¿En qué andan algunos de los mejores autores nacionales?

Giardinelli, Feinmann, Castillo, Cross, entre otros, adelantan sus próximos libros. Abundan los ensayos, las historias de ficción y, por supuesto, los viajes.

Contra cualquier augurio apocalíptico (la desaparición del libro, al menos en su soporte de papel) o idea comercial instalada -y extendida- (lo que más se vende es literatura extranjera, libros de autoayuda o «new age»), los escritores locales siguen apostando a la literatura de ficción -novela, cuentos, cuentos breves-, los libros de viajes y el ensayo.

En definitiva se trata de esos temas que apuntan a las ganas de vivir.

Son las crónicas de lo cotidiano, como suele decir Luis Sepúlveda, es la magia de la realidad, una prolongación del realismo mágico que encarna Gabriel García Márquez.

La literatura de muchos escritores sigue apostando por la pasión y la aventura de lo incierto. El auténtico sentido de cada día.

Esta vuelta a los afectos y las emociones tiene que ver también con el avance de las nuevas tecnologías.

La digitalización de lo espiritual si se quiere.

Algo de esto había desarrollado en una entrevista publicada por «Río Negro», Mario Benedetti quien denunciaba allí la proliferación de lo que él llama el «tequiero.com», es decir la escasez del cara a cara, la forma más carnal y poderosa de decir algo al otro.

Así lo adelantan algunos de los escritores argentinos de la actualidad: Luis Guzmán, José Pablo Feinmann, Vlady Kociancich, Abelardo Castillo, Esther Cross, Juan Forn, Sylvia Iparraguirre, Carlos Sampayo, María Esther De Miguel, Mempo Giardinelli, Ana María Shúa y Christian Kupchik.

Todos ellos trabajan en estos días sobre distintos textos que anticipan, de un modo u otro, cómo será la literatura que se aproxima. A continuación sus comentarios.

• Luis Guzmán («El frasquito», «Hotel Edén», entre otros títulos) «Trabajo en un libro que se llama «Un género para la muerte», dividido en dos partes. La primera, teórica, que trata sobre la relación entre el epitafio la escritura y la escritura como «inscripción».

Para eso, tomo tres autores: Franz Kafka, Víctor Segalen y Edgar Lee Masters, porque los tres trabajan de un modo particular sobre el tema.

La segunda parte consistirá en las distintas formas en que la literatura abordó la muerte, sobre todo en el siglo XX, en obras como «En la colonia penitenciaria», de Kafka, y «Mobydick», de Melville; y sobre si existe o no, una articulación entre uno y otro aspecto del ensayo».

•José Pablo Feinmann («La astucia de la razón», «La sangre derramada», entre otros) «Después de seis años sin publicar ficción (desde «Los crímenes de Van Gogh»), acabo de entregar «El mandato», la novela que quise escribir desde hace por lo menos dos décadas.

Se trata de una historia que corre por dos carriles; uno individual, personal, y el otro, que aborda el mandato de la patria. Como correlato, como consecuencia no producida por el mandato en sí, ambos mandatos se reciben como esterilidad.

En el plano de la historia individual, un padre le pide a su hijo un nieto, pero éste no se lo puede dar porque es estéril.

Y en cuanto a la patria -una de las metáforas que más me obsesionan-, hay un país, llamado a vivir y a morir «coronado de gloria» -tal como dice el Himno Nacional (que también aparece en esta novela) y que, sin embargo, fracasa».

•Vlady Kociancich («La octava maravilla», «El templo de las mujeres», entre otros) «Estoy cerrando un libro de ensayos, «Lecturas privadas», con textos -algunos ya publicados y muchos otros, inéditos-, sobre autores, lectores y viajes.

En realidad, nunca hice crítica y este libro apunta a que todas las ideas que tengo -sobre estos temas y, sobre el mundo- son «privadas», personales.

Al mismo tiempo termino mi nueva novela, «Amores sicilianos» -que se publicará a fin de año-, una historia de ilusión y de traición, con personajes escritores y que transcurre una parte en Sicilia y otra en Buenos Aires».

•Abelardo Castillo («El que tiene sed», «El evangelio según Van Hutten», entre otros) «En este momento trabajo en la corrección de todos mis títulos para la edición de las obras completas que viene realizando Seix Barral; concretamente, en la edición definitiva de «Crónica de un iniciado», publicada en el 91. Después de esa época no la volví a tocar, pero ahora decidí trabajar en aquellos aspectos que no habían quedado cerrados para mí: reescribí enteros dos capítulos y aunque básicamente un lector poco atento, no se dará cuenta, la prosa está un poco modificada a partir de viejas ideas que tenía en carpeta.

Esta cuarta edición de «Crónica…» saldrá en mayo y mientras tanto, sigo escribiendo cuentos, ordenando poemas y dándole forma a un libro de ensayo, «La agonía de la libertad»».

