Ara Tokatlian regresa a Bariloche con su Arco Iris

Fundador junto a Gustavo Santaolalla del proyectos más originales de la música popular argentina, este sábado se presenta en la Sala Rautenstrach, en formato de trío, junto a su hijo Ara y al baterista Juan Pedro Estanga.

Lo último que hizo Ara Tokatlian y lo que, por entonces, quedaba de Arco Iris fue tocar en Cipolletti y Viedma. No recuerda dónde se presentaron, pero sí recuerda el colectivo que los transportó: poco adaptado para el transporte de una banda, por no decir que era incómodo a más no poder. Luego se sucedieron un puñado de shows más en Buenos Aires y eso fue todo. Junto a Dana partió a Estados Unidos y, con ellos, Arco Iris, el proyecto más original en todos los sentidos posibles que tuvo el rock argentino en sus orígenes. Era 1977.


Creada a mediados de la década del ‘60 en Ciudad Jardín, El Palomar, oeste del Gran Buenos Aires, lugar de donde también salieron Los Piojos, vale decir, Arco Iris lo fue todo y más también. Fuero rock, pop y folk, fueron progresivos, bluseros y jazzeros. Fueron experimentales. Fueron urbanos, andinos y rurales. Fueron tres adolescentes, Gustavo Santaolalla, Ara Tokatlian y Guillermo Bordarampé. Luego también Alberto Cascino y no mucho más tarde y, en su lugar, Horacio Gianello. Pero, sobre todo, Arco Iris fue Danais Winnycka, Dana.

Volver a tocar como Arco Iris no es fácil. La etapa Santaolalla fue breve y muy lejana y la banda es muy diferente a la que fue”.

Ara Tokatlian.


Decir que Arco Iris fue una de las bandas fundadoras del rock argentino y la primera en hacer lo que, de un tiempo a esta parte, hace todo el mundo: fusionar géneros hasta romper límites, es decir apenas una parte. Arco Iris fue, sigue siendo, un concepto como casi no existió ni antes ni después en la industria de la música. Una filosofía y un modo de habitar el planeta. Arco Iris fue una comunidad asceta guiada espiritual y filosóficamente por una mujer en un departamento de Palermo.


Más de cincuenta años después, desde ese mismo departamento de Palermo, Ara Tokatlian atiende el llamado de Diario RÍO NEGRO: está a punto de tocar por tercera vez en su vida en el Camping Musical de Bariloche. La primera vez fue en 1973, cuando Arco Iris fue invitado a participar de una especie de clínica de vida y música junto a un grupo de estudiantes de diferentes de escuelas secundarias de Buenos Aires. Era un Camping Musical muy distinto al actual, sin la Sala Rautenstrauch, por ejemplo. Por lo que el cierre de aquel encuentro fue con un breve concierto al aire libre.


Casi cuarenta años después, en el verano de 2020, Ara, que estaba de paseo por Bariloche, quiso saber si aquel bello lugar aún existía y, para su sorpresa, no solo que aún existía, sino que, ahora sí, contaba con una hermosa sala de conciertos, al mencionada la Sala Rautenstrauch. Inmediatamente, quiso tocar ahí. Y lo hizo, en febrero de ese año, en formato de dúo, junto al pianista Abel Rogantini.


Y ahora, cuatro años después, Ara Tokatlian instrumentista de vientos, egipcio de El Cairo, criado en Armenia y radicado de niño, junto a su familia, en la Ciudad Jardín de El Palomar, cofundador de una banda que mezcló Beatles, Pink Floyd y Traffic con el jazz y los vientos andinos, volverá al Cámpig Musical para presentarse con una de las tantas formaciones posibles de Arco Iris. En este caso, “Arco Iris. Ara y Ara Tokatlian”, junto a su hijo Ara Tokatlian, Arita, en teclados, saxo alto y voz; y Juan Pedro Estanga, en batería y percusión.


Será este sábado, a las 20, en el Camping Musical (Vivaldi 1000 – altura Av. Bustillo km 25, Llao Llao). Las entradas están disponibles por sistema a través de eventbrite.com.ar.

Las vidas de Arco Iris

Arco Iris nunca dejó de existir, aunque se trate de una banda muy distinta de aquella que reformuló el rock argentino cuando el rock argentino todavía se estaba buscando un destino. No podía ser de otro modo tratándose de una banda que lleva más de cincuenta años en actividad con formaciones que suelen mutar de un show a otro, salvo Ara, por supuesto.


El primerísimo primer Arco Iris, con Alberto Cascino en batería, grabó, en mayo de 1969, los primeros singles, “Lo veo en tus ojos” y “Canción para una mujer”, con arreglos de Rodolfo Alchourrón, y, unos meses después, el segundo, con “Luisito cortate el pelo” y “Sólo tengo amor”, canciones pop de la época que nada tuvieron que ver con lo que Arco Iris iba a grabar en su primer LP, el célebre “disco rosa” por el color de su arte de tapa. Antes, sacaron “Blues de Dana” y “Quién es la chica”, otros dos singles mucho más logrados que los anteriores. Claro, para entonces, ya estaban bajo la guía espiritual de Dana y la vida en comunidad.

