Dos talleres muestran el fruto del esfuerzo en Bariloche

Están asentados en dos barrios humildes de la ciudad lacustre. Allí brindan contención social además de capacitar a los alumnos en carpintería, herrería, pintura, costura y artesanías.

SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- El Salón Cultural de Usos Múltiples se convirtió en la vidriera del tesón y el optimismo que ponen los alumnos de los talleres de capacitación Carlos Mugica e Integral Enrique Angelelli para aprender un oficio y superar las dificultades que impone la actual crisis económica.

En la muestra conjunta -que se extenderá hasta mañana- se exponen trabajos de herrería, carpintería, costura, telas pintadas y una amplia variedad de artesanías de excelente factura, producto de un año de esfuerzo y aprendizaje en las aulas.

La iniciativa tiene el objetivo de compartir con la comunidad la importancia de la capacitación brindada y promover la inserción de los nuevos idóneos formados en los talleres. En el SCUM se respira el orgullo y el entusiasmo de los jóvenes y adultos que exponen y venden sus trabajos.

Tanto el Carlos Mugica como el Angelelli están ubicados en dos de los barrios más humildes de la ciudad -el Virgen Misionera y el 34 Hectáreas respectivamente- donde cumplen una importante función de contención y promoción social, además de alentar la solidaridad entre pares.

Pero su inserción comunitaria todavía esta circunscripta a los barrios donde funcionan y la muestra en el SCUM es una forma de acercarse al resto de la comunidad. «La idea es que la gente nos conozca y que sepa que en los barrios altos se hacen muchas cosas» indicó a «Río Negro» Sonia Huaiquipan, quien aseguró con orgullo que «la gente de los barrios altos es la más solidaria y la que más trabaja por los demás».

Huaiquipan ingresó este año al Integral Angelelli y el entusiasmo la llevó a inscribirse en casi todos los talleres, que abarcan desde carpintería, pintura y pátina en maderas, costura y artesanías variadas hasta computación. «Lo hago para mí, para una salida laboral, y para que cuando sea vieja pueda enseñarle a mis nietos las cosas lindas que se aprenden acá», indicó.

Su compañera de aprendizaje, Yolanda, destacó la calidad humana de los maestros del Angelelli, que «siempre están a tu lado cuando los necesitás», y el esfuerzo de la institución que además de la capacitación les brinda todos los materiales en forma gratuita. «Lo único que tenemos que hacer es ir y aprender», enfatizó.

Marcos Ortega comenzó a estudiar herrería hace dos años en los talleres Carlos Mugica y ya vendió sus primeras piezas. «Lo hago para poder independizarme y tener mi propio trabajo», explicó, mientras mostraba los productos de sus compañeros de estudio y de los del taller de carpintería.

Los aprendices coincidieron en señalar que, hasta la fecha, la mejor salida para sus trabajos la ofrecen los clubes de trueque «donde canjeamos todo lo que llevamos», pero no es la única salida comercial.

El taller de herrería del Carlos Mugica está desarrollando el «proyecto solidario de construcción de herramientas» para el programa de huertas comunitarias que, bajo el nombre «Sembrando esperanzas», llevan adelante el INTA y Cáritas.

Además ambas instituciones ofrecen la posibilidad de completar estudios tanto a los niños de los respectivos barrios como a los jóvenes y adultos que concurren a los talleres. «Hay abuelos que estudian la primaria», señaló Huaiquipan, al tiempo que destacó la tarea solidaria que realizan los estudiantes de secundario que concurren al Angelelli brindando contención, afecto y parte de la comida a los ancianos del barrio 34 Hectáreas.


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