Esta nutricionista enseña a ayunar comiendo para desintoxicar el cuerpo

Natalia Amengual es el creadora de Detox 21, el plan de tres semanas para mejorar la vida.

“Por lo general para sanar algún conflicto o temas de salud buscamos incorporar algo, aquello que supuestamente “nos falta”. Un detox, en cambio, trata de eliminar, de soltar, de buscar el vacío, la calma, de confiar en la capacidad de autoreparación de nuestra biología, de ordenar lo que ya hay y priorizar lo que más sirve al propósito, de frenar la alocada marcha del consumo, de buscar la sencillez, aprender a decir “no”, escribe Natalia Amengual, la joven nutricionista que acaba de publicar “Detox 21. Tres semanas para mejorar tu vida”, de editorial Planeta.

Ella es la creadora, justamente de “Detox 21”, el proceso de desintoxicación de toxinas a través de la alimentación consciente. Detox remite a “limpiarnos de las crecientes toxinas alimentarias y medioambientales”, afirma.


A raiz de este libro es que desde Yo Como entrevistamos a su autora, una nutricionista que guía para alcanzar el equilibrio y el mejor estado tanto físico como mental.

Tanto en su libro como en la entrevista con Yo Como Natalia comparte que en su formación como nutricionista en la Universidad de Buenos Aires aprendió los innumerables beneficios de una alimentación completa y balanceada, pero “no fue hasta que decidí aventurarme en la sabiduría de la naturaleza que comencé a entender a mi cuerpo y a lo que nos referimos cuando decimos salud”, sostiene.


Natalia Amengual, quien hoy vive en Traslasierra, en Córdoba. Desde ahí conversó con Yo Como.

“Cuando, como nutricionista recién egresada, hice las prácticas en el Hospital Español de la Ciudad de Buenos Aires, al estar frente a los pacientes me sentía extraña, como ajena a mí, solo cumpliendo un rol. Cuando se iban con su papel impreso, el mismo para todos, tachado y escrito encima, sentía que en realidad no los había ayudado, que en sus casas probarían la dieta pero que podría haberles dado más, muchísimo más. Ese sentimiento me acompañó todo el año que duraron las prácticas. No fue hasta que mi hermana mayor, profesora de yoga, me invitó a su nuevo Centro de Yoga, que había inaugurado en la ciudad de Ramos Mejía, que tuve un click: yo podía ir con mi título a donde quisiera y brindar mi profesión encontrando la forma que más se acercara a mí misma”, escribe Natalia en su libro. Y sigue:

“Y así lo hice, armé con ayuda de mi hermana mi primer consultorio en el Centro de Yoga y me abrí al estudio de la nutrición holística y alternativa. Atendí muchísimos pacientes con los que tomábamos té, charlaba sin tiempo límite y confeccioné unas guías de nutrición con las que sí sentía que los estaba ayudando y dando lo mejor de mí.Estudié Medicina Naturista en el Instituto Argentino de Terapias Naturales -donde me desarrollé como docente y también atendía consultorio-, Medicina Ayurveda como postgrado de la UBA y Medicina Comechingón junto a Ivone Lorenzo. Para esas tres disciplinas, sanar es limpiar y la alimentación es la estrella de la película. Y lo primero es el despojo, de diferentes formas pero con idéntico propósito: antes que nada, limpiar por dentro aquello que nos enferma. Esto tiene un nombre: ayuno”.


Hay todo un capítulo en el libro de Natalia Amengual dedicado a recetas de jugos de frutas y verduras.

En este punto es que Natalia desarrolla un “viaje interior”, como ella lo llama, hacia la medicina del despojo. En este proceso llegó a una primera aproximación más que interesante: como el ayuno es “una técnica extrema que implica un componente de crisis depurativa intensa y también de búsqueda espiritual, mi desafío fue encontrar un nuevo molde inclusivo, un proceso que pudiera realizar cualquier persona, con los beneficios del ayuno pero sin la abstinencia de alimento, sino a través del alimento, utilizado como agente purificador”.

