Qué molesto que te pregunten “¿y vos por qué no tomás alcohol?”

Tomar copas sin alcohol ya es tendencia. Aún así los abstemios se cansan de justificarse.

Qué molesto que te pregunten “¿y vos por qué no tomás alcohol?”

Tomar copas sin alcohol ya es tendencia. Aún así los abstemios se cansan de justificarse.

Qué molesto que te pregunten “¿y vos por qué no tomás alcohol?”

Tomar copas sin alcohol ya es tendencia. Aún así los abstemios se cansan de justificarse.

Si no fumás sos un afortunado. Nadie te pregunta nada.

Si sos vegetariana o vegano, genial, qué bueno que cuidás tu salud.

Claro, en su momento, deben haber sido acosados con preguntas como lo son hoy los que optan por ser abstemios por voluntad propia.

¿Por qué no tomás alcohol?” es la pregunta que le hacen siempre a aquellos que no prueban ni una gota de alcohol –sin que pesen en esa decisión motivos médicos, religiosos o de creencias–.

Quieren que los dejen tranquilos. Dicen estar hartos de tener que justificarse cada vez que entran en un bar y piden un refresco, cuando rechazan el alcohol en una reunión de amigos o cuando sólo beben agua en un encuentro familiar.

Jennifer López y Jared Leto fueron los primeros en adoptar esta filosofía de vida. Natalie Portman, Katy Perry, Tyra Banks, David Beckham o Gwyneth Paltrow son otros de los personajes conocidos a los que nunca se ve con una copa de alcohol en la mano.

También se sumaron a renunciar al alcohol quienes pagaron caras facturas por un consumo excesivo, como el cantante de Depeche Mode, Dave Gahan, Rob Lowe, Ben Afflek, Colin Farrell o Gerald Butler.

Hoy es una tendencia que no para de ganar adeptos. Tiene hasta nombre: teetotalism. Y el éxito que está cosechando esta opción, consideran expertos en salud, no debería de extrañar en una sociedad cada día más obsesionada con lo saludable, que ha eliminado de la dieta diaria productos consumidos desde siempre, como las grasas saturadas, el azúcar, la sal, los lácteos o la carne. Era cuestión de tiempo que el alcohol se sumara a esa lista.

Los teetotalers o teetotals pisan fuerte en Estados Unidos. En ese país no paran de aparecer personas que manifiestan públicamente y con orgullo haberse sumado a esta tendencia. El término elegido para referirse a estos abstemios de la era moderna fue acuñado a principios del siglo pasado por Joseph Livesey, de la Preston Temperance Society, una organización fundada en 1936 con un único propósito: acabar con el daño social causado por el monopolio del alcohol.

Los teetotals del siglo XXI no parecen buscar, sin embargo, otra cruzada global contra el alcohol. Su decisión es una opción personal y particular que aseguran tiene muchos beneficios para su salud física y mental. Y aquí no vale defender que un par de copas de vino puede ser incluso beneficioso o que una cerveza no hace daño a nadie. El que apuesta por ser abstemio lo hace con todas las consecuencias. Ni una gota de alcohol.

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Los abstemios por convicción coinciden, al hablar del tema, en lo difícil que resulta muchas veces –en una sociedad con tanto bebedor social– mantener esa opción. La mayoría de negocios o tratos siguen cerrándose en cenas y comidas, con copas en la mesa y son aún muchos los que no conciben encuentros entre amigos, reuniones de trabajo o citas familiares señaladas sin alcohol.

La mayoría de locales nocturnos despliegan además, se quejan los abstemios, muy poca imaginación para ofrecer copas sin alcohol con el mismo aspecto a las que sí lo incluyen. Sólo se salvarían las coctelerías, que poco a poco van introduciendo en sus cartas combinados pensados para el abstemio. Con la misma vistosidad, esmero en su preparación y calidad que los cócteles que llevan alcohol. Y eso no deja de ser un alivio para los teetotals, pues se ahorran muchas explicaciones cuando las personas que les rodean no detectan si ingieren o no alcohol.

Es que los locales que sirven cócteles han sido los primeros en advertir que hay negocio entre el público abstemio.

Fuente: La Vanguardia y agencias


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