¿Por qué el catamarán se encuentra paralizado en pleno verano?

Hace dos meses que la embarcación está amarrada al muelle de la capital rionegrina sin poder surcar las aguas del río Negro.

Marcelo Ochoa

A raíz de la falta de presentación en tiempo y forma de documentación que se exige para la seguridad en la navegación fluvial, se encuentra amarrado y paralizado el catamarán Currú Leuvu II sobre el muelle de Viedma.

Hasta que la Municipalidad capitalina y el responsable de la operación -un privado que oficia de capitán- no se pongan al día, no puede prestar servicios turísticos aún cuando las dos plantas impulsoras Mercedes Benz suenan como un reloj suizo.

El propósito establecido por la Prefectura Naval Argentina (PNA) es que se cumpla el régimen de protección ambiental formalizado por medio de la Ordenanza interna N°3/14, y las normas de gestión de la seguridad operaciones del buque previstas en la Ordenanza 11/97.

Aún así, el capitán Fernando Campisi se quejó sobre que “hace dos meses que estamos esperando la orden de Buenos Aires sobre este control, que en forma verbal, nos dijeron que está todo bien”.

Reveló que se le transmitió esta preocupación a la secretaria de Desarrollo y Turismo, Laura Ramos, para que el intendente José Luis Foulkes interceda ante ese ente de control de embarcaciones. Se quejó de las exigencias de la PNA porque “te piden normativas como si vos fuera a tripular un crucero”.

La primera Ordenanza está vinculada con medidas de prevención para prevenir la contaminación por aguas sucias ya que los sanitarios no pueden descargar al río, y en consecuencia, se deben establecer procedimientos para el retiro mediante caños de succión hacia un camión atmosférico. No obstante, hay excepciones con la instalación de equipos de tratamiento de aguas sucias a bordo, que deben habilitarse mediante pruebas de rendimiento.

Las normas de gestión de seguridad impone prácticas, tomar precauciones contra todos los riesgos señalados y mejorar continuamente los conocimientos como por ejemplo el grado de preparación para hacer frente a situaciones de emergencia que afecten a la seguridad y al medio ambiente. Para ello, cada responsable debe elaborar, aplicar y mantener un esquema en ese sentido.

La embarcación fue adquirida por la Provincia en 1975. Tiene capacidad para 150 personas y el año pasado operó como transporte público.

El catamarán ofrecía un recorrido para divulgar conocimientos sobre la naturaleza del río Negro y sus islas, a la altura de Viedma y Patagones.

Si bien en ese momento operó con condiciones hidrometeorológicas favorables, en horario diurno, en un tramo de casi 20 kilómetros; lo hizo con una segunda autorización provisoria que se venció.

Expertos navales indicaron a DeViedma que el organismo de control “no puede seguir autorizando certificados provisorios” en virtud de que si llega a producirse algún inconveniente “el responsable es Prefectura que autorizó el funcionamiento”.

Apuntaron que “esto es como la revisión técnica obligatoria de un auto, la empresa no te avisa, para renovar la autorización hay que hacer inspecciones, y cumplir con los requisitos”. Se aclaró que los provisorios que eran por seis meses se vencieron, y en caso de que uno de los certificados -de las distintas exigencias- “venza, se les caen los restantes”.

Al parecer, para cumplir con todas las obligaciones, los operadores de la nave habrían incurrido en ciertas dilaciones. Se supo que en un determinado momento de los trámites, Prefectura solicitó los planos de la embarcación. Se habla de un extravío en oficinas municipales, y por lo tanto, pudieron ser rescatados merced a que figuraban en archivos navales de esa repartición.


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