si querés, podés colocar hojas de laurel en la harina para prevenir que las chinches arruinen tu harina. Y si estás haciendo grandes cantidades, conviene guardarlas en la heladera. La harina integral se rancia rápidamente, así que fechala a pocos meses si la dejas fuera de la heladera y, si cambia de color o huele mal (lo que no sucedería si la guardas en frío), es bastante claro que llegó su momento de convertirse en abono.

CONSIDERACIONES PARA TU HARINA SALUDABLE

Si empleas un utensilio eléctrico, mientras más poderoso, más fina será la harina que produzcas. Si usas licuadora, lo ideal es tener una de alta potencia, si usas una procesadora, nos podemos demorar un poco más que en la licuadora, pero de todas formas es factible hacer las harinas en esta máquina y, si es con un molinillo de café, se puede usar perfectamente, solo hay que ir haciendo de a pequeñas cantidades, lo cual puede ser un poco tedioso si querés moler grandes cantidades.

El molino de mano tiene una ventaja real, no produce ningún calor que dañe los nutrientes. Por otro lado, se demora bastante tiempo. Si no obtenes la consistencia deseada con tu molino, intenta con tu licuadora a ver si esta hace la diferencia. Aunque el propósito de los molinos de mano es moler los granos para hacer harina, en algunos casos las licuadoras pueden realizar el trabajo con más efectividad.

Para mejores resultados en las preparaciones, siempre se recomienda hacer mezclas de harinas, ya que esto suele darles más consistencias y añadir más nutrición al producto final. Conviene chequear previamente cuáles son las mejores y más convenientes combinaciones.

AHORA, ¡ANIMATE A PROBAR!

Las recetas para experimentar están por doquier. Y si a la primera no resulta como lo esperado, ¡no importa! Nada que un intento más no pueda solucionar, después de todo, así se empieza y eso ya es genial. Alimentarse de semillas en forma de harinas y poder ir reemplazando la tradicional harina refinada, es un regalo que sólo vivenciándolo podes descubrir, entender y disfrutar. Para seguir viviendo en salud y plenitud, así como darles la mejor calidad de vida a quienes te rodean.


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