BRICS y la incorporación de Argentina, de la chicana a la racionalidad

El anuncio del ingreso al mayor bloque emergente del mundo resulta estratégico desde la economía. También desde la inserción financiera y geopolítica futura. Si se logran sortear las mezquindades propias de la campaña electoral, la noticia es un logro conjunto de la diplomacia argentina, y debe ser puesta en el contexto correcto a largo plazo.

Las elecciones primarias de agosto han sido “una patada al tablero” de la política nacional, en el sentido más literal de la palabra.

No solo por la sorpresiva irrupción libertaria a nivel nacional. Ni por las dificultades que los antiguos ex extremos de la grieta exhiben al momento de interpretar el nuevo escenario. Ni por la nueva distribución “en tercios” que registra el conjunto del electorado.

La nueva configuración del tablero político argentino ha cambiado porque ha mutado la agenda del debate público. Los temas sobre los que dialoga la política rumbo a la elección de octubre, han sufrido una metamorfósis en agosto. En especial en aquellos que refieren al programa económico desde 2024.
No es que los temas de hoy nunca hubiesen sido mencionados antes. Es que ahora ocupan el centro de la escena como nunca antes.

En esa nueva conformación, los tres espacios en pugna buscan ganar el centro del ring.
Al gobierno le cuesta imponer el temario de la discusión, porque debe lidiar al mismo tiempo con el fracaso que revela la gestión. En especial la referida al tema inflación.

A Juntos por el Cambio aún le resulta difícil explicar cuáles son exactamente las diferencias, si es que las hay, con Milei. Desde adentro del propio espacio reconocen que Bullrich “es la nueva Larreta”. Entienden que sus ideas lucen “blandas” frente a la potencia del discurso rupturista de los libertarios.

A Milei en tanto, se le presenta como nunca antes la posibilidad de debatir en terreno propio. Milei juega de local. Luego del triunfo en las primarias, ha obligado a sus adversarios a discutir una y otra vez acerca de sus propias propuestas.

Reaparición. El Presidente dejó el ostracismo político para asumir el anuncio en primera persona.


La lógica pareció romperse esta semana con el anuncio del ingreso de Argentina a los BRICS.
Por primera vez en un par de semanas largas, el gobierno logró imponer el temario del debate público. Y llamativamente no fue Sergio Massa el encargado de dar el puntapié inicial.


La entrada de Argentina al bloque de los países emergentes más importantes del mundo, significó además la reaparición pública del Presidente Alberto Fernández. El mandatario abandonó el ostracismo, y se cargó a sí mismo el mérito diplomático.


La envergadura de la noticia, obligó a Bullrich y a Milei a posicionarse respecto a un tema relevante, significativo en el largo plazo, y trascendente a nivel geopolítico mucho más allá del resultado que arroje la dinámica electoral de 2023.


Un bloque de grueso calibre


Desde el año 2009, cinco de los países emergentes más importantes del mundo decidieron unirse para conformar un bloque de intereses comunes a fin de posicionar sus objetivos a nivel global frente a la hegemonía económica de las primeras potencias.
Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica conformaron así el grupo de los BRICS.


La magnitud de los BRICS se expresa en diferentes dimensiones.
Geográficamente, el bloque está conformado por dos de los países de mayor extensión territorial del mundo: Brasil y Rusia. En su conjunto, el bloque abarca 39.716.433 Km2.

Cumbre. La cita de 2023 significó el ingreso de Argentina al bloque.


En cuanto a la población, 4 de cada 10 habitantes del Planeta Tierra vive en los BRICS. En efecto, el 40% de la población mundial habita en los cinco países que históricamente conformaban el bloque.


En materia económica, el PBI conjunto de los BRICS asciende a u$s 27,7 billones, lo cuál representa un 28,7% del PBI global. Además, el bloque aglutina el 16,1% de las exportaciones mundiales y el 14,9% de las importaciones.


A todas luces, el peso geopolítico de los BRICS es inocultable. Con el ingreso pleno de Argentina, Egipto, Irán, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita y Etiopía desde enero de 2024, el bloque logrará representar más del 50% de la población mundial, y más del 30% del PBI global.


Noticia enorme en el momento más inoportuno



Los datos permiten poner en perspectiva el calibre del anuncio del ingreso de Argentina a los BRICS.
En cualquier otro contexto, se hubiese tratado de una de las noticias más relevantes de los últimos tiempos para el país, a nivel político, diplomático y económico.


Si la novedad no adquiere esa magnitud, es únicamente a raíz del momento en que el anuncio tiene lugar. La falta de timing en la comunicación oficial ha sido una de las marcas indelebles de la gestión de Alberto Fernández.


El de la comunicación institucional es quizá el único resorte de poder que aún mantiene el Presidente aparte de su figura diplomática y protocolar. Los sucesivos yerros de Gabriela Cerruti, su destrato a los periodistas, y la manifiesta dificultad para separar su persona de la institución de la vocería presidencial, siguen siendo un problema enorme para el oficialismo.

Un problema que se acrecentó esta semana cuando la inefable vocera usó sus redes sociales personales para abonar sin prueba alguna, las teorías conspirativas acerca de la convocatoria a los saqueos, la cual endilgó a Milei y su espacio político.

