Hugo Lapilover: compromiso social y político

Hugo Lapilover, abogado residente neuquino de la segunda mitad del siglo XX, nos dejó en diciembre pasado. Nació en Buenos Aires el 8 de diciembre de 1942, hijo de Benjamín Isidro Lapilover y Emma Iungman; tenía un hermano 16 años menor, Mario Jorge, abogado y fanático de Racing igual que él. Se recibió de bachiller en el colegio Bartolomé Mitre, donde fue presidente del centro de estudiantes. En 1966 obtuvo el título de procurador, escribano y abogado en la Universidad de Buenos Aires. En 1964 había colaborado en la revista “Barrilete”, una importante revista cultural de los 60: fue su responsable junto a Roberto Santoro, Gerardo Berensztein y Marcos Silber entre otros.

El 20 de julio de 1967 contrajo matrimonio con Viviana Gloria Sliapnic. Tienen dos hijas: Verónica, licenciada en Ciencias de la Comunicación, y Valeria, fonoaudióloga.

Ese año la pareja decidió radicarse en la ciudad de Neuquén: se hospedaron durante más de 30 días en el viejo hotel Confluencia, esperando la entrega de la casa que habían alquilado. En un principio trabajó en Fata Publicidad. Luego, durante más de 50 años, como abogado en forma independiente. Además de la profesión realizó otras actividades:

Fue socio del Centro de Residentes Santafesinos desde su creación: allí, junto a otras personas, plantó los primeros álamos sobre la calle Río Negro y delimitaron la creación de la cancha de fútbol, donde jugó como arquero por más de 25 años. A mediados de los 70 colaboró con don Jaime de Nevares realizando viajes a la Escuela rural Mamá Margarita en el Paraje Pampa del Malleo, cerca de Junín de los Andes, y a otros lugares del interior de la provincia, ayudando a las personas más vulnerables. En 1978 y 1979 organizó la primera Feria Internacional del Sur Argentino (Ferisur), relacionada con el agro, la industria y el comercio.

Luego se trasladó con su familia a Barcelona, España. Convalidó el título de abogado y se inscribió en los Colegios de Abogados de Madrid y Barcelona, donde se desempeñó en la profesión en un despacho jurídico con otros colegas argentinos. En ese país publicó dos libros: “El divorcio en España”, en colaboración con el Dr. Lisandro Brebbia, explicando los alcances de la nueva ley, y “El libro del Mundial 82”. A mediados de 1982 regresó a Neuquén. En esa época militó en el Movimiento de Afirmación Yrigoyenista (MAY), línea interna de la UCR. Los principios del MAY sintetizaban la democracia con función social convencional, el nacionalismo económico y un federalismo inclaudicable.

En 1984 fue responsable del área de Cultura del Club Atlético Independiente. En colaboración con Naldo Labrín, por entonces director de Cultura de la Municipalidad, organizó los conciertos del grupo chileno Quilapayún en el gimnasio del club y del pianista Lito Vitale en el Auditorio Municipal. En 1985 participó en la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH). Fue nombrado asesor del bloque de diputados provinciales del Movimiento de Integración y Desarrollo (MID) en la Legislatura de Neuquén en 1992. En el verano de ese mismo año aceptó el desafío de gerenciar el hotel La Goleta de Monte Hermoso para reposicionarlo. En 1996 formó parte del Consejo Directivo del Colegio de Abogados y Procuradores de Neuquén y fue delegado ante la Federación Argentina de Colegios de Abogados. Amplio currículum, imposible de resumir en este espacio.

En los últimos años se dedicó al asesoramiento de empresas y clientes particulares en los rubros de Familia y Derecho Comercial. Su hija nos escribió sentidas y justas palabras: “Papá amoroso, compinche, compañero”.

Hoy lo homenajeamos. Dejó un vacío enorme en la familia, entre todos los amigos, en todos aquellos que conociera allá en el Neuquén que lo supo recibir con los brazos abiertos.

Beatriz Carolina Chávez


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