Clinton intenta salvar del fracaso total a la cumbre de Camp David

Las delegaciones de Israel y los palestinos dejaban la reunión. El tema Jerusalén hace casi imposible cualquier acuerdo Arafat-Barak.

Thurmont (EE.UU.).- El presidente Bill Clinton trabajaba anoche con sus asesores en Camp David, a pesar de que el primer ministro israelí, Ehud Barak, y el líder palestino, Yasser Arafat, no lograron un acuerdo de paz sobre Medio Oriente.

«Trabajan en este momento para alcanzar un acuerdo», afirmó el vocero de la Casa Blanca, Joe Lockhart, durante una conferencia de prensa que se desarrolló en Thurmont, cerca de Camp David, en el estado de Maryland. «En las últimas 24 horas hubo conversaciones muy interesantes entre las dos delegaciones y en el seno de las delegaciones», agregó.

El vocero presidencial aseguró que el presidente Clinton seguía planeando viajar hoy a Japón para participar en la cumbre del Grupo de los Ocho (G-8).Pero no quiso tirar la toalla y antes se entrevistó por separado con el primer ministro israelí, Ehud Barak, y el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Yasser Arafat

Pese a que fuentes palestinas e israelíes comentaron que no existen posibilidades de acuerdo, y que la cumbre estaba concluída, Clinton se dio un nuevo plazo para intentar acercar posiciones. «La prioridad del presidente es continuar hasta estar seguros de que se han analizado todas las posibilidades «, recalcó el vocero.

Según explicó Lockhart, entre los contactos que mantuvo Clinton en las últimas horas se incluyen varias conversaciones telefónicas con líderes árabes. Una de esas llamadas fue al presidente egipcio, Hosni Mubarak, muy cercano a Arafat.

La última ronda de conversaciones y entrevistas directas de Clinton con Barak y Arafat se llevó a cabo después de confirmar a las partes que no habían llegado a un acuerdo. «Hay mucha información circulando», había dicho el mismo Lockhart a la mañana, cuando las versiones sobre la amenaza de Barak de retirarse de la cumbre recorría el mundo.

Pero algunos de los rumores se fueron confirmando a lo largo de la jornada y tal es el caso de la carta que el primer ministro israelí envió a Clinton, acusando a Arafat de no negociar de buena fe.

«Si no va a haber progresos, los palestinos tendrán que enfrentar el trágico resultado de la oportunidad perdida», escribió Barak, y aseguró que llegó a Camp david hace 9 días para negociar «un fin al conflicto israelí-palestino» que lleva 52 años.

Según fuentes israelíes, cuando ambas delegaciones se preparaban para abandonar la cumbre, Clinton los detuvo para continuar las conversaciones.

Representantes israelíes y palestinos reconocían que había habido avances en algunos asuntos, pero no en el más espinoso, el de la soberanía en Jerusalén.

Ya desde el principio de la cumbre se sabía que Jerusalén, considerada por los israelíes como «capital indivisible y eterna de Israel» y palestino como su capital, era el principal escollo y así fue durante los nueve días de las duras conversaciones.

Para mantener la soberanía plena sobre Jerusalén, el primer ministro israelí, Barak, ha ofrecido a Arafat un 90% de los territorios de Cisjordania para un Estado independiente. El resto de ese 10% quedaría formado por el grueso de los asentamientos judíos de Cisjordania y de Gaza -más de 150- bajo soberanía de este país.

Las dos partes han logrado progresos notables en algunas áreas como las fronteras de la entidad palestina o el futuro de los refugiados. Sobre el asunto de las fronteras, Israel y la ANP habrían acordado la entrega a la autonomía palestina de entre el 90 y el 95%del territorio de Cisjordania.

En relación a los asentamientos, el acercamiento en la cuestión fronteriza lleva unido un avance en el de los asentamientos israelíes en Cisjordania y Gaza.

También las dos partes habrían acordado el posible retorno de unos 100.000 refugiados a Israel. (EFE-Télam)

Presiones en los parlamentos

El Parlamento palestino decidió ayer que rechazará cualquier acuerdo con Israel que no permita el retorno de los refugiados palestinos, al tiempo que el partido de derechas Likud formalizaba una nueva moción de censura en la Cámara israelí contra el primer ministro, Ehud Barak.

La moción de censura del Likud contra Barak, que no sería debatida en la Cámara hasta que el primer ministro regrese al país, puede ser interpretada como una medida de presión para evitar que el líder israelí haga concesiones a los palestinos en la citada cumbre.

Un portavoz del Likud explicó, al respecto, que la moción obedece a las negociaciones de Camp David, en las que ese partido de derechas -el principal de la oposición- considera que Barak «hace concesiones sin precedentes a los palestinos».

Por su parte, la decisión del Parlamento palestino fue adoptada en una sesión que celebró ese organismo en la ciudad cisjordana autónoma de Ramala. La iniciativa se refiere a los refugiados palestinos de la primera guerra árabe-israelí de 1948, que junto con sus descendientes ascienden ahora a alrededor de tres millones y constituye uno de los dos asuntos principales de las negociaciones. (EFE)


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