Argentina volvió a dar cátedra

Le ganó a Colombia con total claridad y con gran contundencia. Ahora quedó a un paso de lograr la clasificación para el Mundial.

BUENOS AIRES (DyN) – En otra notable muestra de contundencia, al seleccionado argentino de fútbol le alcanzó ayer con el primer tiempo para deshacerse de su endeble y confundido par de Colombia, al que le propinó en el «Monumental» un 3-0 que además sirvió para consolidar su condición de holgado líder de las eliminatorias y lo dejó a las puertas del mundial de Japón y Corea.

Cristian González (la figura de la cancha), Claudio López y Hernán Crespo (quien en el segundo tiempo salió lesionado) anotaron los goles con que Argentina festejó su décima victoria en las trece fechas que se llevan jugadas.

Tras un comienzo incierto, Argentina le enrostró a Colombia su enorme capacidad ofensiva y liquidó el encuentro en una ráfaga mortal que se extendió entre los 22 y los 37 minutos de la etapa inicial.

En el comienzo, el desarrollo se hizo lento y enredado. Colombia le quitó la pelota a la Argentina y la manejó sin apresurarse, con esa paciencia a veces exasperante que caracteriza a los equipos de Francisco Maturana, quien volvió a hacerse cargo del conjunto cafetero.

Argentina por entonces no pudo plasmar en la cancha ese ritmo sostenido y dinámico que propone Marcelo Bielsa, y el juego caminaba por el sendero de la intrascendencia. Muchas imprecisiones, pocas luces de ambos lados.

Sorpresivamente, los visitantes se pararon con un apriori muy ambicioso 3-4-1-2, con Jairo Castillo y Faustino Asprilla alternando como enganches y Juan Pablo Angel en la delantera.

Sin embargo, ese planteo no se tradujo en llegadas de riesgo y los colombianos apenas merodearon en escasas ocasiones el área de los albicelestes.

Como Juan Sebastián Verón estuvo impreciso, y el equipo carecía de una prolija circulación del balón, Crespo pasaba inadvertido y Claudio López quedaba a contrapierna moviéndose como extremo derecho.

Argentina estaba lejos de seducir a las 45 mil personas que concurrieron al Monumental. Tanto, que su primera llegada fue aquel zurdazo de Juan Pablo Sorín que impactó en el poste izquierdo.

Pero, se sabe, si algo distingue al conjunto de Marcelo Bielsa eso es la contundencia, la capacidad para golpear al rival en el momento menos pensado.

Así fue que, a los 22, y en la primera ocasión en la que logró desbordar por las puntas a su adversario, Argentina destrabó el partido. Kily González, uno de los pocos que estaba haciendo las cosas bien, recibió de Sorín, se la tocó por el costado a Arley Dinas y sacó el zurdazo bajo que se metió junto al primer poste, sorprendiendo a un Oscar Córdoba que se había jugado por el centro del jugador del Valencia de España.

Argentina debió esperar 12 minutos para encontrar el segundo, también en una jugada aislada. A la salida de un córner, la pelota le quedó servida al Piojo López para la pierna con que mejor se desempeña y el delantero sacó el zurdazo seco y lapidario que le dio tranquilidad al equipo.

Y, a los 37, Crespo volvió a demostrar que atraviesa el mejor momento de su carrera. La pelota le llegó limpia por primera vez en toda la tarde y el goleador de la Lazio se sacó de encima a dos defensores y la tocó suave, con enorme clase al poste izquierdo de un Córdoba que se estiró sin alcanzar su objetivo.

En ese momento, la multitud estalló, como nunca antes, atronó un canto rebosante de ilusión y confianza: «Que de la mano, del Loco Bielsa, todos la vuelta vamos a dar». A esa altura, el triunfo ya estaba consumado.

Cuando, a los 9 minutos del segundo tiempo, el seguro Pablo Cavallero le ganó al desconocido Juan Pablo Angel el único mano a mano del que dispuso Colombia, los visitantes entendieron que su mejor negocio sería evitar un 5-0 como el que aquel equipo dirigido por Maturana le asestó a la Argentina para las eliminatorias del mundial de Estados Unidos «94.

Sobre los 15, Argentina volvió a apretar el acelerador y puso en numerosos aprietos a Colombia. Cuatro grandes intervenciones de Córdoba salvaron a los colombianos, cuya clasificación quedó muy comprometida.

