¿Qué piensan los candidatos sobre energía y ambiente?

Un repaso por los planes de Javier Milei, Patricia Bullrich y Sergio Massa. Su potencial incidencia en el sector.

Por Juan José Carbajales (*)

Massa aprendió de los errores de Cristina, ordenó el sector y propone una convivencia pacífica con la industria bajo liderazgo de las empresas públicas; Milei aprendió de los errores de Macri y propone volver a los ’90 de manera gradual pero decidida; y Bullrich está aprendiendo de sus propios errores y recurre al salvavidas “Melconián”.


Javier Milei (LLA)


El candidato libertario ha construido su imagen pública a partir del enfrentamiento in totum con la “casta” política tradicional, lo que incluye las políticas “populistas” y pro-Estado llevadas adelante por los 5 gobiernos anteriores. No obstante, a la hora de presentar sus propuestas sectoriales ha desplegado un recetario que incluye tanto pócimas de extrema “libertad” como otras fórmulas más vinculadas a la gestión estatal o, al menos, a la sinergia público-privada. Así, mientras sus pocos referentes técnicos (Ernesto Rodríguez Chirillo) y las líneas macroeconómicas tienden a una “vuelta a los ’90 de Menem y la convertibilidad” (hoy dolarización), algunas de sus propuestas se emparentan con las políticas del gobierno macrista durante los 2 años del ministro Aranguren.

No obstante, pareciera haber matices frente a la gestión de 2016/17, tal vez producto de algunas ¿lecciones aprendidas?: la suba paulatina de tarifas, el cuidado de YPF (más no sea para dotarla de valor bursátil antes de su privatización), el rol necesario de ENARSA –sí que más acotado– y el rechazo frontal al financiamiento de China a obras de infraestructura (4° central nuclear y represas patagónicas). Así, mientras su ideario presagiaría un nulo protagonismo para el Estado en las políticas sectoriales, las declaraciones de sus exponentes han desdibujado ese supuesto, en una flagrante confusión al interior de esta plataforma.

Por otra parte, muchas de sus propuestas se enfrentarán con inmensas dificultades para conseguir aprobación en un Congreso fragmentado, no alineado y posiblemente renuente a tramitar sus proyectos de ley. Es más: el mecanismo constitucional de la consulta popular (art. 40 CN y ley 25.432), pensado en 1994 como paliativo a la habitual iniciativa del PEN vía proyectos de ley, solo será vinculante cuando sea convocada por el Congreso, no cuando es por iniciativa del Presidente. Este último sí podrá convocar a una no vinculante, pero –de ser aprobada por mayoría de votos– deberá pasar, necesariamente, por el Congreso para ser sometida al trámite ordinario de ley.

Párrafo aparte merece la situación de las provincias petroleras, donde el líder libertario no logró hacer pie en las elecciones locales a Gobernador y casi no llevó candidatos propios –o se terminó distanciando como en Neuquén. No obstante, ello no le impidió ser el candidato más votado. De allí que se imponga una articulación con espacios políticos subnacionales opositores (¿casta?). Nota destacada merece Santa Cruz, donde el gobernador electo C. Vidal, referente sindical-hidrocarburífero, plantearía una confrontación directa por inversiones de YPF.

En cuanto al alineamiento geopolítico, ha hecho hincapié en su acople a las potencias EE.UU. e Israel, ha descartado vinculación con países “comunistas”, el no ingreso a BRICS+, una pronta salida del Mercosur y una diplomacia agresiva con Brasil. Todo ello, mientras niega el Cambio Climático, lo que dinamita la agenda de descarbonización (habló de empresas contaminando ríos) y fomento a las renovables.


Patricia Bullrich (JxC)


La candidata ha intentado distinguirse del oficialismo vía sus referentes J. Iguacel y E. Apud, lo cual la ha acercado a la verba inflamada de Milei. No obstante, el resultado inesperado de las PASO parece haberla encorsetado en un no-lugar del que no sabe cómo salir y que la llevó a aferrarse in extremis del salvavidas “mediterráneo” de Melconián. Sus propuestas pendulan entre la visión más gradualista del neo-macrismo y el salto cualitativo del ideario libertario. Es una incógnita hacia qué vertiente estará tentada de inclinarse mientras revela una ostensible confusión para vertebrar su plataforma económica.

Es llamativo el esfuerzo por negar todo reconocimiento a las políticas del oficialismo como el impulso a Vaca Muerta vía exportaciones, el Plan Gas.Ar, la construcción del GPNK y el lanzamiento de la reversión del GNorte; así como a la política de segmentación tarifaria, aunque advirtió que avanzará en la quita total de subsidios a los ingresos medios (N3), con ayuda estatal solo vía ANSeS.

Por su parte, Melconian planteó un esquema claro: renegociación integral de los contratos de distribución eléctrica, convergencia rápida con los costos eficientes de producción, mantenimiento de la tarifa social, respaldo a la obra pública (gasoductos), y una nítida diferenciación del plan noventista de Milei de privatizar empresas públicas. Y queda por verse si incorporará a los referentes de HRL como N. Gadano.


Sergio Massa (UP)


El candidato oficialista ha trazado de manera explícita su hoja de ruta energética y ha convertido al sector hidrocarburífero (gas, infraestructura más litio), en columna vertebral de su esquema de poder:

(a.- Su ingreso al MECON significó el fin de las pulseadas intestinas (affaire Guzmán-Basualdo).

(b.- Designó a sus principales espadas (Flavia Royon en un claro rol de coordinación y liderazgo, más Martello, Garibotti y Ávila) y logró articular con funcionarios precedentes (Gerez, Bonetto).

(c.- Enhebró una relación simbiótica con autoridades políticas y técnicas de YPF (Presidente y CEO).

(d.– Extendió el Plan Gas.Ar hasta dic/2028y profundizó elproceso de segmentación tarifaria, en continuidad con las políticas sectoriales de sus dos colegas precedentes y un claro entendimiento de la industria.

(e.- Instaló al GPNK como hito fundante de su gestión con la épica política de las transformaciones socioeconómicas vía políticas públicas.

Hacia adelante, su predilección por mantener el control de la gestión sectorial con ENARSA y fondos presupuestarios, así como su articulación con la corporación energética, auguran una continuidad de las políticas y narrativas de corte mixto. Está claro: Massa ha “leído” a tiempo qué decisiones estructurales del gen kirchnerista habían dejado de funcionar, cuyo issue más importante es la recomposición tarifaria y la quita gradual y segmentada de subsidios a usuarios residenciales.


¿Importa quién gane?


Llamativamente, hay señales que indican que el resultado de las elecciones no será determinante para el sector energético, puesto que aquí se verifican líneas de continuidad que no existen en otros ámbitos de la vida pública. El consenso básico sectorial se resume en que la energía puede darle soluciones a la macroeconomía y, en un mediano plazo, equiparar al sector del agro como fuente de divisas. El lema es que el destino energético se juega en la macro, no a la inversa.

Párrafo aparte merece el prospecto libertario que presagia un desmantelamiento del Estado: de concretarse un modelo sin obra pública, aumento fuerte de naftas y tarifas, escasas ayudas estatales y desinterés por el mercado interno, se augura una profunda recesión económica y un “salto al vacío” social. Malas noticias para Vaca Muerta y el sector, que verá, en cambio, una apertura irrestricta vía exportaciones sin retenciones (si hay aval del Congreso).

(*) El autor es Abogado y Politólogo UBA, fue subsecretario de Hidrocarburos (2019-2020) y es director de la Consultora Paspartú.


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