Zapatero está decepcionado con el gobierno de Kirchner

La falta de respuestas a los pedidos de subas de tarifas de las empresas españolas con capitales en el país es la principal razón. Dicen que no habrá inversiones.

BUENOS AIRES (ABA) – Hace unos días volvió al país un reconocido político con fuertes contactos con el PSOE español. La impresión que trajo sobre la imagen del gobierno argentino fue lapidaria: «Están decepcionados con el presidente Kirchner. No lo observan con voluntad de solución de los problemas de fondo», tradujo el filorradical.

Otros visitantes asiduos a la embajada española en Buenos Aires reafirman esta ola negativa que crece en el gobierno de José Luis Zapatero, sobre todo por informes que le acercan los ministros más informados de la relación entre el Estado nacional y las privatizadas ibéricas.

Ocurre que el premier socialista entiende, como la mayoría de los líderes mundiales, que las empresas con capitales de su país deben ser defendidas afuera por su gobierno. Una idea quizá inexistente por estos lares, ya sea por la falta de una burguesía nacional o de políticas de Estado.

Zapatero tuvo un margen de comprensión desde el vamos con el Gobierno nacional, al punto tal que en su visita a la Argentina, instó a las privatizadas de su país a llevar una propuesta para desistir de las demandas internacionales ante el Ciadi, espada de Damocles que más incó

moda en el futuro inmediato de la estrategia oficialista .

La empresas españolas con reclamos ante el Ciadi son Telefónica con 2834 millones de dólares, la eléctrica Endesa por 1.800 millones Aguas argentinas cuyo accionista Aguas de Barcelona demanda por 1.700 millones y Gas Natural Ban por 268 millones. Según afirman voceros de algunas de estas empresas, la propuesta de retirar las demandas fueron elevadas hace un mes, y el Presidente las tiene cajoneadas.

Otro sinsabor para los intereses españoles fue la media sanción que el Senado aprobó en el marco de la renegociación con la empresa norteamericana Edelap, que es considerado el modelo a seguir en los demás contratos. Allí sólo se menciona aumento de tarifas a nivel industrial de hasta el 23% durante el 2005, y retiro de la demanda ante el Tribunal del Banco Mundial.

El Gobierno argentino analiza la posibilidad de romper con el Ciadi, de mantenerse esta postura de los demandantes, y judicializar a nivel nacional los casos mediante un fallo de la Corte Suprema.

En el Ejecutivo son conscientes que no habrá señales de nuevas inversiones fuertes por parte de España, y que pese a los esfuerzos conciliadores del embajador Carlos Bettini, amigo de Felipe González, muchos capitalistas no quiere oír hablar del caso argentino.

De todas maneras, el mapeo de las inversiones españolas en Argentina debe analizarse negocio por negocio. No es lo mismo la relación con la petrolera Repsol, con un volumen interesante de negocios por hacer que las empresas de servicios que aducen un retraso posdevaluación en el nivel de ganancias.

En las relaciones estratégicas de largo plazo, el gobierno socialista mira con mayor interés la relaciones comerciales con Brasil y Chile. Argentina tiene para la visión del poder español, el extraño encanto de una nación de inevitables lazos culturales, pero es como aquel viejo amigo que se lo quiere con ciertas reservas por sus defectos incorregibles.

Horacio Caride


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