Ni Alberto Fernández ni sus funcionarios de más confianza en la cancillería tenían esperanza alguna de que los países miembros dieran el visto bueno al ingreso de Argentina a los BRICS. La noticia los tomó por sorpresa incluso a ellos.


El tropiezo en la estrategia de comunicación, estuvo presente una vez más en la forma en que se comunicó el ingreso a los BRICS.


Lejos del tono épico de otras épocas, el Presidente participó por ZOOM de la Cumbre en la que se formalizó el ingreso al bloque. Ni el mandatario, ni sus funcionarios de más confianza en la cancillería tenían esperanza alguna de que los países miembros dieran el visto bueno al ingreso de Argentina. La noticia los tomó por sorpresa incluso a ellos.


Quienes conocen los entretelones diplomáticos, afirman que la presión de India y China, pero principalmente de Brasil, fue determinante para torcer el brazo de Rusia y Sudáfrica.
Lo cierto es que pese a las enormes dificultades estructurales que arrastra hace al menos una década la economía nacional, el ingreso a los BRICS abre un formidable horizonte a futuro.

Uno en el que, gobierne quien gobierne, Argentina tendrá una silla en la misma mesa en la que se sientan los países más importantes del globo, y los protagonistas de la geopolítica: China (segunda potencia mundial y el país más poblado del mundo), Brasil (principal socio comercial y estratégico para la inserción económica global), Irán y Emiratos Árabes (mayores productores globales de hidrocarburos convencionales y miembros de la OPEP). También Rusia, que aún mantiene abierto el conflicto bélico más importante del Siglo XXI.


De la chicana electoral a la racionalidad



“Bajo mi gobierno, Argentina no va a estar en los BRICS”, dijo esta semana la candidata presidencial de Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich. Fue durante su exposición en el Council de las Américas, donde se congregaba lo más alto de la política, la diplomacia y el empresariado argento.


“El Presidente, que está en una situación de enorme debilidad, comprometió a la Argentina a la entrada a los BRICS mientras se desarrolla la invasión a Ucrania, junto al ingreso de Irán, país con el que la Argentina tiene una herida profunda abierta por los ataques en nuestro territorio”, agregó Bullrich.

“Bajo mi gobierno, Argentina no va a estar en los BRICS”

Patricia Bullrich, candidata presidencial Juntos por el Cambio


Fiel a su estilo disruptivo y en un mensaje directo a su propia tribuna, el libertario jugó mucho más al límite. “No nos vamos a alinear con países comunistas” afirmó Javier Milei en el mismo foro político y empresario. “Nuestro alineamiento de geopolítica es Estados Unidos e Israel”, agregó por si alguien aún tenía dudas.


Para los empresarios presentes, el anuncio del ingreso a los BRICS no solo llega a destiempo, sino que genera desconcierto político. “Es un proceso que va a llevar su tiempo, y es más propio de la próxima administración que ésta. Preocupa la confusión por el mensaje del actual gobierno en comparación con la oposición”, analizó Alejandro Díaz, presidente de la Cámara de Comercio Argentino-Estadounidense.

“No nos vamos a alinear con países comunistas”

Javier Milei, candidato presidencial La Libertad Avanza


En la misma línea, el empresariado entiende que el anuncio es significativo geopolíticamente, pero no mueve la aguja de los mercados para un gobierno en retirada. Al menos no hasta fin de año, y hasta que se despeje el horizonte electoral.


Dicho esto, cabe dar lugar a la racionalidad. Dejar de lado las mezquindades propias de la campaña proselitista y significar la noticia del ingreso a los BRICS de acuerdo a su importancia histórica, económica, política y estratégica. Al menos una vez en la historia pensar en la relevancia de las políticas de Estado.


Fue un 26 de julio de 2018. Ese día el entonces Presidente Mauricio Macri twiteó “Ya estoy en Johannesburgo para participar como invitado en la Cumbre de BRICS, el grupo de países con las economías emergentes más importantes del mundo”.


En aquel momento no parecía pesar tanto el pudor ideológico. Ni la presencia de China o Rusia. En ese momento el principal referente de Juntos por el Cambio podía calibrar el peso de los BRICS en base a su importancia global.

El ingreso a los BRICS es un logro conjunto de la diplomacia argentina. Racionalmente, implica estrechar lazos con los principales socios comerciales.


Es sencillo imaginar que en caso de acceder a la Presidencia de la Nación, la candidata de Juntos por el Cambio tendría los reflejos suficientes para hacer el mismo cálculo estratégico que su padrino político.
Lo mismo rige para Javier Milei, pese a su necesidad permanente de generar polémica.


Solo en materia comercial, la importancia estratégica del bloque al que acaba de ingresar Argentina, es más que evidente.
Solo Brasil, China e India, representan el 28,5% de las exportaciones argentinas, y el 43,1% de las importaciones.


Está demás decir que la solicitud diplomática de ingreso a los BRICS inició con Cristina Kirchner en 2010, se mantuvo entre 2016 y 2019 durante la gestión de Mauricio Macri, y continuó durante la presidencia de Alberto Fernández.


En otras palabras, lo que acaba suceder es un logro de la diplomacia argentina en su conjunto. Racionalmente, implica estrechar lazos con los principales socios comerciales, y dejar sentadas las bases para la inserción económica y geopolítica futura.

Datos

28,7%
La porción del PBI global que corresponde a los BRICS, antes de registrarse el ingreso de los 6 países nuevos en 2024.

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