Cambios en la dieta para reducir las convulsiones en epilepsias rebeldes

La “dieta cetogénica” ampláa evidencia de sus beneficios contra la epilepsia que no responde a medicamentos

Especialistas reclaman que más hospitales, tanto públicos como privados, tomen la decisión de desarrollar internamente equipos de dieta cetogénica.

Gentileza

Cuando las personas con epilepsia no logran controlar sus múltiples convulsiones diarias tras probar con más de dos medicamentos, se recomienda la indicación de lo que se conoce como ‘dieta cetogénica’, una terapia metabólica que despierta cada vez más entusiasmo en la comunidad médica por sus marcados beneficios para esta enfermedad y por distintas líneas de investigación que van mostrando usos prometedores. De este tema se habló durante el primer Nutricia KetoUniversity Latam en Buenos Aires, un evento científico regional para profesionales de la salud de Brasil, Bolivia, Colombia, Chile y Argentina.

“Veinte años atrás, la dieta cetogénica era percibida como un tratamiento alternativo, mágico, sin respaldo suficiente. Eso fue modificándose gracias a la robusta evidencia científica que se fue generando. Hoy entendemos que existen más de 10 mecanismos por los cuales esta dieta funciona, lo que está despertando el interés de muchos investigadores”, sostuvo Eric Kossoff, Director Médico del Centro Pediátrico de Dieta Cetogénica del Hospital Johns Hopkins, quien visitó la Argentina para disertar en el mencionado evento científico.

¿A qué nos referimos cuando hablamos de dieta cetogénica? Se la llama ‘dieta’, pero en realidad es un tratamiento metabólico que consiste en la restricción en la ingesta de hidratos de carbono y el aumento de la incorporación de grasas, lo que incrementa el desarrollo a nivel celular de ‘cuerpos cetónicos’, que son sustancias que derivan de la degradación de las grasas. El organismo los utiliza como energía cuando hay poca glucosa circulando, porque se restringieron los carbohidratos. Por diversos mecanismos metabólicos, esa combinación de bajos hidratos y aumento de las cetonas produce un efecto sobre la reducción de las convulsiones provocadas por la epilepsia.

Al respectó, Kossoff reforzó que es necesario llevar adelante en simultáneo ambas estrategias alimentarias, porque es el resultado de esa combinación lo que genera el efecto beneficioso. No funciona si uno lo realiza a medias”.

Los alimentos contemplados en la dieta incluyen crema, aceite, manteca, carne, pollo, huevo, quesos, pescado, frutas y verduras. Se excluyen cereales, papas, galletitas, choclo, batata o pastas. En la mayoría de los casos, no es un tratamiento para toda la vida: luego de unos años, empiezan a introducirse cambios progresivamente hasta que, finalmente, el paciente realiza una dieta prácticamente normal.

Acerca de la 1ª Nutricia KetoUniversity Latam, la reunión científica multidisciplinaria que congregó a más de 80 especialistas, la Dra. Marisol Toma, médica neuróloga infantil del Hospital Alemán, subrayó que “iniciativas como ésta contribuyen enormemente porque reunirnos con otros colegas de la región nos vincula y permite compartir toda la información más reciente que se encuentra disponible sobre el tema. Continuar aprendiendo ayuda a mejorar la calidad de atención y la formación médica especializada”.

Beneficios en epilepsia refractaria

8 de cada 10 pacientes con epilepsia refractaria que realizan la dieta cetogénica reducen la cantidad de crisis en más de un 50%. Dentro de ese grupo, el 40% las disminuye en más del 90%[1].

“Es posible que existan neurólogos que todavía consideran más sencillo continuar indicando medicamentos, porque hay muchos y distintos, y quizás exista la percepción de que la dieta cetogénica es difícil de cumplir, pero eso está cambiando rápidamente”, agregó Kossoff.

