Hidrógeno verde, petróleo negro

Martín Belvis

Prosecretario de Redacción. Nació en 1967 en Buenos Aires y comenzó en el periodismo a los 21 años. Durante 10 años cubrió noticias políticas de la provincia de Neuquén y más tarde fue el primer editor del suplemento de Energía del diario Río Negro, de cuya agencia Cipolletti fue jefe entre 2009 y 2013. Vivió una década en Bariloche, donde se desempeñó como jefe de su agencia. En Diario RÍO NEGRO desde 1991.

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El derrame desde uno de los caños maestros del petróleo de la cuenca Neuquina en Medanito enciende alarmas para el desarrollo minero que el gobierno quiere impulsar.


Difícilmente la realidad vuelva a mostrar un contraste semejante: el gobierno de Arabela Carreras tiene como buque insignia de su gestión el proyecto de una planta de producción de hidrógeno a partir de la energía renovable del viento pero en la otra punta de la provincia un caño de 40 centímetros de diámetro que lleva casi toda la producción de petróleo de la cuenca Neuquina dejó escapar millones de litros de crudo a la superficie. De verde a negro.

Y el año que está a semanas de comenzar tendrá a la minería como un actor importante en la economía de la provincia, con decenas de proyectos en procura de oro y plata esencialmente, y con procedimientos de extracción para nada amigables con el ambiente en función de los riesgos del uso del cianuro. Chubut enseña por estos días que es indispensable la licencia social.

Las promesas de controles ambientales se diluyen en el solvente de ese río de petróleo que quedó registrado en los videos tomados a pulso de celular.

Sería necio rechazar la producción de petróleo y cierta minería. Más terco aún es suponer que bastan normas estrictas para que las actividades sean sostenibles con la permanencia de la humanidad sobre el planeta.

La industria del petróleo y el gas dio pasos enormes en las últimas tres décadas en materia del cuidado del ambiente. Los que no lo reconozcan no conocieron las condiciones en las que se extraían hidrocarburos y se trataba todo lo que no fuera comercialmente útil.

Esa misma zona donde hace 10 días se produjo el derrame de millones de litros de petróleo estaba a finales del siglo pasado repleta de piletones donde se depositaba el agua que se extraía de las formaciones geológicas junto con el crudo.

Como el petróleo es más liviano que el agua, flotaba y era relativamente sencillo de recuperar. El resto se iba directo al río Colorado mediante cursos como arroyitos que cruzaban la ruta nacional 151.

Esa práctica se abandonó hace décadas. El agua se puede reinyectar y servir incluso para recuperaciones secundarias o terciarias.

El “cutting” o recortes de perforación ya no (siempre) se dejan a un costado de la locación.

En los campamentos en medio del desierto hay normas de seguridad e higiene que más de una empresa instalada en el centro de una ciudad quisiera que sus empleados respetaran.


Antes de prometer controles y sanciones, la provincia debería aprender de experiencias claramente exitosas, como la energía nuclear y la hidroelectricidad.


Y sin embargo todo eso no evitó que uno de los caños maestros de la cuenca Neuquina provocara semejante daño ambiental.

Hay de todos modos modelos de operación y control que dan esperanzas por su efectividad y sostenimiento en la propia provincia de Río Negro y en el país:

• Energía nuclear. Bariloche tiene un reactor nuclear de investigación, el RA-6, desde hace casi 40 años. Está en medio del oeste residencial y camino a decenas de excursiones turísticas. En Buenos Aires y Córdoba hay además tres centrales nucleares de potencia; la primera data de 1974. Hubo incidentes, pero nunca un colapso. Operación responsable, formación académica y controles a la altura.

• Grandes presas. Los ríos Limay y Colorado tienen obras de ingeniería de gran envergadura. Aguas abajo viven cientos de miles de personas. El Chocón cumplirá medio siglo el año que viene. A diferencia de las nucleares, estas centrales hidráulicas se privatizaron. Tanto los concesionarios como el Organismo Regulador de Seguridad de Presas trabajaron estos casi 25 años con profesionalismo y responsabilidad. Y así estas obras lograron superar incluso el estándar de seguridad de diseño.

La industria petrolera tiene recursos de sobra para financiar sistemas más que redundantes de seguridad. Y la provincia de Río Negro capta el 15% de la renta mediante regalías que bien podrían usarse para crear una modalidad de vigilancia y sanción efectiva.

Para cuando lleguen los australianos de Fortescue a desalinizar el agua del mar rionegrino para extraerle el hidrógeno, sería bueno que la provincia contara con controles de calidad demostrada en el campo de la minería.


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