Piden que saquen lomos de burro

VILLA REGINA (AVR).- Lo que se planteó como una solución a los problemas de velocidad en el tránsito sobre la calle Juan XXIII, se transformó en un trastorno para los vecinos del barrio Padre Gardín, que ahora conviven con el paso de vehículos por las calles de la barriada. En el lugar, y a raíz de un accidente de tránsito que costó la vida a dos personas, entre ellas una pequeña de corta edad, el municipio construyó en menos de cuatrocientos metros seis lomos de burro.

Al mismo tiempo, para garantizar la seguridad de los vecinos de dicha barriada, colocó un guarda rail que divide la calle Juan XXIII con la calle paralela que es de circulación para los vecinos del barrio. Sin embargo los lomos, que en principio sirvieron para que los automovilistas disminuyeran la velocidad en su paso por el lugar, ahora se transformaron en un verdadero suplicio para los vecinos.

«Lo que pasa es que los automovilistas ya no circulan por la calle Juan XXIII, sino que lo hacen por la calle interna del barrio, lo hacen a gran velocidad y en doble sentido, cuando esta calle es de una sola mano» comentaron los vecinos de la barriada.

Para lograr la desinstalación de los lomos, elevaron el pedido al Concejo Deliberante que trató el asunto en la comisión de Tránsito y dictaminó a favor de eliminar estos sistemas de seguridad, para reemplazarlos por otro.

Por su parte la Cámara de Productores Agrícolas de esta ciudad, también solicitó la quita, debido a que al transitar con camiones por frutas por el lugar, la misma recibe golpes.

Los vecinos apuntaron al mismo tiempo que «en principio fue una solución, pero ahora es un peligro para todos. Por los lomos ocurrieron varios accidentes, hace pocos días un chico en una moto se cayó y se prendió fuego, también se caen muchas personas en bicicleta, y la rotura en los autos es una constante». Solicitaron que se mejore el sistema de alumbrado público, ya que su escasez complica aún la situación para el tránsito por dicha calle.

El personaje: El padre Pasino, un misionero salesiano

El sacerdote salesiano Pedro Pasino tiene una larga historia de vida en la Patagonia, donde llegó como misionero a los 17 años desde Italia. Aquí completó su noviciado hasta su ordenación sacerdotal, de la cual el año próximo cumplirá 60 años.

Hoy, con 87 años de edad, tiene muchos recuerdos lindos de estas tierras que recorrió de sur a norte y de este a oeste, inculcando educación y su fe a todos quienes se cruzaron en su camino.

En camino por la Patagonia tuvo oportunidad de conocer a la madre de Ceferino Namuncurá en 1936 en Junín de los Andes, y también conoció personalmente a Artémides Zatti en Viedma.

Sin embargo el conocer a la madre de Ceferino fue una experiencia que lo marcó para siempre y lo transformó en un ferviente historiador del su vida. Fue impulsor de la reconstrucción de la capilla y féretro que contienen los restos del joven mapuche, en Fortín Mercedes.

Al mismo tiempo es un profundo estudioso de la «Sábana Santa» sobre la que brindó más de mil conferencias en todo el mundo, y de la cual posee cuatro réplicas que no duda en mostrar a quienes lo visitan en la casa parroquial de Villa Regina.

(AVR)

Un vehículo para Apandi

Sin duda la trayectoria y labor que desarrolla Apandi hace que muchas personas tengan en cuenta a esta institución al momento de hacer una donación. El año pasado recibió un camión, y hace pocas semanas las empresas Moño Azul y Jugos SA donaron una camioneta Saveiro diesel. El vehículo, apenas fue entregado, ya empezó a cumplir una importante función; el traslado de insumos para el trabajo, alimentos, y cualquier otro elemento que pueda ser cargado. (AVR)