•Esther Cross («El banquete de la araña», «La inundación», entre otros) «En estos días corrijo una novela, «Bombastic», que será publicada el año que viene (por Tusquets), al mismo tiempo que escribo una novela que se llamará «Radiana».

«Radiana» es el nombre de una robot que un científico paseaba por los Estados Unidos en los años 20.

Se trata de una novela corta, ambientada en Freedonia, aquel país de los hermanos Marx, durante la presidencia del mismísimo Groucho, alias Rufus T. Firefly».

•Juan Forn («Nadar de noche», «Frivolidad», entre otros) «Estoy escribiendo una novela episódica compuesta de lo que, supongo, serán nueve cuentos (ya tengo escritos siete), y que trata sobre la relación de un tipo que a los 40 años es «expulsado» de Buenos Aires por los cambios que ocurren a su alrededor son que él pueda o sepa reaccionar (se va quedando sin pareja, sin trabajo, sin casa y hasta sin ciudad, en la medida en que se deja de reconocer como «familiar», todo aquello que lo rodea).

En su periplo a ciegas de salida, pierde las últimas dos cosas que le quedan: primero su auto y después, su salud, cuando lo «faja» un grupo de borrachos en la ruta. «

Ahí, en ese estado, es rescatado por una chica de 12 años y su amigo, un ex luchador de catch de 50 años aproximadamente, quienes se lo llevan a un pueblo de playa (uno de esos lugares adonde desembocan los tipos que tienen algo que ocultar u olvidar su pasado).

A partir de entonces, a través de la relación con esa chica, Milagros, y de diversos personajes del pueblo, el protagonista (llamado Zimmerman, pero siempre mencionado como «Z» por el lugar que cree ocupar en el mundo), irá «retornando» al mundo de los vivos de un modo heterodoxo: las mentiras que le cuentan y que él acepta creer. Por eso el título (por ahora tentativo), «Puras mentiras», y el acápite del libro, de Lampedusa: «Puedo prometer que no diré nada falso. Pero no querré decirlo todo.

Me reservo el derecho de mentir por omisión. A menos que cambie de idea»».

•Sylvia Iparraguirre («El parque», «La tierra del fuego», entre otros) «Acabo de retomar dos proyectos que estaban en el cajón: uno es una nouvelle, que tiene como título provisorio «La confesión», y que es una historia en un ámbito que conozco bien, un pueblo, pero en los años 30, protagonizada por una mujer, y el otro proyecto es una novela más larga, que trata sobre la experiencia de alguien que viene a Buenos Aires durante la adolescencia…es una suerte de novela iniciática».

•Carlos Sampayo («Memorias de un ladrón de discos», «El año que se escapó el león», entre otros) «Estoy trabajando en dos textos muy diferentes, que en realidad tengo en mente desde hace ya mucho tiempo: un libro de jazz y otra novela, que también transcurrirá en la Argentina, pero lejos de Buenos Aires, en el Chaco».

•María Esther De Miguel («La amante del restaurador», «El general, el pintor y la dama», entre otros) «Tengo ya lista la mitad de una nueva novela que se llamará «El palacio de los patos». No se trata del palacio «real» homónimo que tenemos en Buenos Aires con ese nombre, sino de uno ficticio, habitado en cada piso por familias de apellidos «ilustres» (algunos reales y otros, no).

La trama es casi «orquestal», se cruzan personajes, historias e historietas -ambientada en los recientes años 90, con la Caída de la Bolda incluida- y hasta con un crimen (de una mujer, a medianoche).

Me divierto mucho escribiendo esta novela que bien podría considerarse como una novela de globalización».

•Mempo Giardinelli («La revolución en bicicleta», «El santo oficio de la memoria», entre otros) «Trabajo sobre varios textos a la vez: unos cuentos que escribo desde hace un tiempo y un libro que, aún no sé muy bien qué forma tendrá finalmente. Sólo puedo adelantar que está relacionado con un viaje que realicé hace muy poco por la Patagonia».

•Ana María Shúa («Los amores de Laurita», «La batalla entre los elefantes y los cocodrilos») «Me preparo para la salida -en agosto- de «Botánica del caos», un libro de 220 cuentos brevísimos (en la misma línea de «Casa de geishas» y «La sueñera»), agrupados en distintos temas (diagnósticos, plantas) y con la idea subyacente de que lo único que podemos tomar de la realidad, son fragmentos.La publicación de este libro -con ilustraciones de Ana Luisa Stok- es un privilegio: aunque en la Argentina hay una tradición muy fuerte del género -de la mano de Borges, Bioy Casares y Anderson Imbert-, casi nadie quiere publicar cuentos».

•Christian Kupchik («El camino de las damas», «Las huellas del río») «Estoy terminando de darle forma al que, espero sea el próximo libro para la colección de literatura de viajes «Planeta Nómade»; una recopilación que tiene como protagonista a México, un país que atrajo la atención de autores e intelectuales-viajeros de todo el mundo -como Humboldt y Artaud, sólo por mencionar a los más conocidos-, y del que ya tengo armado un elenco de 500 nombres». (Télam/AR)


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