Ante un complicado final de mandato

La crisis política brasileña, que ya dura cuatro meses, comienza a perfilar un complicado final de mandato para el presidente Luiz Inacio Lula da Silva, quien sufrió un dramático desgaste en su popularidad y cada vez tiene un camino más difícil hacia las presidenciales de 2006.

El presidente del Instituto Brasileño de Estudios Políticos, Walder de Goes, contempla dos posibles escenarios para la crisis: un proceso de moción de censura contra Lula, al que atribuye una probablididad de 20%; o uno de crisis permanente, de largo plazo, al que atribuye 80% de probabilidad. Pronósticos aparte, lo que está claro es que la crisis no pasará sin pesadas consecuencias para la vida política brasileña, señaló a la AFP el consultor. De un lado está el descrédito político del gubernamental Partido de los Trabajadores (PT, izquierda), fundado por Lula hace 25 años y en el centro de la crisis por haber creado una millonaria contabilidad no declarada que el Congreso investiga si fue destinada a sobornar a los partidos aliados en el Congreso y si se benefició de empresas públicas.

Del otro, el progresivo debilitamiento de la base política del gobierno, cuyos partidos, también acusados de corrupción, pasan por un «proceso de diáspora». Por último, «Lula está saliendo de la condición de favorito para las elecciones presidenciales de 2006, lo que abre un espacio para la proliferación de candidatos», que tratarán de fortalecerse con la debilidad del mandatario y de su partido, concluyó De Goes.

La popularidad del presidente Lula cayó casi diez puntos en setiembre (de 59,9% en julio a 50% en setiembre) y está en su peor nivel histórico, lo que pone en peligro su reelección . «El hecho de que la crisis antecede a las elecciones de 2006, torna más difícil restaurar la normalidad del sistema. Difícilmente el gobierno recuperará el control sobre el Congreso», dijo el consultor de SantaFe Ideias, Carlos Lopes. «El gobierno perdió el control sobre el Congreso, el partido del gobierno desfallece y es el centro de la crisis, mientras el Congreso vive una gravísima crisis moral», concluye Lopes. (AFP)

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