Chirac busca su reelección con el desafío de lograr apoyo masivo

PARIS (ANSA)- Los franceses elegirán hoy a su nuevo presidente, angustiados por la incertidumbre de su futuro y el de Europa ante el ascenso de la extrema derecha, en un caldeado balotaje entre el actual mandatario Jacques Chirac, convertido en el «símbolo de la República», y la amenaza extremista del líder del Frente Nacional, Jean-Marie Le Pen.

Unos 40 millones de electores están convocados a las urnas hoy para el crucial comicio en el que el «polo republicano» ue apoya al conservador Chirac espera reducir sensiblemente el abstencionismo de casi 30% del primer turno y lograr así una cómoda victoria como se vaticina.

Este será un punto esencial para que el actual presidente obtenga una victoria holgada que frene el crecimiento de la extrema derecha, según coinciden todos los analistas.

Apoyado por la izquierda, eliminada del ballottage por primera vez desde 1969 y que movilizó alrededor de 1,5 millones de manifestantes en París y toda Francia el pasado 1 de Mayo para decirle «no» a Le Pen, Chirac cuenta con el apoyo de la derecha, la Iglesia Católica y hasta el seleccionado francés Campeón del Mundo de fútbol.

«En la situación excepcional en la que se encuentra el país hoy en día, se trata de defender los valores que son comunes a todos los franceses no extremistas. Hay que bloquear a la tentación de la extrema derecha, que es a la vez extremadamente peligrosa en el plano humano y político, y desastrosa en el plano económico y social», dijo Chirac en su último llamado al electorado de izquierda. El presidente se presentó como un «enemigo personal» de los dirigentes de extrema derecha, negó cualquier maniobra tendiente a dar las firmas necesarias para que Le Pen pueda presentarse a las elecciones o a favorecer el ascenso de la extrema derecha para eliminar a Jospin, según denunciaron algunos medios y el propio líder del Frente Nacional.

Los sondeos realizados hasta el momento prevén un triunfo de Chirac con entre el 75 y el 82% de los votos, en una elección que se ha convertido en una suerte de referéndum contra la ultraderecha, por primera vez en segunda vuelta en Francia.

El resultado de hoy es crucial para el futuro de Francia, y también para la Unión Europea en su conjunto, ya que en los últimos años ha visto con impotencia el ascenso del nacionalismo en Austria, Italia y Dinamarca, y que no podría soportar que uno de sus locomotoras caiga en la misma pendiente.

Frente al desgastado Chirac, gozando de una tribuna impensada dos semanas atrás y volcado a un discurso virulento que mezcla racismo, populismo y nacionalismo, Le Pen llega a los comicios en la cresta de la ola de su carrera política, coronada por el éxito que significó el pase a segunda ronda y la eliminación del premier socialista Lionel Jospin.

Desde la defensa del régimen colaboracionista nazi de Vichy, hasta la propuesta para que los inmigrantes que no están a gusto en Francia «se vayan cuando quieran», Le Pen utilizó en estas semanas todas las declaraciones imaginables para provocar a un electorado shockeado y ha recibido el rechazo de la comunidad internacional y de gran parte de los franceses, que no ha dejado de movilizarse a las calles

Tras llamar a los electores de izquierda a sumarse a su candidatura («¿Por qué ir a votar tapándose la nariz?», les preguntó), Le Pen no ha dejado de castigar a Chirac, acusándolo de «padrino de clanes», corrupto y responsable del «vaciamiento de Francia». Le Pen, al que ningún sondeo da más del 25% de los votos, afirmó que sólo en caso de obtener al menos el 30% considerará su performance un «éxito», aunque prometió un nuevo «terremoto» y dijo aspirar al «51% «.

El fracaso de los sondeos en la primera vuelta, cuando ninguna encuestadora pronosticó el segundo lugar de Le Pen (16,86%) provoca incertidumbre y angustia en la dirigencia republicana, que sólo respirará tranquila tras los primeros resultados a las 20:00 (15 de Argentina)

Con la mira puesta en las legislativas

El presidente saliente Jacques Chirac cuenta con una victoria casi segura, pero serán las legislativas de junio las que determinarán el alcance de su poder. El sismo político provocado por el segundo puesto de Le Pen en la primera vuelta de las presidenciales, el pasado 21 de abril, coloca a Chirac ante un doble desafío.

Primero debe conformar el muro de los demócratas frente a la extrema derecha, y también frente a la extrema izquierda, que obtuvo más del 10% de los votos en la primera vuelta.

Y luego unir sólidamente, con vista a las legislativas del 9 y 16 de junio, la actual oposición de derecha, cuyos candidatos a las presidenciales en la primera vuelta, tanto centristas como liberales, retrocedieron en índice de votos con relación a los resultados precedentes

En el caso de ser reelegido, el Presidente saliente deberá nombrar mañana a un nuevo Primer Ministro que designará un gobierno.

A cinco semanas de las legislativas, ese gabinete deberá presentar un programa de gobierno, sobre todo en los ámbitos cruciales de la seguridad, del fisco y del diálogo social, que permita dar firmeza al mandato presidencial y convenza a un electorado decepcionado.

Los dirigentes de la «izquierda plural» (socialistas, comunistas y ecologistas), en el poder desde hace cinco años, ya se lanzaron en la lucha de las legislativas para intentar conservar la mayoría. Pero con el notorio retroceso de esos partidos y el importante avance de la extrema izquierda, debe evitar una nueva dispersión de las candidaturas y presentar candidatos únicos el 9 de junio.

Por su parte, Le Pen, cuenta con lograr hoy un resultado superior al 30% para fortalecer su proyección en junio. La ley prevé que para mantenerse en la segunda vuelta de las legislativas, un candidato necesita haber conseguido el primer o segundo puesto en la primera vuelta o al menos el 12,5% de los votantes inscritos. (AFP)