Una ordenanza modelo
Si uno la lee parece una plataforma ideal para la implementación de un “sistema municipal de bicisendas”, como dice en el artículo 1. Pero hoy es letra muerta.
La ordenanza 1263/02 abunda en antecedentes sobre la inseguridad vial, los reclamos insistentes de los ciclistas, y las ciclovías que ya existían en otras localidades como Córdoba, Bahía Blanca, Rosario y Tucumán.
El artículo 3 de la ordenanza barilochense ordena a la secretaría de Obras y Servicios Públicos la realización de un concurso de ideas para el diseño de “itinerarios de interés ciclístico” y puntualiza que los circuitos “deberán responder a sistemas de anillos o punto a punto”. Lo más llamativo es que el artículo 11 deja sentado que la construcción de bicisendas se afrontará con “el 1% de lo que la municipalidad recaude en contratos celebrados en concepto de concesiones de servicios públicos o concesiones de obras públicas”.
Quince años después las bicis todavía ruedan como pueden por el borde de las rutas.
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