“¡Yo voy a ir a Marte!” ¡Y fue!

Descendiente de una familia con profundo amor por la Patagonia, durante los primeros 18 años de su vida Miguel San Martín pasó sus vacaciones de invierno y de verano en una chacra de Regina. Ahí, entre álamos inmensos, frutales y apuntando al cielo, Miguel iba de aquí para allá con un telescopio: “¡Yo voy a ir a Marte, voy a ir!”, machacaba ante sus amigos, que le daban la razón irónicamente.Y en alguna medida, hoy Miguel San Martín está en Marte.

Nota asociada: De la Patagonia a Marte  

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