El empresario que se hizo cargo

Redacción

Por Redacción

¿Cuáles son los motivos que impulsan a una persona a realizar una actividad solidaria? La respuesta no es sencilla y seguramente tiene tantas respuestas como gente que decide ayudar a los demás. Aníbal Tortoriello es un empresario cipoleño. Próspero, si cabe el adjetivo. Un día cualquiera fue a solicitar la colaboración de los Bomberos de Cipolletti y salió con la convicción inquebrantable de que si no hacía algo era “cómplice de un acto de abandono”, como él mismo definió el motivo que lo llevó a tomar la decisión de trabajar para mejorar el servicio de un cuartel que cuida la vida y los bienes de los más de 90.000 cipoleños. Seis meses después era vocal de la Comisión Directiva de la Asociación de Bomberos Voluntarios y desde hace ocho es su presidente. “Hace un año y medio fui hasta el cuartel porque necesitaba que los bomberos le brinden a mis choferes un curso de seguridad que nos exigía una empresa. Me atendió el jefe y luego de decirme que no había problemas me mostró la calamidad en la que estaba el lugar”, contó sobre la primera vez que se topó con la problemática. “Cuando salí me di cuenta de que como vecino no me podía quedar con los brazos cruzados. Me di cuenta de que si no hacía nada era cómplice de un acto de abandono y que eso está en contra de todos los vecinos cipoleños”, recordó. Ya como vocal de la Comisión Directiva tuvo otro dilema. La gestión anterior llevaba muchos años y estaba “desgastada”. Los nuevos integrantes no tenían demasiada posibilidad de hacer algo porque no conocían los fondos con los que se contaban. “La gente estaba desanimada. Necesitan una dirigencia porque estaban a la deriva. Estaban las mismas cabezas y empecé a ver que no conocíamos nada. Los bomberos nos pedían y no sabíamos qué responderles. Me empezó a agarrar una impotencia. Y le dije a un compañero que si no tomábamos la dirigencia me iba. Estoy acostumbrado a ser práctico y ejecutivo”, relató sobre una decisión que al final no tomó. Hizo todo lo contrario y finalmente quedó al frente de la asociación que se ocupa de administrar y gestionar la vida del cuartel y lograr que a los bomberos no les falte nada para su trabajo. En estos meses que lleva al frente de la nueva comisión se lograron reparar todos los vehículos, refaccionar y poner “a nuevo” el tradicional salón ubicado en Alem y Libertad que se alquilará para recaudar más fondos; conseguir equipamiento para los voluntarios e impulsar las capacitaciones periódicas. Obtener más dinero es imprescindible para prestar un mejor servicio y lograr el objetivo mayor de construir un nuevo cuartel de bomberos, el actual quedó obsoleto para la ciudad, en el Parque Industrial. La tarea, reconoció Tortoriello, no es sencilla y requerirá de mucho más que dos años que es el período de vigencia de la comisión. Por eso está seguro de que repetirá su gestión. “Se ocupan de salvar vidas, de prevenir, de salvar propiedades y ponen en riesgo su vida. Eso son los bomberos. Realmente donan su tiempo, su esfuerzo, se capacitan y arriesgan su vida por otro sin nada a cambio”, los definió con pasión.


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