Hoy, Natalia vive en Traslasierra, a los pies del Cerro Champaquí, en Córdoba. Es que un santo día se dio cuenta que para alcanzar la desintoxicación de modo genuino debía marcharse de la gran urbe. “La mudanza al monte vino como respuesta a una necesidad, una coherencia. Vivir de manera cada vez más natural nos terminó llevando a vivir en la naturaleza”, dijo a Yo Como. “Ahora mi vida transcurre alineada con los ciclos, el clima y la propia dinámica del lugar. Aquí el tiempo pasa diferente, las cosas se hacen igual pero mucho más tranquilo. Hay tiempo para todo, para trabajar, para la huerta y también para disfrutar de la vida al aire libre”, agrega.


«A los cereales les falta la lisina pero les sobra metionina. A las legumbres les falta metionina pero les sobra lisina. Si los unimos tenemos una proteína completa», recuerda Natalia Amengual.

¿Cómo fue tu formación? Le preguntamos. “Sigue siendo un viaje maravilloso. Primero vino la etapa de formación post académica. Desde que me egresé de la UBA tuve muchos maestros como la medicina ayurveda, la macrobiótica, la medicina aborigen. Todas ellas fueron aportando una nueva herramienta y ampliando la mirada”, responde.

En la charla que mantuvimos con ella insiste en que “cada vez estamos más expuestos a toxinas ambientales; el aire no es el mismo, eso ya se sabe hace tiempo, pero de un tiempo a esta parte tampoco lo es el agua, los alimentos, ni siquiera el clima. Como dice una amiga Macrobiotica: «en el supermercado no hay alimentos». Hoy la comida tiene agregados salidos de laboratorios como colorantes, mejoradores del sabor, estabilizantes, conservantes. Las semillas se modifican genéticamente. Los cultivos son fumigados permanentemente con agrotóxicos. Es crucial adquirir prácticas que colaboren con los órganos emuntorios del cuerpo (los órganos que eliminan toxinas como piel, riñón, pulmón, intestino, hígado) para liberar las toxinas y sumar, desde la alimentación, sustancias que eviten el estrés oxidativo y su consecuente envejecimiento celular prematuro. Por ello es que propongo Detox, ayudar al cuerpo en ese proceso al consumir una alimentación rica en antioxidantes y al eliminar todo lo que consumimos que puede sumar toxinas”.

Tremendo lo que dice… tremendo porque es cierto. Qué duda cabe.

“Para mi estar sano es una construcción cotidiana que requiere atención, presencia y priorizarnos. Y desde ya, tomar decisiones”, alienta y desafía al mismo tiempo.

“Consumir vegetales frescos, crudos, frutas y vegetales de estación: esa es la base de un detox. Luego se seleccionan los alimentos más depurarivos, como por ejemplo el apio, perwjil, kale, limón…”, recomienda.

“Todas las recetas que aparecen en el capítulo de Jugos a la carta son mis preferidos, allí tienen los jugos recomendados para cada órgano emuntorio, por ejemplo el mejor jugo para el hígado, el mejpr para la piel, etc. Van a ver que apio y manzana verde están en casi todo”, comenta. Es verdad, este capítulo maravilla.


«Ser feliz es muy sencillo, lo difícil es ser sencillo». Natalia recupera este proverbio zen en su plan Detox 21.

No es natural vivir haciendo Detox todo el tiempo, reflexiona Natalia, “así como no lo es que todo el mes sea luna nueva; más, sin esa luna nueva el ciclo no se regeneraría. Esto mismo le pasa al cuerpo: si no limpiamos, no vaciamos, no eliminamos, tampoco habrá regeneración. Sin la regeneración, acumulación tras acumulación, tarde o temprano deviene la enfermedad”.

Leer su libro, escucharla, hacer en casa sus recetas y recomendaciones de vida como meditar y hacer yoga, entre otras, es aceptar la ayuda para soltar las toxinas y las mochilas emocionales y así «conectarnos con nosotros mismos con el cuidado de nuestro cuerpo y con el presente”.

«Con ojos cerrados concentrá tu atención únicamente en cómo el aire entra y sale por los agujeritos de tu nariz, el aire los despeina, los hace danzar…. Andás más allá de la observación, buscá sentir esa danza, sentí el baile en tu nariz producido por el ritmo de tu respiración… comenzá a integrar a otros bailarines: tu garganta, tus pulmones…» así te invita Natalia Amengual desde su libro a que hagas ejercicios para el cuerpo emocional.

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