Hay que modificar ya el programa de crédito con el BID

MARTA BORDA (*)

Especial para «Río Negro»

El Gobierno Provincial ha festejado el primer crédito otorgado a una empresa hotelera rionegrina con recursos del programa de crédito tomado por el Estado Provincial con el Banco Interamericano de Desarrollo, después de más de 3 años de haber sido aprobado por el Directorio de ese organismo internacional. Al mismo tiempo ya se escuchan voces de las autoridades gubernamentales de que este Programa no funciona. Una y otra vez he planteado que es imprescindible modificar este Programa para que efectivamente pueda ejecutarse, concretamente que los recursos de crédito a largo plazo lleguen a las pequeñas y medianas empresas productivas localizadas en la Provincia, sean estas frutícolas, industriales, de turismo o cualquier otro sector de actividad. ¿Cuál es el principal problema? que los créditos se otorgan en dólares y por ende hay que devolverlos en esa moneda o en pesos al tipo de cambio vigente en las fechas de amortización y pago de los servicios de la deuda. ¿Quién puede estar dispuesto a tomar un crédito en dólares estadounidenses? solamente una empresa que exporte un alto porcentaje de su producción o que reciba un alto porcentaje de turistas extranjeros en el caso de la hotelería. Pero la mayoría de las PYMES no exportan, aún cuando su producción sea exportada por otros agentes económicos como en el caso de la fruticultura. Y nadie en el nuevo marco económico nacional sensatamente plantearía un programa de créditos a las empresas privadas en divisas. Con posterioridad al programa BID con Río Negro, la provincia de Mendoza hizo un programa similar, y actualmente San Juan está formulando otro, ambos estos últimos con características comparables: el componente de crédito a las empresas es en moneda nacional. ¿Se puede modificar un programa con el BID ? Sí. Más aún me consta que en el Banco Interamericano de Desarrollo hay grandes preocupaciones con este Programa, ya que su nivel de ejecución es bajísimo y las perspectivas futuras no son buenas. Extraoficialmente los técnicos afirman que es un mal programa. Alguien buscará justificativos, como que fue diseñado para otra Argentina. Pero no se trata de justificar porqué algo funciona mal, sino de hacer las cosas necesarias para que funcione bien. Así de simple. Para modificar el Programa se necesita voluntad política y capacidad técnica. Cambiar un programa porque no funciona bien debería ser natural en el ejercicio del Gobierno. Lo antinatural es continuar persistiendo en una dirección que no tiene salida. Capacidad técnica implica contar con un equipo profesional con capacidades para analizar conjuntamente con el BID una propuesta de reformulación del Programa. Muchas veces un Programa con el BID o el BIRF es reformulado, más aún se prevé en el mismo contrato de préstamo en el artículo pertinente referido a las eventuales modificaciones al Reglamento Operativo. Claro éste no se puede modificar unilateralmente, sino en acuerdo con el BID. Personalmente he participado en modificaciones de créditos con el BID, así que sé de lo que estoy hablando. En la Legislatura Provincial he planteado diferentes alternativas de reformulación, tanto en un pedido de informes al Ejecutivo como en el debate reciente del presupuesto 2006 donde insólitamente el Programa BID no tiene identificación presupuestaria, así como en muchas oportunidades en que he dialogado con las autoridades económicas y políticas del Estado provincial. Para que el componente de crédito llegue a las PYMES las operaciones deben ser en pesos. Una posibilidad es la que aplicó Mendoza: los recursos de contrapartida provincial (nominada en pesos) se destina al componente crediticio a las empresas, y el crédito nominado en dólares se canaliza al componente de inversión pública, tales como los caminos rurales y otras obras de infraestructura para mejorar la competitividad de la producción provincial. Complementariamente a lo anterior se puede plantear compartir con los bancos comerciales que intermedian los créditos a las empresas el riesgo cambiario implícito en las operaciones. Obviamente si un banco comercial se fondea en dólares del Programa BID y repasa los recursos a las empresas en pesos, o se establece un «seguro de cambios» o el crédito a las empresas será a plazos cortos, aún cuando el Programa prevea que pueden otorgarse créditos a 9 años de plazo con 4 de gracia. Las diferentes monedas en que se fondean las operaciones y se otorgan créditos a las PYMES naturalmente da lugar a plazos en los que la entidad financiera tiene seguridades de la estimación del valor del dólar a futuro, ya que si la empresa no honra el crédito, el Banco con sus recursos debe devolverle el dinero al Estado. Además, la tasa de interés será incluso superior a las vigentes en el mercado para operaciones crediticias fondeadas en la misma moneda, de modo que la Provincia se endeudó y terminaría canalizando recursos al sector privado en condiciones menos ventajosas que las que actualmente rigen en el sistema financiero para créditos en pesos. Tampoco es necesario un intermediario financiero, que percibe una comisión por intermediar entre el Estado provincial y la banca comercial. Podría crearse un Fondo Provincial para la Producción con recursos del BID y de otras fuentes, que transfiera recursos directamente a los bancos, a través de Convenios Subsidiarios de Préstamo, por ejemplo al equivalente a la tasa Libor. Eliminaríamos así un intermediario financiero innecesario y que no ha sido exigido por el Banco para otros Programas. Por ejemplo, los Programas de Modernización Tecnológica I y II, y el próximo (PMT III) a ser aprobado por el Directorio del BID el próximo 26 de abril, establece que la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, a través del FONTAR, organismo que dirigí entre 1995 y diciembre del 2003, repasa los recursos en forma directa a los Bancos comerciales a través de Convenios Subsidiarios de Préstamo. No hay nada que inventar, solamente hay que aplicar las buenas prácticas que han funcionado bien en otros programas del BID. Por último, para ejecutar un Programa de Crédito se establece lo que se denomina una Unidad Ejecutora, que es la responsable de la buena ejecución del Programa en el plazo previsto en el contrato entre el BID y el Estado provincial. Esta Unidad Ejecutora tiene que estar próxima a las autoridades económicas de la Provincia y a los beneficiarios potenciales del programa. Pues bien, injustificadamente la Unidad Ejecutora del Programa BID está en la ciudad de Buenos Aires. Finalmente, otras provincias con recursos presupuestarios están subsidiando las tasas de interés, hasta alcanzar el equivalente a cuatro puntos porcentuales de la tasa de interés de mercado que establece el Banco comercial de primer piso o sea el que otorga el crédito a la empresa, para inversiones de reposición y ampliación de la capacidad instalada, y un subsidio mayor para nuevas inversiones. Lamentablemente en Río Negro esta alternativa no se analiza. El Ministro de la Producción y el Secretario de Desarrollo Económico de la Provincia recién ahora están manifestando públicamente sus preocupaciones con el Programa BID. Nunca es tarde pero sí es hora de que tengan más abiertos los oídos para escuchar las propuestas constructivas que ha planteado una oposición política responsable, que cree que no hay que esperar a las próximas elecciones para mejorar la calidad de las instituciones de nuestro Estado provincial.

 

(*) Legisladora Provincial


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