El seleccionador mandó a la cancha a Pablo Aimar y Marcelo Gallardo, pedidos insistentemente por todo el público. Tuvieron poco tiempo para mostrarse, pero Argentina ya había resuelto el cotejo con esa convicción marca Bielsa que despierta esperanzas a cuenta de cara al mundial.

A pesar de todo, Córdoba fue lo mejor

Oscar Córdoba (6): Cometió un grave error en el primer gol al descubrir el poste derecho, pero en el segundo tiempo evitó un resultado más amplio al sacar cuatro pelotas clave.

Arley Dinas (3): No dio pie con bola. Fueron contadas las ocasiones en las que logró frenar a los delanteros argentinos, que lo volvieron loco.

Mario Yepes (4): Desconocido, lejos del zaguero central sobrio que suele ser domingo a domingo en Ríver.

Rubén Bedoya (4): También sufrió numerosos inconveniente a la hora de tratar de contener a los atacantes argentinos.

Gonzalo Martínez (4) Mostró un buen manejo de la pelota, pero esa virtud igual fue insuficiente para disimular la notable superioridad que ejercieron Juan Pablo Sorín y Cristian González el sector que debió controlar.

Freddy Rincón (4): En su regreso al seleccionado estuvo más cerca de la falta de las respuestas que de soluciones para su equipo.

Mauricio Serna (5): Su comienzo fue muy interesante, con autoridad para mandar en el mediocampo. A partir del primer gol su trabajo decayó y comenzó a notárselo muy nervioso.

Alexander Viveros (4): Impreciso con la pelota. Su aporte en materia ofensiva y defensiva fue demasiado escaso.

Jairo Castillo (5): Alternó buenas y malas, pero no se rindió nunca. Le faltó justeza en algunas jugadas clave.

Faustino Asprilla (2): Pareció ausente, su aporte fue casi nulo y, para colmo, pecó de displicente y lo reemplazaron en el entretiempo.

Juan Pablo Angel (3): Volvió al «Monumental» tras su incorporación al fútbol inglés, pero por su rendimiento ante los argentinos la del domingo 3 de junio no será una tarde para recordar.

Jersson González (5): Mostró un empeño y una voluntad que sin embargo resultaron insuficientes para torcer la historia.

El «Kily» se «comió» el Monumental

Pablo Cavallero (6): Tuvo que resolver una sola jugada complicada y le ganó el mano a mano a Juan Pablo Angel. Reemplazó con seguridad al lesionado Germán Burgos.

Nelson Vivas (7): Otra tarea muy destacada. Acertado en los cruces y firme en la marca, la gente le reconoció su esfuerzo con muchos aplausos.

Roberto Ayala (5): No se lo vio tan sólido como en otras ocasiones, pero cumplió pese a que los colombianos le dieron poco trabajo a la defensa albiceleste.

Mauricio Pochettino (6): Debió reemplazar a Wálter Samuel y lo hizo solvencia. Se lo vio atento y concentrado.

Javier Zanetti (5): Esta vez no fue el volante de trajinar incansable por el andarivel derecho. Estuvo más contenido, que de costumbre.

Diego Simeone (7): Un león en la mitad de la cancha. Se cansó de robar pelotas y contagió al resto con su empuje y su personalidad ganadora.

Juan Pablo Sorín (7): Su crecimiento no se detiene. Tuvo criterio para manejar la pelota y una entrega descomunal, como siempre.

Juan Sebastián Verón (5): Solamente se destacó en las pelotas parada, vía por la cual complicó varias veces a Colombia. Por lo demás, estuvo llamativamente impreciso y no se convirtió en el eje ofensivo que el equipo necesita para tener una mejor circulación del balón.

Claudio López (6): Jugó por derecha, es decir a contrapierna. De todos modos, se las ingenió para meter el segundo gol con un zurdazo bárbaro y para participar de varias jugadas más de riesgo.

Hernán Crespo (6): Había pasado prácticamente inadvertido, hasta que a los 38 minutos del primer tiempo anotó ese golazo fantástico que cerró la cuenta en el «Monumental». Al comienzo del segundo tiempo debió salir a causa de una lesión.

Christian González (8): Fue la figura de la cancha. Voluntarioso, infatigable, con un atinado control de la pelota y una propensión a buscar por el costado izquierdo, que resultó clave.

Marcelo Delgado (5): Estuvo lejos de destacarse, pero mostró voluntad y en su descargo hay que señalar que recibió escaso juego.


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