Los medicamentos que se utilizan para la epilepsia pueden producir sedación, confusión, temblores, letargo, somnolencia, depresión, inestabilidad, vértigo, irritación gástrica, cefaleas, hepatotoxicidad y problemas de visión. Por su parte, la dieta cetogénica tiene un perfil de seguridad superior. De hecho, uno de sus objetivos terapéuticos es poder reducir las dosis o directamente suspender alguno de los medicamentos que recibe el paciente.

El especialista refirió que los primeros tres meses desde el inicio de la dieta son los más complejos, porque el niño puede extrañar las galletitas dulces o el dulce de leche y la elaboración de cada comida lleva tiempo y dedicación, ya que deben pesarse todos los alimentos de cada preparación para respetar determinadas proporciones de aporte de cada grupo de nutrientes. Sin embargo, no suele ser un problema porque los padres controlan los procesos.

“La alimentación de los niños es siempre algo fundamental para las familias. Por lo tanto, si a través de los cambios nutricionales empiezan a notar menos crisis y mejor estado general del paciente, las familias continúan con la dieta cetogénica y no suelen interrumpirla. Es una opción diferente a las que han explorado antes”, explicó la Dra. Marisol Toma.

La especialista describió que las familias llegan con gran carga emocional, “mucho tiempo sin lograr controlar 30, 40 ó 50 convulsiones diarias. Cuando se les plantea este tratamiento, que consiste en modificar los patrones nutricionales, lo aceptan. Si además la sugerencia viene de su neurólogo de cabecera y se le ofrece un equipo multidisciplinario como soporte para su manejo, mucho mejor”.

La doctora Marisa Armeno, médica pediatra, especialista en Nutrición Infantil y Coordinadora del equipo de terapias cetogénicas de Hospital Garrahan, remarcó que ésta es una terapia que debe ser indicada y seguida por un grupo de expertos, con médicos, nutricionistas y en centros de referencia: “no es para que la inicie alguien por su cuenta en su casa o a través de páginas de internet. Son tratamientos específicos, individualizados, ajustados a las características de cada paciente”.

A este respecto, la Dra. María Vaccarezza, neuróloga infantil, médica de planta del Hospital Italiano de Buenos Aires, reconoció que se necesita que más hospitales, tanto públicos como privados, tomen la decisión de desarrollar internamente equipos de dieta cetogénica. El profesional de la salud que ingresa en este universo, se entusiasma, “porque los resultados beneficiosos que se ven en los pacientes dan muchas satisfacciones. Esto produce un círculo virtuoso por el cual cada vez querés seguir aprendiendo e involucrarte más”.

Donde sí tenemos una deuda, agregó la Dra. Vaccarezza, es con la población adulta: “como país, hemos sido pioneros en la creación de grupos multidisciplinarios para atender a niños, pero no así en adultos. De hecho, es complejo el proceso de transición durante la juventud y también en algunos casos representa un verdadero desafío la adherencia de los adultos a la dieta cetogénica, porque les cuesta cumplir con las restricciones alimentarias”.

Existen fórmulas nutricionales para la preparación de comidas que ayudan a la adherencia de la dieta cetogénica y brindan los nutrientes necesarios para cumplir con los objetivos del tratamiento. Pueden ser complemento o única fuente de nutrición, según la decisión del especialista. Son preparados que se elaboran fácilmente y hacen que los pacientes, pediátricos o adultos, entren rápidamente en la degradación de las cetonas y contribuyen a que el tratamiento sea más tolerable.

Las fórmulas están cubiertas, en los casos para los que están indicadas, por las obras sociales y prepagas o, en caso de que el paciente no cuente con cobertura médica, por el Ministerio de Desarrollo Social. Dicha cobertura está contemplada en la Ley de Discapacidad (22.431 y 24.901) para aquellos pacientes que cuenten con el certificado (CUD) y para aquellos que no, garantiza su provisión gratuita la Ley de Epilepsia (25.404).


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