Postal del “viejo Arco Iris”. Horacio Gianello, Gustavo Santaolalla, Guillermo Bordarampé y Ara Tokatlian.


Cascino no se adaptó y dejó la banda: fue reemplazado por Horacio “Droopy” Gianello, quien se mantuvo por fuera de la comunidad. Con el batería, Ara Tokatlñian en vientos y arreglos de teclados, Guillermo Bordarampé en bajo; y Gustavo Santaolalla en guitarras, producción, arreglos, composición y voz, Arco Iris se mantuvo hasta 1975, tiempo en el que grabaron los trascendentales e imprescindibles “Tiempo de resurrección” (1972), que incluye “Mañana campestre”, acaso el único su único hit; “Sudamérica…” 1972); “Inti Raymi” (1973); y “Agitor Lucens V” (1975). A esta etapa, Ara la llama de manera recurrente “el viejo Arco Iris”. Acaso, un Arco Iris irrepetible, como dirá en un momento de la entrevista con DiarIo RÍO NEGRO.


Gianello y Santaolalla se fueron de Arco Iris en 1975 para dar forma, junto a un jovencísimo Alejnadro Lerner, entre otros, a Soluna. Ara, Guillermo Bordarampé y Dana, en cambio, siguieron con Arco Iris profundizando la beta jazz rock del grupo. Así hasta 1982, cuando, ya en Estados Unidos, el bajista también se va quedando Ara y Dana como parte del proyecto.
Tras la salida de Santaolalla, Arco Iris, todavía en Buenos Aires, editó “Los elementales” (1977), un disco de jazz rock de fuerte impronta progresiva. Ya en Estados Unidos, la banda, con y sin Bordarampé, pero siempre con Ara y Dana hasta su fallecimiento en 2003, profundizó su trabajo con los aerófonos, la especialidad de Ara enmarcados en un jazz entre new wave y world music, y lejos, muy lejos de aquel “viejo Arco Iris”:

Ara Tokatkian, Arco Iris y todo aquel jazz

“Arco Iris no se separó, hubo miembros originales que se abrieron por diferentes motivos”, aclara Ara Tokatlian. “Pero el grupo continuó, musical y filosóficamente siempre nos interesamos en continuar. Seguimos viviendo en nuestra comunidad y la parte musical, aunque tuvo cambios de estilo, porque, en vez de canciones mezcladas con poesía, rock, jazz y folclore, ahora se hizo más instrumental”.

De juntarnos sería como Santaolla, Tokatlian y Bordarampé con algo nuevo y salimos de gira, me encantaría».

Ara Tokatlian.


Tras la partida de Santaolalla hace ya casi cincuenta años, el sonido de Arco Iris, dice Ara, “fue más instrumental, más fuerte en jazz rock y jazz progresivo sin perder nunca las características del uso de ritmos argentinos como la chacarera, la zamba, el uso de instrumentos autóctonos que la mayoría los toco yo y son los aerófonos. Eso, fusionado con sintetizadores, guitarra eléctrica, saxos, genera un sonido diferente. Esencialmente tiene aires del viejo Arco Iris, pero no son temas cantados, la mayoría son instrumentales”.


Con la incorporación de su hijo Ara, Tokatlian padre siente que este último Arco Iris se acerca al viejo Arco Iris porque, salvando todas las diferencias del caso, Ara ve en Arita un reemplazo vocal de Santaolalla que el grupo no tuvo desde la partida del aclamado productor hace más de cincuenta años. “Arita le agregó una faceta más conocida a la del principio porque además él también canta y compone. El canto vuelve a conectar con esa primera etapa de la banda”.

Ara y Ara, el fundador de Arco Iris, junto a su hijo, quien lo acompaña en esta nueva formación de la legendaria banda.


Por eso es que tocar en vivo “Mañana campestre”, por caso, vuelve a tener porque vuelve a tener quién la cante. Pero es eso no mucho más del “viejo Arco Iris” lo que toca este Arco Iris, que, lógicamente, se apoya en la producción musical post Santaolalla, instrumental, jazzística y experimental, sobre todo desde que se radicó en los Estados Unidos, más precisamente en la cabaña de montaña de Blue Jay, en California. No muy lejos de la residencia de Santaolalla, quien se mudó a Los Ángeles un par de años después que Ara, Dana y Guillermo Bordarampé para hacer la carrera musical que ya todos conocen. A pesar de estar tan cerca, nunca se cruzaron.


Eso, en cambio, sucedió en Buenos Aires. Dos veces y en ambas cantaron “Mañana Campestre”. La primera fue hace unos cinco años, un encuentro privado en casa de Guillermo Bordarampé, donde cenaron los tres, resolvieron asuntos ligados a la reedición de los primeros discos de la banda por parte de Sony y, obviamente, tocaron algo para ellos.


La segunda, en cambio, fue muy poco, en el marco del documental “Arco Iris, música y filosofía”, de Fabio Scaturchio, quien los reunió para cerrar el filme con una versión de “Mañana campestre”. Técnicamente, fue la primera vez que los tres miembros vivos del “viejo Arco Iris” (Horacio Gianello falleció en 2021) tocaron juntos desde 1975.


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