Lo privado, público

La renovación de un edificio antiguo para crear la galería Valerie Traan en Amberes, Bélgica, resultó un blend perfecto entre un espacio para que los visitantes puedan disfrutar del arte y la vivienda de sus propietarios. Con la asistencia del arquitecto Bart Lens, los impulsores de la galería lograron redefinir los límites entre lo público y lo privado, y entre el arte y el diseño interior. El edificio original fue una fusión entre uno construido en el siglo XIX y otro que databa de 1979. Abandonada por años, las estructuras tenía deterioros como ventanas rotas y hiedra trepando por las paredes. Pero el ojo avezado de la curadora Veerle Wenes no se dejó intimidar por esto y apostó a la renovación. El trabajo se realizó en sólo 11 meses. En ese corto tiempo se cambiaron las ventanas por paneles modernos de vidrio, se colocó un ascensor que comunica la planta baja con los dos pisos superiores (pensado por la pareja de propietarios para lograr “una casa para toda la vida”), y se instaló una gran puerta pibotante para el ingreso de los visitantes de la galería. Desde el ingreso a la galería la fusión de ésta con la vivienda se hace evidente. Tras la enorme puerta blanca un pasillo de techo bajo conduce a la sala de exposiciones y desde ella, hacia la derecha, se ubica la planta baja de la vivienda que consta de un comedor que funciona como espacio de recepción durante la inauguración de las distintas exposiciones, una cocina con paredes de vidrio que se comunica con el hall central de la galería y un estar más íntimo. A la vez, este diseño permite que en días en los que no hay exposición abierta al público, el espacio de la galería se una al comedor para las reuniones familiares más grandes. En el primer piso, al cual además del ascensor se puede acceder por una importante escalera caracol, se colocaron el dormitorio principal con su baño y vestidor, y una segunda habitación. Pero antes de llegar a este primer piso, el descanso contiene una oficina y un baño público. Finalmente, el tercer piso contiene una segunda habitación de huéspedes con su baño en suite. Ambientada por su propietaria, toda la vivienda es un mix de diseño y arte. A los muebles y objetos de uso diario firmados por distintos diseñadores se suman instalaciones de artistas a los que Wenes representa. Pero seguramente la habitación que más representa el eclecticismo y el amor por el diseño de su propietaria es su baño personal. Con diseño de Simple Studio, el cuarto de baño no puede ser más original. Se trata de muebles, espejos y tocadores antiguos reunidos en una compraventa y pintados de blanco que se colocaron en las paredes siguiendo un camino desde un extremo de la habitación al otro. Una más que original solución para una casa que respira inspiración artística. Fuente Dwell.com


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