Bosques de ñire, aliados contra el cambio climático

Científicos del Conicet en Bariloche y Ushuaia junto con expertos de la UBA demostraron que su conservación es esencial para mantener la capacidad de almacenar carbono

Los ñires, que crecen en la Patagonia argentina y chilena, son árboles que tienen hojas pequeñas y corteza pálida. Son vitales porque protegen el suelo, regulan el agua y dan refugio a insectos y aves. Un nuevo estudio, que fue publicado en la revista especializada Land, permite entender cómo estos árboles soportan cambios en el ambiente causados por actividades humanas y cómo esto a su vez afecta su rol frente al cambio climático.

La investigación fue llevada a cabo por investigadores del Instituto de Investigaciones en Recursos Naturales, Agroecología y Desarrollo Rural, que depende de la Universidad Nacional de Río Negro (UNRN) y el Conicet y se encuentra en Bariloche, la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires y el Centro Austral de Investigaciones Científicas (CADIC) en Tierra del Fuego.

El hallazgo muestra que el ñire no es solo una especie resistente, sino que ayuda a almacenar carbono, un elemento importante para el clima global.

Según los científicos, “dado el rol crítico de los bosques en el ciclo del carbono y los desafíos permanentes relacionados con el cambio climático, resulta esencial evaluar empíricamente cómo la intensidad de las cortas afecta el almacenamiento y la captura de carbono para refinar futuros análisis multicriterio”.

Un equipo para afrontar un problema


El problema principal que abordaron fue el impacto del cambio en el uso del suelo. Cuando se transforman bosques para otras actividades como la ganadería, la tala o las quemas, existe el riesgo de que los ñires y el ecosistema entero sufran daños. El objetivo fue entonces analizar cómo los distintos niveles de disturbio humano y uso del suelo modifican la estructura de los bosques, su capacidad de regenerarse y su función como reservorio de carbono.

Para responder a esta pregunta, los científicos seleccionaron sitios representativos del bosque de ñire en diferentes condiciones. Había lugares donde los bosques estaban intactos, en su estado natural, y otros donde habían sido alterados por la acción humana durante años. Estos últimos incluían zonas taladas, quemadas y transformadas en pastizales para el pastoreo de ovejas.

El cambio en el uso del suelo afecta la estructura y regeneración de los bosques de ñire.

En cada lugar, el equipo midió el diámetro y la altura de los árboles, la cantidad de hojas, la cobertura vegetal total y la presencia de plántulas, que son los árboles pequeños. Analizaron la calidad del suelo, su cantidad de nutrientes, la humedad y la luz que llegaba al suelo. También recogieron datos sobre temperatura, ya que estos factores afectan el crecimiento del ñire.

Otro paso relevante fue la medición de carbono almacenado. El equipo no solo observó los árboles, sino la materia orgánica presente en el suelo. “Las áreas sin intervención humana presentan mayor almacenamiento de carbono en el suelo y biomasa aérea”, destacaron los investigadores en el artículo.

De este modo, la investigación relacionó las prácticas humanas con la capacidad del bosque de ñire de ayudar a mitigar el cambio climático, ya que un bosque sano puede guardar más carbono que uno degradado.

El estudio evaluó además cómo los diferentes grados de pastoreo, tala y quema impactan sobre la regeneración natural. Cuando los animales consumen muchas plantas jóvenes, las raíces y brotes de ñire sufren y el bosque pierde densidad con el tiempo. Donde hubo corte de árboles o quemas frecuentes, el ambiente se volvió más abierto y seco, afectando la capacidad de los ñires jóvenes para crecer.

Aconsejan conservar franjas de bosque intacto y reducir la intensidad del pastoreo

Resultados clave y recomendaciones


El trabajo científico comprobó que el ñire es capaz de soportar varios tipos de intervención humana, pero solo hasta cierto punto. Las áreas con disturbios bajos mantienen bosques densos, árboles de buen tamaño y mayor diversidad de plantas.

En cambio, donde hay tala excesiva, quemas o pastoreo intensivo, el número de ñires jóvenes desciende y el suelo pierde nutrientes valiosos.

Los investigadores afirmaron: “El empobrecimiento del suelo bajo uso intensivo genera bosques menos densos, con mayor riesgo de erosión y menor retención de carbono”.

Las recomendaciones principales incluyen reducir la intensidad del pastoreo y conservar franjas de bosque intacto, lo que beneficia la regeneración del ñire. Proteger plántulas nuevas y restaurar suelos degradados fortalecería la resistencia del ecosistema ante el avance del cambio climático y la frecuencia de incendios.

Este enfoque, según el equipo de investigadores, ayudaría a conservar el rol clave del ñire como almacenador de carbono y protector de los recursos naturales de la Patagonia.


Los ñires, que crecen en la Patagonia argentina y chilena, son árboles que tienen hojas pequeñas y corteza pálida. Son vitales porque protegen el suelo, regulan el agua y dan refugio a insectos y aves. Un nuevo estudio, que fue publicado en la revista especializada Land, permite entender cómo estos árboles soportan cambios en el ambiente causados por actividades humanas y cómo esto a su vez afecta su rol frente al cambio climático.

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